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La Policía interroga al amigo que acompañó a Marta del Castillo a su casa antes de desaparecer

La familia de Marta del Castillo Casanueva, la menor desaparecida el pasado sábado por la noche cuando regresaba a su casa de la calle Argantonio, donde supuestamente la dejó un amigo -como adelantó ayer ABC de Sevilla- siguen viviendo una auténtica pesadilla, ya que todavía no hay rastro de la joven.

Sin embargo, la Policía Nacional sigue investigando el caso y en el día de ayer interrogaba al joven que, según él mismo dijo a los padres de Marta, la acompañó a su casa. El chaval, de 19 años y de nombre Miguel, prestó declaración, sin que haya trascendido la información facilitada a los agentes del Grupo de Menores, que son los que se han hecho cargo de un caso que sigue teniendo demasiados cabos sueltos. Como ya adelantó este periódico, Antonio del Castillo, padre de Marta, pudo hablar con este joven en un primer momento, pero luego el móvil aparecía desconectado. Algunas fuentes señalan que podría tratarse de un chaval de la zona de León XIII, aunque otras lo sitúan en la localidad de Camas.

En este sentido, todo parece indicar que Marta salió en la tarde del sábado pasado con este amigo y otro más, y estuvieron por la zona de Triana. Posteriormente, y siempre según la información facilitada por Miguel al padre de la menor, éste la habría dejado es la esquina de su casa, sobre las nueve y media de la noche.

Sea como fuere, la Policía mantiene abiertas distintas vías de investigación. En la mañana de ayer, varios agentes procedieron a llevarse del domicilio de Marta el ordenador portátil de ella, así como una agenda y otros efectos, con la intención de encontrar alguna pista que pudiese llevarlos hasta la menor.

Incluso en el día de ayer, la Policía Local, que desde primeras horas de la mañana ya tenían la orden de búsqueda de la menor, acudió a El Corte Inglés-Hipercor de Sevilla Este al haberse recibido una llamada en la que se indicaba que podría haber una chica con características parecidas a Marta. Desgraciadamente, todo resultó ser una falsa alarma.

Movilización

Mientras esto ocurría en las dependencias policiales, el número 3 de la calle Argantonio se convertía ayer en el centro de toda la atención no sólo de los vecinos y amigos del barrio, sino de toda Sevilla. Desde primera hora de la mañana se dieron cita en el portal del edificio multitud de medios de comunicación así como vecinos y conocidos. Nadie se explicaba qué era lo que había podido ocurrir. Los vecinos consultados hacían siempre referencia a la bondad de la chica y a su forma de ser, jovial y alegre, por lo que no encontraban explicación alguna para lo ocurrido.

En el décimo piso, la familia de Marta intentaba sobrellevar como podía las horas que iban transcurriendo sin tener noticias. Sus abuelos maternos, sentados en el sofá del salón, contemplaban las distintas fotografías de la nieta. Tersa, la abuela, conteniendo como podía las lágrimas, sólo acertaba a decir que «lo único que quiero es que nos la devuelvan sana» mientras se aferraba a las fotografías de Marta.

Javier Casanueva, tío de la menor desaparecida, explicaba que la Policía seguía investigando el caso, a la par que hacía referencia a que es «una niña normal, que no tiene problemas con sus padres. Incluso cuando sale, suele llamar a su madre y le dice dónde está o si va a algún otro sitio. Una muchacha normal y corriente».

El tío de Marta pidió la colaboración de todos aquellos «que puedan aportar algo sobre el paradero de Marta, cualquier ayuda será bienvenida».

Mientras, los padres de Marta permanecían en alguna habitación de la vivienda, sin duda esperando a que sonase el teléfono dándoles la noticia de la aparición de Marta.

Rastreo y carteles

Por otra parte, desde primeras horas de la mañana de ayer, los familiares de la joven comenzaron a distribuir por todo el barrio carteles con la fotografía de Marta, en la que se pedía colaboración por si alguien podía pudiese aportar algún dato. Carteles que fueron colocados no sólo en paredes sino también en establecimientos y repartidos en mano a los vecinos del barrio.

Igualmente, la misma noche de la desaparición, amigos y familiares estuvieron rastreando las distintas zonas de ocio por las que se suele mover Marta los fines de semana. Una búsqueda, desgraciadamente, que al cierre de esta edición no había dado sus frutos.

Silencio en el colegio

Mientras, el Colegio San Juan Bosco, donde Marta cursa en estos momentos cuarto de ESO, llevaba su ritmo diario de un lunes de clases. Incluso la Policía acudió para hablar con los compañeros. Desde la dirección del centro se hacía hincapié en que no se haría ningún tipo de declaraciones. Esa misma disposición mantuvieron los compañeros de clase y el resto de alumnos del colegio, que no quisieron opinar sobre esta situación para que así todo esté centrado en el hallazgo de Marta cuanto antes.

FOTOS: PEPE ORTEGA

Teresa, abuela materna de Marta, ayer contemplando varias fotografías de su nieta

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