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El Madrid, en estado de supervivencia

La «Ley de Murphy» es una forma de explicar los infortunios en todo tipo de ámbitos que, a grandes rasgos, se basa en la frase: «Si algo puede salir mal, saldrá mal». Y en el Real Madrid ahora mismo alcanza su máximo desarrollo. Comienzan a agotarse todo tipo de subterfugios para catalogar la crisis de juego y de identidad en la que se encuentra inmerso el primer equipo.

La derrota frente al Sevilla y el continuo goteo de contratiempos, bien en forma de lesiones o de expulsiones, ha conducido al club, al cuerpo técnico y al vestuario a declarar el «estado de supervivencia». La consigna es acabar el año lo mejor posible para coger vacaciones y cambiar el traje con vistas al siguiente tramo.

En todas las capas institucionales se trabaja para salir del atolladero. En la dirección deportiva se acumulan los problemas. Ayer supieron que Diarrá será baja hasta el próximo año. Otro revés. Otro quebradero de cabeza. Tendrá que sopesar si refuerza ese puesto en el mercado de invierno porque es muy probable que tampoco puedan contar con Rubén de la Red. En una reunión con el entrenador se valorará la búsqueda de otro fichaje.

Sufrimiento constante

La situación del Real Madrid corrobora la teoría del caos. No se ha dado importancia a pequeños detalles -planificación, fichajes, edad de la plantilla...- del pasado y en estos momentos cualquier variación, ya sea en una milésima o una millonésima, constituye una pequeña muesca que modificará el sistema hasta el punto de hacerlo imprevisible e insoportable.

El equipo acusa el sufrimiento constante y se ha convertido en un objetivo fácil para los rivales. Dentro ha calado la sensación de que hagan lo que hagan el resultado siempre será el mismo. Negativo. Hiriente. Frustrante. La mayoría de los futbolistas no ven el final del túnel. Se hallan en una encrucijada con niebla porque al vestuario sólo llegan noticias desalentadoras.

Schuster, por su parte, acusa el desgaste. Cada día está más callado y más decepcionado con las decisiones que tomó el club en la pretemporada. Ya no se tapa y deja continuos mensajes ambiguos en público, que sólo contribuyen a crear más confusión.

Pese a todo lo que está cayendo, los jugadores quieren ser positivos. No se van a dar por vencidos. Saben que la visita al Camp Nou el sábado puede suponer un punto de inflexión en el camino del caos. Una derrota supondría un descalabro importante y todo lo que no sea perder levantaría la moral de la tropa.

Para mostrar la cara más pragmática siempre está Raúl. El capitán se puso ayer ante los medios y solapó la reflexión de Schuster después del partido frente al Sevilla en la que decía que era imposible ganar en el Camp Nou.

«La plantilla está convencida de que el sábado podemos ganar. El Barcelona está en un buen momento. En las últimas temporadas se nos ha dado bien. El entrenador nos ha dicho de puertas para adentro es que podemos ganar a cualquier equipo y al Barcelona».

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