Actualizado Martes, 12-05-09 a las 19:25
Si la «píldora del día después» se utiliza como una «segunda oportunidad» para evitar un embarazo no deseado por parejas a las que les ha fallado el método anticonceptivo o directamente no lo han usado, para el Gobierno ha sido también la última oportunidad de desviar la atención antes de un debate del Estado de la Nación en el que se prevé que José Luis Rodríguez Zapatero vuelva a quedarse solo en el Congreso defendiendo sus «brotes verdes».

No es la primera vez que el Ejecutivo socialista echa mano de una bomba mediática de carácter social para cambiar la agenda política del día cuando no les favorece. Así ocurrió con el anuncio de la reforma de la ley del aborto en septiembre de 2008, a la vuelta de vacaciones. A esas alturas Zapatero ya no podía seguir negando la crisis económica que sufría España, pero sí podía suavizar las críticas introduciendo una iniciativa polémica que generara un gran debate social a largo plazo.

Y es que el pasado marzo, cuando el número de parados superaba con creces los tres millones de personas, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, publicaba el informe de «sus expertos» en el que, además de dar el beneplácito a la extensión de las semanas permitidas para interrumpir un embarazo, se abría la posibilidad de que las jóvenes de 16 años pudieran abortar sin permiso paterno. Y tendrá un tercer capítulo, porque la aprobación del anteproyecto de ley de reforma de la ley del aborto está prevista para antes de verano, aunque tal y como están las cosas nunca se sabe si habrá que echar mano de ello antes.

Al Gobierno de Zapatero le ha salido rentable, al menos hasta ahora, la puesta en marcha de lo que ellos denominan «políticas de progreso». A falta de una política económica efectiva, el Ejecutivo intenta esconder sus flaquezas potenciando unas medidas sociales que rozan lo demagógico, como la devolución de los 400 euros en la declaración de la renta, que vendieron como un «regalo del Gobierno al contribuyente». O la ley de matrimonios homosexuales, que llegó para sorpresa de todos en 2005, tras un primer año de legislatura en el que lo único que habían conseguido vender era la retirada de las tropas de Irak.

Ahora le ha tocado el turno a la píldora postcoital, un tema polémico no sólo por la controversia que suscita el debate sobre si es abortiva o no, sino porque el Gobierno socialista vuelve a dar un paso más y aviva la polémica al autorizar su venta en farmacias sin receta, a pesar de ser un medicamento, y sin límite de edad. Un nuevo «golpe de efecto» en opinión del PP, que ya ha pedido a Zapatero que se deje de «efectismos» y se centre en el debate sobre el Estado de la Nación porque lo que se está debatiendo es «una España con cuatro millones de parados».

Por su parte, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, ya ha salido a desmentir que se trate de una cortina de humo y ha criticado que se les acuse de intentar desviar la atención cada vez que presentan una política diriga a las mujeres. Seguramente Pajín es de las que cree en las casualidades.

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