Los 10 cafés más asombrosos de Londres

Los 10 cafés más asombrosos de Londres

En antiguos urinarios públicos o rodeados de gatos, estos son algunos de los lugares más originales para relajarse y charlar

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En antiguos urinarios públicos o rodeados de gatos, estos son algunos de los lugares más originales para relajarse y charlar

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  1. The Attendant, tomar café en un antiguo urinario

    Bajo Foley Street, muy cerca de Oxford Circus, se oculta un pequeño local subterráneo que probablemente hoy huela mejor que hace un siglo. En 1890, los caballeros victorianos acudían allí a hacer sus necesidades fisiológicas. Tras una reforma de más de 100.000 libras y grandes dosis de imaginación los baños públicos se han convertido en una cafetería gourmet. A primera vista puede causar el rechazo de los más escrupulosos. Para no perder el encanto de la época, varias características originales se han conservado. Las mesas para tomar café son precisamente los urinarios de porcelana originales, fabricados por Doulton & Co a finales del siglo XIX. Las paredes y el suelo lucen los azulejos de la época. La oficina del encargado de estos lavabos públicos, que se completaba con la ventanilla de pago, se ha reconvertido en la pequeña cocina del establecimiento. El encargado, «the attendant» en inglés, es lo que da nombre al local.

    Más de uno se preguntará cómo unos baños han llegado a convertirse en cafetería. Sus nuevos propietarios, Peter Tomlinson y Ben Russell, vieron el cartel de «Se Alquila», mientras un nutrido grupo de jóvenes tomaba unas pintas a las puertas de un pub cercano. Lo vieron claro; montar un café allí.

    Todos los que sigan obstinados en la idea de que aquello fue un baño público deben saber que el chef del local trabajó en el prestigioso restaurante Pollen Street Social, con una estrella Michelin. El café procede de una exclusiva fábrica de King´s Cross y la leche de 120 vacas afincadas en una granja de Somerset.

    Si el tiempo acompaña, algo que no ocurre con demasiada frecuencia, se puede degustar el café y todas las delicias que ofrece el menú en los bancos del exterior que se enganchan a la verja a través de la que se accede al interior.

  2. Cereal killer

    Aunque para muchos no deja de ser un desayuno de niños, siguen encandilando a grandes y pequeños. Los amantes de los cereales tienen una cita en el 139 de Brick Lane, en el barrio de Shoreditch, el próximo 10 de diciembre. Ese día se inaugura la primera cafetería en Londres con 100 variedades diferentes de cereales. Cada cliente puede personalizar su bol con 12 tipos de leche y 20 toppings para añadir a sus copos de trigo.

    Los precursores de esta idea son los gemelos Alan y Gary Keery que recuerdan su infancia asociada a este tipo de desayuno. «Recordamos lo emocionantes que eran los cereales cuando éramos niños y eso es lo que estamos tratando de recrear en nuestra cafetería, por lo que estará rodeado de un montón de recuerdos de cereales para despertar la nostalgia en todos nosotros. Estamos poniendo nuestro propio toque en un tazón regular de cereales, ya que permite personalizarlo con diferentes leches y coberturas».

    Ya han anunciado  que servirán algunos de los «cereales más emocionante de todo el mundo», como Oreo o procedente de Corea del Sur y Poppin’ Fruity Pebbles de América que tienen una dulce mezcla de frutos del bosque y caramelo. El local se está decorando con una gran colección de 80 cajas «vintage» de cereales incluyendo envases de Pokémon, Bill y Ted, La familia Addams y Cabbage Patch Kids.

    Los que no encuentren mayor atractivo en los cereales y puede optar por un café acompañado de una pieza de tarta o una tostada.

  3. Ziferblat, el primer café que cobra por minuto

    En Ziferblat, cuyo significado es esfera del reloj en ruso, todo es gratuito. Café, té, repostería, galletas, tostadas e incluso la conexión a internet. El valor material de las cosas se diluye para cederle el protagonismo al tiempo. Este café, como si se tratara de un parquin, cobra en función de lo que se alargue la estancia, con una cuota de tres peniques, aproximadamente cuatro céntimos de euro, el minuto. Un lugar no apto, por supuesto, para aquellos que al calor de una taza de té pretenden apalancarse para el resto de la tarde. 

    En la entrada, cada cliente recibe un reloj despertador y se apunta la hora de llegada. A partir de ese momento será libre para consumir una taza de café, dos o tres, acompañada de tantas pastas como desee, pero deberá ser él mismo el que se prepare su tentempié. El local, en pleno Shoreditch, el este londinense donde florecen las tendencias más innovadoras, no dispone de servicio de camareros y además se invita a la gente a fregar lo que ensucie antes de abandonar el local. Éste podría ser un elemento que disuadiera a la clientela, pero a juzgar por el estado del café un domingo por la tarde, no parece que los británicos tengan mucho reparo en agarrar el estropajo.

    En la cocina, cuesta encontrar dos tazas del mismo color o dos cucharillas del mismo juego de cubertería y lo mismo ocurre con el mobiliario, donde la tendencia de mezclar colores, diseños y acabados imprime carácter y creatividad al local. Los clientes aguardan junto al balcón, convertido en un frigorífico improvisado donde se almacenan las botellas de leche, para prepararse un té.

    «Los londinenses han entendido la idea al instante Es divertido ver a la gente haciendo cola para lavar sus platos, a la vez que se ponen a charlar con la persona que está detrás. Pensamos en nuestros clientes como micro inquilinos, todos compartiendo el mismo espacio», comenta el propietario Ivan Mitin. 

  4. Lady Dinah´s Cat Emporium, los gatos son los anfitriones

    Grumpy Cat, Lil Bub o Keyboard Cat son sólo algunas de las estrellas felinas cuyos videos suman cientos de seguidores en la red. La fiebre por los gatos está en plena efervescencia y ha saltado del mundo virtual al real. Lady Dinah’s Cat Emporium es un acogedor salón de té, decorado al estilo vintage y naïf, donde se puede disfrutar de café, té y pasteles en compañía de un montón de gatos. Mientras uno elige lo que va a tomar los felinos corretean entre las piernas de los clientes para que los acaricien, saltan por escaleras especiales para ellos y hacen de las suyas. Además también puedes llevar al tuyo.

    Los propietarios son muy cuidadosos con la higiene tanto de los gatos como de los clientes, que deben lavarse las manos en la puerta. La idea de crear una cafetería en compañía de felinos se popularizó en Japón para que los trabajadores estresados se relajaran acariciando un felino mientras toman un capuchino o café con leche. La versión londinense, desarrollada en un local del siempre trendy Shoreditch, ha sido llevado a cabo gracias al crowfunding, ya que por supuesto, su dueña, Lady Dinah, además de preparar un rico tentempié recauda fondos para la protección de los gatos.

  5. Look mum no hands, el local para los amantes del ciclismo

    No se exige mallot para acceder al local, pero más de uno vestirá el equipo completo de ciclista. De la pasión entre el buen café y las dos ruedas nacieron en Europa los denominados Cycle Café. En 2010, Sam y Nik abrieron Look Mum no hands (Mira mamá, ¡sin manos!) en el barrio londinense de Islington.

    Sus dueños promueven la afición por las dos ruedas como parte de un estilo de vida. Por eso, además de cafetería, Look Mum, no hands! ofrece un taller de reparación de bicis y organiza cada mes varios workshops y exhibiciones. Está abierto durante todo el día, desde el desayuno hasta la cena. El menú está compuesto de fruta fresca, ensaladas, empanadas (los famosos pies ingleses) y platos calientes como pasta, verduras rellenas al horno o sopas. Las tartas y bizcochos son caseros, mereciendo una mención especial el pastel de jengibre de Liz, una pastelera del barrio. 

    La decoración también está salpicada con motivos ciclistas; bicis de diseño que parecen observar por la ventana, cojines con estampados ciclistas o ruedas que cuelgan del techo.

    Aunque uno no sea un fanático de la bicicleta, la cafetería es un lugar muy recomendable para tomar un café y disfrutar del ambiente animado.

  6. Scooby's Boutique Coffee Bar, merienda con tu perro

    Para Lisa Owen Jones, de 44 años, dejar a su perro solo en casa mientras ella acudía a trabajar suponía un auténtico calvario. Después de 20 años como marketing manager, abandonó su carrera para cumplir su sueño; abrir una cafetería para perros.

    En tan sólo unos meses, Scooby´s botique bar, en Muswell Hill, al norte de Londres, ya se ha convertido en un local de referencia entre los residentes de la zona con mascotas. El menú incluye chupa chups para perros, galletas de queso, huesos, perro-gestives y puppaccinos. Además organiza fiestas de cumpleaños y eventos.

    Lisa había trabajado en la música clásica durante más de veinte años, y no tenía ninguna experiencia relacionada con la hostelería. Sin embargo, todo cambió cuando unas Navidades su madre le regaló un cachorro de fox terrier. Cansada de dejar a su perro en casa y no poder acceder a ningún establecimiento con él decidió dar el paso. “Me cansé de estar de pie bajo la lluvia bebiendo café. Nunca me permitían entrar con Florence. Ahora los humanos y los perros pueden disfrutar de una bebida agradable mientras se refugian de la lluvia o disfrutan del sol a través de los cristales”. En este local todos son bienvenidos y Lisa incide en que no es necesario tener un amigo de cuatro patas para tomarse algo en Scooby.

  7. Draught, un café que da mucho juego

    El Trivial, Party, Tabú… Quién no ha pasado una apasionante tarde de domingo entregado exclusivamente a combatir a sus amigos a cualquier juego de mesa. A pesar del auge de los juegos online y los videojuegos, aún siguen quedando muchas almas tradicionales que disfrutan reuniéndose para tomar algo y de paso echar una partida.

    Ése es el objetivo con el que abre, Draughts en Hackney, al este de la capital; dispone de una colección de más de un centenar de juegos de mesa diferentes, que harán volar el tiempo. Los responsables de Draughts son dos jóvenes, Toby Hamand y Nick Curci, que acaban de lanzar una campaña de Kickstarter para recoger fondos para los últimos retoques en la cafetería. Cuando se les pregunta por el tipo de juegos que ofrecerán se piensan la respuesta dos veces: «es difícil escoger, ya que todos los años salen al mercado unos mil juegos nuevos, pero la oferta estará basada en los más populares, ya sean clásicos o novedades».

    A medida que el nuevo local vaya ganando adeptos comenzarán a organizar torneos y eventos con diseñadores de juegos de mesa para que enseñen al público a los secretos.

    La cafetería abre diariamente a las 11 de la mañana. La entrada son 5 libras o 3,50 si uno se hace socio y permite jugar tanto rato como uno desee. Por supuesto, el menú ofrece una gran variedad de bebidas calientes y sándwiches. Una magnífica opción para recuperar las tardes de la infancia.

  8. Biscuiteers boutique, máster en galletas

    La repostería adquiere un papel protagonista en todas la reuniones familiares. Tras el auge de los «cupcakes», Harriet Hastings y Stevie Congdon decidieron abrir un local en Notting Hill para explorar el lado más divertido de las galletas a través de diversos talleres. Por lo general son grupos de seis a diez personas. Durante la sesión de dos horas se ofrece un sinfín de técnicas culinarias; desde elaborar la masa de las galletas a utilizar diferentes cortadores y hornearlas de forma correcta, preparar la grasa, teñirla y decorar las galletas con Royal Icing y Fondant o texturizar y utilizar distintas herramientas de decoración.

    Para reponer fuerzas, los participantes son deleitados con una bebida caliente, canapés y una copa de champagne para celebrar. Al finalizar, reciben una latas de galletas para mantener a salvo sus creaciones, así como una bolsa de regalos que contiene el primer libro Biscuiteers y un delantal.

    Los que prefieran participar únicamente en el proceso de llevarse la galleta a la boca, pueden disfrutar del Afternoon Tea por 40 libras o degustar sus tartas, cup cakes, helado artesanal, macarons y chocolates personalizados. ¿Por qué regalar flores cuando puedes enviar galletas?, se preguntan los propietarios.

  9. Nana, como en casa

    Llega un momento en el que nadie tiene tiempo para ellos. Muchos empiezan a considerarlos como un estorbo y quedan sumidos en una larga soledad. Cada vez son más las personas que al llegar a una cierta edad no encuentran con qué llenar su tiempo. De ahí surgió la idea de montar una cafetería donde las señoras mayores de la zona son las auténticas protagonistas. Ponen de manifiesto su talento, su conocimiento y experiencia cocinando exquisitas sopas caseras, hamburguesas, pasteles de carne recién horneados y otros alimentos preparados con mucho mimo.

    La cafetería, está alojada en un antiguo baño público para mujeres en Chatsworth Road. Tras una restauración, habilitaron dos salas, una interior y otra en una terraza en la azotea. Muchos de los elementos originales, como las baldosas del suelo y las paredes, se mantienen.

    El establecimiento abre de lunes a viernes de 9.30 a 17.00 y los precios son muy competitivos. Los platos principales oscilan entre las tres y las seis libras y por una libra más se puede tomar tanto té como se desee. Para engrosar el personal del café sólo es necesario ser mujer mayor de 55 años, con ganas de ensuciarse las manos y echar toda la carne en el asador. Los turnos son de unas tres horas por semana y a cambio reciben comida y bebida gratis. Después de tres meses de voluntariado se entra a formar parte de la organización recibiendo un beneficio económico cada seis meses, cuya cuantía depende de los turnos trabajados.

  10. Cabmen´s Shelters, café para taxistas

    En 1875 se estableció en Londres el Cabmen´s Shelter Fund. Un grupo de filántropos victorianos se apiadó de los hombres que conducían los coches de caballo durante horas interminables a la intemperie y decidieron construir 61 pequeñas casetas verdes, donde pudieran tomar un tentempié y descansar unos minutos. Posteriormente fueron utilizados por los conductores de los típicos black cab londinenses.

    Como ocupaban la vía pública, no podían ser más largos ni anchos que un coche de caballos con su caballo. Tenían una pequeña cocina y sillas y mesas para hasta trece cocheros. Se prohibía expresamente el juego, las bebidas alcohólicas y la blasfemia.

    Aún existen trece casetas, todas ellas protegidas como monumentos protegidos. Aunque el acceso se restringe a taxistas donde paran para tomar una taza de té, durante jornadas de puertas abiertas y visitas organizadas se puede echar un vistazo en su interior y adentrarse en el fascinante mundo de los auténticos conocedores de la ciudad.

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