Trabajaban siempre de noche. Escogían un cajero automático, y pegaban un trozo de cinta de video en la ranura donde se mete la tarjeta. Cuando la víctima sacaba dinero, se quedaba retenida. Los ladrones habían simulado un teléfono de incidencias. Así conseguían que las víctimas les llamaran. Una vez conseguían el pin y recuperaban las tarjetas de los cajeros, sacaban el dinero o hacían compras. En menos de un año, consiguieron 70.000 euros. La policía ha detenido a seis personas. Los dos cabecillas de la banda se encargaban de manipular los cajeros. El resto, hacía las funciones de buen samaritano que ayuda a la víctima. Los mossos recomiendan tomar precauciones cuando se va a sacar dinero. Los detenidos han quedado en libertad con cargos.