«No existe ningún animal tonto»

Patrick Fiftze, investigador del CSIC, participa en una investigación sobre el comportamiento de las lagartijas que ha descubierto cómo estos reptiles son capaces de distinguir a su parientes por el olfato.
«No existe ningún animal tonto», explica a Efe el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en comportamiento animal del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, Patrick Fiftze.
La inteligencia en el mundo animal hay que entenderla como «la capacidad para adaptarse al medio ambiente».
Los pinzones, que sirvieron a Darwin para desarrollar su teoría de la evolución, presentan picos diferentes según su fuente de alimento. Además, son capaces de utilizar los palos como herramientas para extraer las orugas que se esconden en los árboles.
Los monos van más allá e incluso adaptan las ramas para que tengan el diámetro justo que exige el agujero del que desean obtener el alimento.
Los cuervos son capaces de tirar nueces a la carretera para que los automóviles las partan.
Hormigas «pulgarcito»
En orientación espacial, llaman la atención los pulpos. Los moluscos cefalópodos, en apariencia arcaicos, poseen una sorprendente capacidad de orientación dentro de las laberínticas rocas en las que se esconden de sus enemigos. Aunque el sentido de la orientación es, aclara Fiftze, algo común a casi todos los animales.
Las hormigas, por ejemplo, dejan huellas en el suelo para poder regresar a sus nidos. Y las aves migratorias y las mariposas emprenden cada año larguísimas travesías para llegar a sus lugares de cría.
En cuestión de memoria hay estudios que apuntan que los monos son mejores que muchos humanos jugando, por ejemplo, a recordar cartas con dibujos o fotos en el mínimo tiempo posible.
Enamoran por el oído
Fiftze participa en una investigación sobre el comportamiento de las lagartijas que ha descubierto cómo estos reptiles son capaces de distinguir a su parientes hasta el segundo grado de consanguinidad sólo por el olfato. Su sentido también les sirve para distinguir a sus depredadores y ponerse en guardia contra ellos.
Y a la hora de buscar pareja, los estorninos son de lo más avispados: aprenden el canto de otras aves para triunfar durante el cortejo. Estas ruidosas aves son capaces de imitar hasta 20 tonos diferentes, y a mayor variedad de cantos mayor éxito a la hora de atraer a las hembras.