Diez castillos con leyenda en España
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Diez castillos con leyenda en España

Lugares con mucha historia donde habitaron desde Isabel la Católica hasta el Cid Campeador

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Lugares con mucha historia donde habitaron desde Isabel la Católica hasta el Cid Campeador

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  1. Manzanares el Real, un castillo de película

    Arte mudéjar y gótico se combinan en este castillo, uno de los mejor conservados de España, perfecto para recrear la época de las Cruzadas y de los grandes caballeros. ¡Muy cerca de Madrid, te espera su paisaje de leyendas!

    Diego de Hurtado, primer duque del Infantado, inició las obras del castillo de Manzanares el Real en el siglo XV sobre los restos de una fortaleza anterior. Los restos del castillo viejo se pueden apreciar todavía en la ribera opuesta del Manzanares.

    El castillo de Manzanares es de planta cuadrada y sus torres de vigilancia son cilíndricas, con la salvedad de la más ancha. Ésta se puede considerar el equivalente a la Torre del Homenaje y es de planta octogonal en su parte superior. Adosada a los muros del castillo, rodeado por una barbacana, se encuentra una ermita del siglo XIII que, seguramente, funcionaba como capilla.

    El conjunto fue diseñado como morada palaciega, ya que los señores del castillo, los Mendoza, eran una de las familias más importantes de la política española. Juan Guas, uno de los grandes arquitectos españoles del siglo XV y favorito de los Reyes Católicos, fue responsable de su decoración.

    En el castillo se aprecia una combinación de los estilos mudéjar y gótico, especialmente en las galerías superiores y en las arquerías del patio central. La influencia mozárabe es visible en las almenas.

    En el interior, el castillo de Manzanares el Real acoge tres exposiciones permanentes. Una está dedicada a la colección de tapices flamencos del siglo XVII. Otra, a las armaduras de época, que abundan en las dependencias. La tercera se centra en la figura de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Fue uno de los grandes escritores del Renacimiento español, autor de las serranillas y padre del fundador del castillo. Sin embargo, nunca vivió en él.

    El Castillo convertido en plató

    Manzanares el Real tiene uno de los castillos mejor conservados de España, perfecto para recrear la época de las Cruzadas y de los grandes caballeros. La cercanía a Madrid también ha favorecido que se pudiera contar con la logística necesaria para rodar películas de gran presupuesto.

    Sorprende saber la lista de películas y series de televisión que se han rodado en Manzanares el Real y sus alrededores. Es verdaderamente larga. Entre las primeras destaca Locura de amor, rodada en 1948 con Aurora Bautista como Juana la Loca y Fernando Rey en el papel de Felipe el Hermoso. A partir de los años cincuenta, la apertura del régimen hacia Estados Unidos propició el uso de nuestro país como plató. Antes que nosotros, han estado por esta zona –además de Charlton Heston– Clint Eastwood (El bueno, el feo y el malo, 1966), Anthony Quinn (Comando perdido, 1966) o Arnold Schwarzenegger (Conan el bárbaro, 1981).

    Fuente: Guía Repsol

  2. Castillo de la Mota, en Medina del Campo

    Un inmenso castillo para recorrer te espera en la Mota, en Medina del Campo (Valladolid). Te desvelamos sus secretos y la mejor manera de visitarlo, seguiendo la Ruta de Isabel la Católica; la reina que pasó sus últimos días y dictó testamento en Medina antes de fallecer en 1504.

    Isabel de Castilla (más conocida por Isabel la Católica) nació en 1451 en Madrigal de las Altas Torres, una pequeña población de la provincia de Ávila a tan sólo 27 kilómetros de Medina del Campo. Su agitada vida familiar y política la llevó con corta edad a asentarse en Medina, la ciudad más importante de esa zona. En 1468, su hermanastro, Enrique IV, la reconoció como princesa de Asturias. A partir de ese momento, se convirtió en la Señora de Medina, uniendo buena parte de su destino al de la ciudad, donde destaca con fuerza propia la silueta del castillo de La Mota.

    Fue en 1440 cuando la familia Fonseca comenzó a edificar el actual castillo sobre la esquina de un antiguo recinto árabe. La construcción fue dirigida por arquitectos mudéjares, que idearon un novedoso diseño marcado por el foso, la barbacana que rodea el conjunto edificado y la Torre del Homenaje, de 40 metros de altura y cinco pisos.

    El castillo consta de dos recintos: El recinto exterior, en el que blasona el escudo de armas de los Reyes Católicos, rodea completamente la fortaleza y es de estilo mudéjar. Al castillo se accede gracias a un imponente puente levadizo (hoy fijo). Este recinto alberga los almacenes, las mazmorras y un gran número de galerías subterráneas y pasadizos fascinantes.

    El recinto interior está formado por cuatro torres y un patio cuadrado. Allí se encuentran las habitaciones del castillo, además de las bodegas, las cuadras, etc. Especialmente interesante resulta visitar el famoso Mirador de la Reina. Una cámara del s.XV cubierta por una bóveda policromada espectacular. Y que, como su nombre indica, era la estancia preferida de Isabel la Católica.

    Isabel de Castilla (más conocida por Isabel la Católica) nació en 1451 en Madrigal de las Altas Torres, una pequeña población de la provincia de Ávila a tan sólo 27 kilómetros de Medina del Campo.

    Su agitada vida familiar y política la llevó con corta edad a asentarse en Medina, la ciudad más importante de esa zona. En 1468, su hermanastro, Enrique IV, la reconoció como princesa de Asturias. A partir de ese momento, se convirtió en la Señora de Medina.

    Fuente: Guía Repsol

  3. Almodóvar del Río, el «guardián» del Guadalquivir

    El castillo de Almodóvar del Río, en la provincia de Córdoba, es el mejor conservado de Andalucía. Desde este castillo, situado en el cerro de La Floresta, se obtienen una de las mejores vistas que existen de la Vega del Guadalquivir. Y, como todo castillo que se precie, tiene su propia leyenda… La de la Princesa Zaida

    Según cuentan las crónicas, hace casi mil años que la princesa musulmana Zaida se refugió en el castillo de Almodóvar. Huía de los almorávides, que asediaban Córdoba. En Almodóvar esperó en vano a que su amor, el príncipe Al Mamum, escapara del asedio. El 28 de marzo de 1091, el alcázar cordobés cayó y el príncipe fue asesinado.

    La princesa Zaida se despertó a la hora exacta de su muerte y, vestida con una túnica blanca, subió a la Torre del Homenaje. Sólo pudo ver cómo se aproximaba un caballo blanco sin jinete y se sumió en la desesperación. La leyenda segura que casa 28 de marzo se puede ver a la princesa, que sigue paseando por el castillo en busca de su amor.

    El castillo de Almodóvar es más antiguo que su leyenda. En el año 740, los omeyas edificaron la fortaleza de Al Mudawwar (que significa seguro o redondo, en alusión a la forma del cerro). El nombre árabe acabaría dando nombre a la población castellana (Almodóvar). Fernando III el Santo consiguió su propiedad de manos de los almohades en 1240. Fue entonces cuando Almodóvar del Río pasó a la Corona. Después, ésta la vendió a manos privadas en 1629. Actualmente, pertenece al marqués de la Motilla.

    La visita al castillo se puede realizar de forma libre. Sólo hay que seguir las indicaciones que señalizan el recorrido. También se puede optar por una visita guiada si se reserva con antelación. La visita permite apreciar algunas de las estancias más importantes del castillo, como la Torre Redonda, con una espectacular exposición de vestimenta de época, el Vestidor del Rey o las mazmorras. ¡Emocionante!

    Después de la visita, se pueden adquirir los clásicos recuerdos para familiares y amigos. Y, previa reserva, nos sentaremos a la mesa del restaurante para degustar un menú también de aire medieval. Ideal para los niños.

    Fuente: Guía Repsol

  4. Castillo de Guzmán el Bueno, en Tarifa, la ciudad de los vientos

    TURISMO DE ANDALUCÍA

    Desde que se convirtiera en una de las capitales mundiales del windsurf, Tarifa es sinónimo de libertad. Sus calles sirven de puente entre las playas y el centro histórico. Sin embargo, poca gente conoce que cuenta con uno de los mejores castillos de España, aunque también es conocido por una historia ciertamente trágica…

    El castillo de Tarifa había levantado por orden del califa Abderramán III en el año 960 para defender el punto más estratégico del Estrecho de Gibraltar. Desde entonces, ha sido pieza codiciada por numerosos enemigos (almohades, cristianos y, posteriormente, los piratas berberiscos) y ha mantenido su condición de fortín.

    A primera vista llama la atención su imagen compacta protegiendo el puerto de Tarifa. Consta de dos patios de armas, unidos por estrechas galerías. Se conserva el núcleo central califal, al que los sucesivos señores añadieron posiciones defensivas, siempre usando la piedra como materia prima. También se puede ver la réplica de un arma de guerra de la época: una catapulta para derribar murallas.

    Después de ser conquistado por los cristianos, lo que ocurrió por primera vez en 1292, se abrieron ventanas en los muros y se completó el recinto árabe con una gran torre octogonal, unida a la muralla interior por un muro o coracha. Esa torre fue desde donde Guzmán el Bueno lanzó su cuchillo, lo que forjó toda una leyenda...

    Fuente: Guía Repsol

  5. Castillo de Santa Catalina, Jaén a vista de pájaro

    Las vistas sobre Jaén son, quizás, el principal atractivo de este castillo, que mantiene la impronta de su origen como encrucijada de reyes y reinos, allá en el siglo XIII. Hoy, es uno de los principales reclamos de una capital con una gran vitalidad histórica y cultural.

    El caudillo cartaginés Aníbal fue el primero en erigir una fortaleza en el cerro de Santa Catalina. Con Roma se mantuvo esa fortaleza, que almorávides y almohades convirtieron en todo un modelo de la arquitectura militar de frontera. El alcázar árabe acabó siendo demolido y sus restos se encuentran junto al restaurado edificio que actualmente es un Parador Nacional, desde cuyas habitaciones se disfruta de unas panorámicas extraordinarias.

    Lo que se ve actualmente, es la culminación del esfuerzo que comenzó Fernando III el Santo a partir de la toma de Jaén, en 1246. La visita abierto al público del castillo -el Parador funciona como un hotel- se inicia en la Torre del Homenaje (actualmente, recepción del castillo). Después, la visita sigue por la Torre de Vela, la prisión que usaron las tropas napoleónicas, o la Torre Albarrana. En el exterior se encuentra el mirador de la Cruz del Castillo. Desde allí, se aprecia la capital jienense a vista de pájaro.

    Fuente: Guía Repsol

  6. Castillo de Sigüenza, la ciudad del Doncel

    Sigüenza es una de las ciudades con más historia de España. Sin duda, este municipio está marcado por su castillo, actual Parador Nacional. Pero también por la leyenda medieval del Doncel de Sigüenza y una artesanía única. Además, su entorno natural es de los mejores de España, especialmente el Parque Natural del Río Dulce y las Hoces del Río Salado.

    El Castillo de Sigüenza fue edificado en el siglo XII sobre una alcazaba árabe que dominaba la ciudad, bañada por el río Henares. El primer señor de Sigüenza fue el arzobispo de Toledo, Bernardo de Agen. Fue él quien recuperó la ciudad a los musulmanes en 1123. Quince años después, Alfonso VII concedió a los obispos de Sigüenza la propiedad sobre la ciudad y sus gentes, de ahí que se la conociera como “la de los cien obispos de armas tomar”.

    El castillo actual, que fue objeto de restauración en los años setenta, cuenta con habitaciones amplias y confortables. Como no podía ser de otra forma, las habitaciones sorprenden con unas espectaculares camas con dosel. En las zonas comunes se ha buscado un interiorismo cuidado y pensado para producir una sensación de tranquilidad y confort, con el uso de la madera y la piedra. Todo, bajo la protección de sus rotundos muros, que enmarcan un espectacular patio de armas empedrado.

    Una leyenda extramuros

    En este caso, la leyenda no espera en una torre del castillo, sino en una capilla de la catedral: el Doncel de Sigüenza, considerada una de las mejores esculturas funerarias del mundo.

    Se trata de la figura de un caballero de la Orden de Santiago que lee un pequeño libro mientras reposa recostado durante un descanso de la campaña de Granada. Fue allí donde encontró la muerte el joven aristócrata y militar Martín Vázquez de Arce (1461-1486), que así se llamaba el Doncel, que alcanzó una gran popularidad en la época.

    Su padre, secretario de la poderosa familia Mendoza, mandó construir este monumento de amor fraternal, sin duda, una de las joyas del Renacimiento español.

    Fuente: Guía Repsol

  7. Palacio Real de Olite, los jardines colgantes de Navarra

    Antigua capital del reino, Olite se encuentra en la comarca de la Zona Media, entre la Navarra montañosa y el Valle del Ebro. En cuanto uno se aproxima, se nota la presencia del palacio real, su edificio más emblemático y principal reclamo turístico.

    El Palacio Real de Olite tiene raíces francesas y es reconocido mundialmente. Su fundador, Carlos III el Noble, fue rey de Navarra entre 1361 y 1425, pero nació y se crió en suelo francés. Entre 1402 y 1424 afrontó la construcción del Palacio Nuevo, que, junto con la capilla de San Jorge, actualmente en ruinas, es la parte visitable del recinto. Su antecesor, el Palacio Viejo, adosado a sus muros, es un Parador Nacional.

    Cuando Carlos el Noble decidió construir su nuevo palacio, quiso seguir la escuela gótica francesa, mucho más expresiva y rica en adornos que la española. Apostó por estancias llenas de buen gusto, como el Tocador de la Reina, en honor de Leonor de Trastámara, su esposa. Los aposentos reales se encuentran en la Torre del Homenaje, de casi 40 metros de altura. Para llegar a la cima hay que subir 133 peldaños, pero las vistas sobre Olite y su comarca son excepcionales.

    Carlos III quería que su castillo provocara la admiración de sus huéspedes y lo consiguió. Un viajero alemán del siglo XV escribió: "Estoy seguro de que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso, de más habitaciones doradas". A pesar de su excelente estado, lo que hoy podemos ver no es más que un reflejo de lo que fue en su día.

    Eran famosos los jardines colgantes que, como los legendarios de Babilonia, llegaron a estar suspendidos a 20 metros del suelo, provistos de plantas y flores de todo el mundo conocido. Para que el patio no se hundiera por el peso de los macetones, ordenó levantar una sala de arquería subterránea para hacer de contrafuerte. Es la Sala de los Arcos o de los Murciélagos.

    Su nieto, el Príncipe de Viana, completó una colección de animales que incluía jirafas, leones, camellos y aves exóticas. Uno se puede hacer una idea de cómo fue aquel zoológico, ya que todavía se aprecian en el Patio de la Pajarera los restos del aviario.

    El Palacio Real de Olite tiene raíces francesas y es reconocido mundialmente. Su fundador, Carlos III el Noble, fue rey de Navarra entre 1361 y 1425, pero nació y se crió en suelo francés. Entre 1402 y 1424 afrontó la construcción del Palacio Nuevo, que, junto con la capilla de San Jorge, actualmente en ruinas, es la parte visitable del recinto. Su antecesor, el Palacio Viejo, adosado a sus muros, es un Parador Nacional.

    Fuente: Guía Repsol

  8. Castillo de Peralada, pensado para el ocio

    En 1923, el empresario Miguel Mateu, hijo del cofundador de la legendaria marca de automóviles Hispano-Suiza, compró el Castillo de Peralada con la intención de convertirlo en la sede de sus colecciones privadas de arte. 75 años después, el municipio de Peralada y su castillo son un referente en el mundo cultural y del ocio gracias a una oferta que incluye casino, campo de golf, hotel, bodegas y un prestigioso festival de música.

    Aunque Peralada fue una villa fortificada desde los comienzos de la Edad Media, el incendio que asoló el viejo castillo en 1285 y el alejamiento de la frontera cambiaron su futuro. Los señores del castillo, los Rocaberti, apostaron por una nueva fortaleza de aires renacentistas. En el siglo XIX, contrataron al paisajista francés Duvilliers para crear un edificio al estilo de los châteaux franceses del Loira.

    Este château es el que ahora se puede contemplar, con su frondoso jardín, escenario cada verano del famoso Festival Castillo de Peralada. El interior del castillo se haya dividido en dos partes. Una alberga las colecciones de los Mateu; la otra el Casino Castell de Peralada.

    Fuente: Guía Repsol

  9. Santueri, atalaya sobre la isla de Mallorca

    Rolandlatzel / Flickr

    El castillo de Santueri, es una reliquia del pasado, cuando las fortalezas se edificaban sobre peñas inexpugnables. También ofrece uno de los mejores puntos de observación de la Serra de Llevant mallorquina y de toda la costa oriental de la isla, salpicada de calas.

    Santueri ocupa un roquedal aislado de poco más de 400 metros de altura. La aparición de la artillería hizo que el castillo, edificado en 1316, quedara relegado al olvido. Actualmente es de propiedad privada. El actual recinto amurallado se construyó aprovechando las ruinas de la antigua fortificación árabe. Tiene una planta triangular –algo poco usual en la época- e incorpora diversas torres. La torre principal es de forma circular.

    Durante la conquista de Jaime I, este castillo se convirtió en un importante reducto de resistencia de los musulmanes. Su ocupación, finalmente, por parte de los cristianos no se produjo hasta principios de 1231, dos años después de la caída de Madina Mayurqa, la actual ciudad de Palma.

    Se puede planificar la ascensión hasta la base del castillo, ya sea a pie, en coche o, incluso, a caballo, tomando la vecina Felanitx como punto de partida. La empresa Holjoy organiza excursiones a caballo con rutas a varios puntos de Mallorca. A lo largo de la ascensión, se observan las espectaculares vistas que se abren sobre el Migjorn (el Sur) mallorquín. Enfrente, se aprecia otra montaña aislada, en cuya cima se encuentra el Santuario de Sant Salvador.

    Fuente: Guía Repsol

  10. Castillo de Coca, una joya del arte mudéjar

    Es un castillo levantado para sorprender al visitante. En sus muros y salones interiores, algunos de los mejores creadores del arte mudéjar y renacentista dejaron una huella que todavía hoy resalta en su emplazamiento, en un meandro del río Voltoya.

    En 1453, Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla, consiguió de Juan II la autorización para levantar una fortaleza en la antigua Cauca romana. Su construcción no se realizó siguiendo parámetros militares, sino dando plena libertad a sus arquitectos, en especial a los alarifes mudéjares. El castillo de Coca cuenta con volúmenes, adornos y detalles que realzan la importancia del ladrillo como material de construcción. Una diversidad y complejidad ajenas por entonces a la austeridad castellana.

    La visita al interior es guiada y dura unos 45 minutos. Se pasa por la Torre del Homenaje, la Sala de Armas, el Paseo de Ronda o la Torre de Pedro Mata, donde se encuentra la Sala de los Jarros. La visita acaba en el patio de armas, una de las zonas más afectadas por la remodelación que vivió el castillo en los años cincuenta. Fue entonces cuando la Casa de Alba, propietaria del mismo, cedió su usufructo a la Consejería de Agricultura de Castilla y León, que tiene aquí la Escuela de Capacitación Forestal (el castillo lo gestiona la empresa Acture de Coca; tel. 617 573 554).

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