Los fármacos antivirales para pacientes afectados por la gripe porcina no se podrán administrar sin receta médica, sólo se dispensarán en hospitales. Ya se han transmitido instrucciones a las farmacias para que no vendan estos medicamentos directamente a los ciudadanos. Así lo indicó ayer la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, en una comparecencia con carácter de urgencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, donde se sometió a una batería de preguntas planteadas por los diferentes grupos parlamentarios. De esta forma, el Gobierno no sólo intenta garantizar la distribución de estos fármacos sino, como explicó Jiménez, «debemos ser precavidos para que un uso indebido (de los antivirales) no provoque la resistencia al virus».

Otra de las medidas «inmediatas» que se adoptarán será reforzar los servicios de sanidad exterior, para que exista un mayor control en puertos y aeropuertos. Para ello se habilitará a profesionales sanitarios de comunidades autónomas y de la Administración General del Estado que de «manera específica» pasarán a reforzar estos equipos.

El Gobierno también está dispuesto «si fuera necesario» a crear una red de laboratorios de referencia. Hoy día, sólo el Instituto Carlos III es el centro de referencia para realizar las pruebas con las que detectar el virus A/H1N1.

La titular de Sanidad no adelantó ninguna iniciativa más, ya que hay que conocer la evolución de la epidemia. «Tenemos que responder según en la fase que nos encontremos», explicó. Además, las decisiones se deben adoptar de acuerdo con las recomendaciones que vaya dictando la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea. No obstante, apuntó que todos los protocolos están activados para afrontar la nueva crisis y envió un mensaje de tranquilidad: «Está todo previsto para cualquier eventualidad que pueda surgir». Por ejemplo, hay diez millones de antivirales en reserva que son «suficientes».