Cuatro años después de adjudicarse el cementerio nuclear al municipio de Villar de Cañas (Cuenca), el futuro del ATC vuelve a estar en el aire. El nuevo gobierno socialista de Castilla la Mancha no lo quiere. Y para impedirlo ha decidido multiplicar por 25 una zona de protección de aves hasta alcanzar los terrenos donde supuestamente va el almacén nuclear. De momento, los trabajos se paralizan pero el gobierno central avisa que el Estado también puede adoptar "declaraciones de interés nacional". No es solo un conflicto político. Hay informes desfavorables sobre la calidad de los terrenos. El retraso que acumula ya el proyecto, debería estar listo en 2017, ha obligado a cuatro centrales a construir sus propios almacenes de residuos junto a las centrales.
