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Las gigantescas y poco conocidas rocas rojas de Huesca

En el Reino de los Mallos, las formaciones geológicas alcanzan los 300 metros de altura

Las gigantescas y poco conocidas rocas rojas de Huesca juanedc

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Huesca es un libro abierto de historia del arte. Un paseo por su compleja majestuosidad ofrece retazos de los movimientos arquitectónicos más importantes, desde el románico de San Pedro el Viejo hasta los edificios más modernistas, como el Casino o el edificio de la Diputación provincial. Muy cerca se encuentra además el denominado reino de los Mallos, un paraíso natural para los amantes del turismo rural. Huesca sorprende a sus visitantes por su armonía y convivencia de respeto entre el legado de distintas generaciones y culturas. Y es que los diferentes estilos de sus monumentos recogen la identidad de Huesca como un prodigioso conjunto. Además, la provincia se engalana de preciada y única naturaleza, como el reino de los Mallos.

En Huesca es un imperativo aplacar las prisas, desplazar el reloj y olvidarse hasta del calendario para disfrutar cada uno de los rincones que surgen al paso.

Ubicado en el centro de la antigua ciudad musulmana, San Pedro el Viejo lleva el apelativo de ancianidad para distinguirlo de la catedral bajo la misma advocación. Tesoro del estilo romántico, peina sus canas con la elegancia propia de sus preceptos estéticos.

Catedral de Santa María

La construcción de la Catedral de la Seo de Santa María de Huesca se inició en el siglo XIII y no fue concluida hasta tres siglos más tarde. Su tardía edificación en relación a catedrales vecinas se debe sin duda a la vigencia del culto musulmán hasta tiempos del gótico, estilo en el que fue edificada la Seo de Huesca.

Situada en pleno casco antiguo en lo alto de una colina, tiene tres hermosas naves con capillas laterales, confiada su construcción a iniciativas particulares que confieren singularidad al conjunto. Junto a la mezquita, se alzó en el XII la pequeña iglesia de Santa María de la que se conserva un pórtico compuesto por tres arquivoltas.

Aunque en marzo de 1500 se dan por finalizadas las obras de la Catedral, prosiguen las tareas de embellecimiento de su exterior. Así, Damián Forment recibe el encargo de uno de los proyectos más ambiciosos de Aragón: el de crear en el ábside mayor para presidir el presbiterio y en suntuoso alabastro, el retablo mayor .

Además, en 1574, se ejecuta la división entre los dos cuerpos superpuestos de la fachada principal, mediante un poderoso alero. Estos retoques estéticos dotan al soberbio edificio de aguda personalidad y culminan la imagen exterior del templo.

Iglesia y Convento de San Miguel

La iglesia y el convento de San Miguel forman un conjunto de gran valor artístico y ambiental, compuesto por la iglesia y la torre románica que datan del siglo XII, y el ábside gótico y el edificio fechada su construcción cinco siglos más tarde. Conocido popularmente como el de las Miguelas, por ser sede de monjas carmelitas, es un conjunto de estilo romántico tardío. Su ubicación junto al río Isuela contribuye al encanto del enclave.

Casino Municipal de Huesca

Enclave del ocio oscense, el edificio del Círculo Oscense, también conocido como Casino, tiene un gran valor simbólico. La oferta cultural y lúdica del edificio modernista ha sido disfrutada por generaciones enteras. En la actualidad, su actividad depende de la Fundación Círculo Oscense, una sociedad de carácter público y municipal creada en 1982.

El Reino de los Mallos

Tal y como acertadamente describe el Patronato de Turismo de Huesca, el Reino de los Mallos es una sugestiva ruta, además de «una expresión válida en doble sentido, literal y literario». Literal -explican- porque a finales del siglo XI existió un reino , fruto de la dote que el monarca Pedro I de Aragón entregara a su segunda esposa, doña Berta. Y literario por la grandiosidad de los mallos , acantilados verticales de conglomerado calizo, «los reyes de esta área cuyo espacio aéreo es surcado incansablemente por diversas especies de aves rapaces».

En el perímetro del reino se enclavan localidades de singular encanto. Ayerbe es una villa asentada al pie de una colina coronada por la ermita de San Miguel y los restos del castillo árabe de Los Muros. Valga como encantadora peculiaridad el hecho de que la iglesia no tiene torre campanario, así que las horas las dan las campanas de otra torre, la románica de San Pedro. Sin embargo, para comprobar la hora, las miradas deben desviarse al reloj de la torre del siglo XVIII, ubicada frente al palacio de los Marqueses de Urriés. Una vez en Ayerbe, ninguna dieta es capaz de resistirse a la finísima repostería que se realiza de forma artesanal en la villa.

El pueblo de Riglos , sencillo y apacible, en el transcurso del río Gállego, ofrece la posibilidad de recorrer los espectaculares mallos a pie. Las formaciones geológicas alcanzan los 300 metros de altura en vertical, con un predominante color rojizo, por el predominio de arcillas y mineral de hierro, confiere un aspecto aún más espectacular a este paisaje, fenómeno único en Europa.

Fuente: Guía Repsol .

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