Diez planes perfectos para descubrir Castilla-La Mancha
Patio de la calle Santa Leocadia, 4 - H. fraile

Diez planes perfectos para descubrir Castilla-La Mancha

Patios. Bodegas. Tapas. Molinos y casas colgadas

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Patios. Bodegas. Tapas. Molinos y casas colgadas

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  1. Los patios de Toledo, en el Corpus Christi

    Patio de la calle Santa Leocadia, 4
    Patio de la calle Santa Leocadia, 4 - H. fraile

    Castilla-La Mancha está situada en el corazón de la península ibérica, formada por las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y su capital, Toledo. Es la tercera Comunidad más extensa de España. Tiene 320.000 hectáreas de parajes naturales que llenan de aire puro toda la región y se convierten en una opción para conocer su riqueza natural. La ruta literaria de Don Quijote de la Mancha es el principal atractivo turístico de esta Comunidad, que con su paisaje de molinos, nos hará viajar por la historia y las tradiciones de estas tierras.

    No podemos olvidar su gastronomía basada en aceites, quesos y mazapanes. Castilla-La Mancha es además el mayor viñedo del mundo, razón por la cual no podemos irnos de esas tierras sin probar algunos de sus vinos. Te dejamos aquí una selección de 10 cosas que no puedes perderte.

    Toledo es nuestra primera apuesta. Seguramente no encontraremos en España otra ciudad que concentre tanta historia y tanto legado cultural de tanta categoría. Cuando la visitemos, empezaremos a revivir la historia de una ciudad que nos hará viajar en el tiempo y a la que le tomaremos el pulso con solo pasear y observar. Olvidémonos del coche. La ciudad de las tres culturas, pequeña y monumental, nos espera.

    En próximos días dedicaremos una de nuestras guías «48 horas» a esta ciudad. Hoy queremos proponerles una idea quizá poco conocida: los patios toledanos. Al igual que los patios cordobeses, son una herencia árabe. Estos patios de viviendas habitadas, que cuidan entre todos los vecinos, son tan espectaculares que incluso Benito Pérez Galdós los nombra en su Ángel Guerra.

    A pesar de ser residencias privadas, los toledanos se sienten tan orgullosos de ellos que seguramente con solo pedirlo, nos dejarán entrar. Durante la celebración del Corpus Christi (este año, del 22 de mayo al 2 de junio, programa pdf) están todos abiertos. Durante el resto del año, preguntemos por la zona del casco histórico y seguro que, con la hospitalidad y amabilidad que caracterizan a los toledanos, nos abrirán. Si paseamos por la calle Aljibes, probablemente encontraremos algunos abiertos. También podemos probar en la Asociación de Amigos de los Patios Toledanos y aquí nos indicarán (c/ Merced 13, tel.: 925 228 344). Pasear por ellos es pasear también por la historia de Toledo, pero desde otra perspectiva, mucho más personal e íntima. Esto es conocer el Toledo de verdad.

    Ya que venimos de la catedral y vamos dando un paseo por el casco viejo, nos viene de camino pasar por el Obrador de Confitería Santo Tomé, en la calle del mismo nombre, en el número 3. Allí hacen, desde 1856, los mejores mazapanes del mundo entero. Así que no hay excusa. Podemos comprar estas delicias en cajitas surtidas o bien pedir la típica «anguila» rellena de yema o cabello de ángel, o la «rubia», también en formato de torta, con escamas rellenas de yema.

  2. Viaje al pasado medieval de Sigüenza

    Javier Martin Espartosa

    Sigüenza es una de las ciudades con más historia de España. Sin duda, este municipio está marcado por su castillo, actual Parador Nacional. Pero también por la leyenda medieval del Doncel de Sigüenza y una artesanía única. Además, su entorno natural es de los mejores de España, especialmente el Parque Natural del Río Dulce y las Hoces del Río Salado.

    El Castillo de Sigüenza fue edificado en el siglo XII sobre una alcazaba árabe que dominaba la ciudad, bañada por el río Henares. El primer señor de Sigüenza fue el arzobispo de Toledo, Bernardo de Agen. Fue él quien recuperó la ciudad a los musulmanes en 1123. Quince años después, Alfonso VII concedió a los obispos de Sigüenza la propiedad sobre la ciudad y sus gentes, de ahí que se la conociera como «la de los cien obispos de armas tomar».

    El castillo actual, que fue objeto de restauración en los años setenta, cuenta con habitaciones amplias y confortables. Como no podía ser de otra forma, las habitaciones sorprenden con unas espectaculares camas con dosel. En las zonas comunes se ha buscado un interiorismo cuidado y pensado para producir una sensación de tranquilidad y confort, con el uso de la madera y la piedra. Todo, bajo la protección de sus rotundos muros, que enmarcan un espectacular patio de armas empedrado.

    Una leyenda extramuros

    En este caso, la leyenda no espera en una torre del castillo, sino en una capilla de la catedral: el Doncel de Sigüenza, considerada una de las mejores esculturas funerarias del mundo. Se trata de la figura de un caballero de la Orden de Santiago que lee un pequeño libro mientras reposa recostado durante un descanso de la campaña de Granada. Fue allí donde encontró la muerte el joven aristócrata y militar Martín Vázquez de Arce (1461-1486), que así se llamaba el Doncel. Su padre, secretario de la poderosa familia Mendoza, mandó construir este monumento de amor fraternal, sin duda, una de las joyas del Renacimiento español.

    Una ciudad llena de historia

    El castillo es el mejor punto de partida para conocer Sigüenza. Desde la plaza del castillo, la calle Mayor nos lleva a la plaza Mayor, que se empezó a construir en 1494, y a la catedral, de estilo gótico cisterciense. El paseo continúa hacia la ermita del Humilladero (donde se encuentra la Oficina de Turismo), el Palacio Episcopal, la Antigua Universidad y las tres puertas (de Hierro, Mayor y del Toro) que franqueaban el paso de la muralla que protegía la ciudad.

    En esta ciudad no se puede tener prisa. Sería imperdonable no entrar en las diversas tiendas de artesanía local, como las de la calle del Cardenal Mendoza (El Arca, tel.: 949 393 343; Casa Muela, tel.: 949 390 785). Supone toda una experiencia conocer estos oficios prácticamente extinguidos: talleres como los de Canfrán Díaz, especializado en espejos (tel.: 949 391 510); alfombras Tohede (tel.: 949 391 195), o el estudio del pintor Santos Viana (tel.: 949 391 387).

    Senderismo en libertad

    Fuera del recinto histórico, el entorno de Sigüenza ofrece varias posibilidades de senderismo. Las dos principales llevan al Parque Natural Barranco del Río Dulce, con un paisaje salpicado de frondoso bosque mediterráneo (encinas, enebros, quejigos...). Otra opción es dirigirse a las Hoces del Río Salado, donde habita una escasísima colonia de buitres leonados, alguno de cuyos ejemplares podremos divisar si tenemos suerte.

    Una excelente opción para reponer fuerzas tras cualquiera de las visitas realizadas es el restaurante del Parador de Sigüenza (tel.: 949 390 100). En la última década ha adquirido mucha fama por su cocina tradicional. Imprescindible visitar el Salón de Doña Blanca, donde se puede probar unas truchas de río, un cabrito al estilo serrano o unas migas con huevos fritos, platos sencillos pero reconfortantes. En el centro histórico del pueblo se encuentran El Doncel (Galardonado con un Sol Repsol) (tel.: 949 390 001) y La Casa (tel.: 949 390 310).

  3. Para dormir, una mansión de cinco estrellas

    Hotel Valdepalacios
    Hotel Valdepalacios

    Una mansión del siglo XIX enclavada en medio de una dehesa de 600 hectáreas salpicada de encinas: ese es el envoltorio que ofrece el Hotel Valdepalacios, a medio camino entre Castilla y Extremadura. Un lugar en el que sus huéspedes se consideran afortunados y las buenas vibraciones recorren todo el lugar.

    El Hotel Valdepalacios se encuentra en el término municipal de Torrico, en la carretera de Oropesa a Puente del Arzobispo. Cuenta con 29 espaciosas habitaciones, la más grande de 80 metros cuadrados. Todas están decoradas de manera diferente, pero con un estilo lujoso y romántico sin llegar a ser ostentoso. Las habitaciones del primer piso dan a las sierras de Gredos y Guadalupe. Las de la buhardilla, lo que era el antiguo desván de la casa, tienen por su altura unas vistas igualmente inmejorables sobre la dehesa. El resto de las habitaciones tienen vistas al lago, al jardín o al patio.

    Restaurante Tierra, centro de atención

    Además de poder hospedarse en un régimen de completa libertad, los huéspedes pueden contratar algunos de los packs que ofrece el hotel. En ellos se oferta, para la estancia de una a dos noches, almuerzo o cenas con menú gastronómico en el restaurante Tierra, catas de vinos, paseos a caballo o en coche de caballos, picnics y tratamientos de spa. La estancia en Villapalacios ya merecería la pena por poder sentarse a la mesa de Tierra (tel.: 925 457 534, galardonado con dos Soles de Repsol). La cocina está dirigida por el chef Jose Carlos Fuentes, que se incorporó en 2011. Probar la alta cocina de vanguardia en un entorno sencillo y agradable supone una experiencia estimulante.

    Quienes deseen abandonar esta atmósfera de recogimiento exclusivo durante horas tienen varios puntos de interés a su alcance. Se organizan visitas guiadas por otros puntos de interés de la zona, como el castillo de Oropesa, las ruinas árabes de Ciudad de Vascos, el monasterio de Guadalupe o el Valle del Jerte.

    Otra opción para compartir unas horas divertidas con la pareja puede ser un partido de golf. Palomarejos Golf está en Talavera de la Reina, a 40 minutos del hotel. El campo de golf es de 18 hoyos.

  4. Visitas por las afueras de Toledo

    Toledo desde el Mirador del Valle
    Toledo desde el Mirador del Valle - Víctor Fernández Salinas

    Curiosamente, la mejor manera de ver Toledo es saliendo de la ciudad. La Carretera de Circunvalación, o Ronda del Valle, ofrece las mejores perspectivas de una de las ciudades más bellas de España. Esta ruta permite apreciar detalles que a veces se pierden en el entramado de callejones, iglesias y casas nobles del casco histórico. El resultado es una postal de esta histórica ciudad.

    Toledo ocupa un promontorio rodeado por un amplio meandro del río Tajo. A un lado del mismo está la ciudad, patrimonio de la humanidad y testimonio de tres civilizaciones: la árabe, la judía y la cristiana. Al otro, una serie de colinas ofrecen amplias panorámicas sobre la ciudad. La mejor opción es tomar el Paseo de la Rosa, pasando por el Hospital Provincial de la Misericordia. A partir de este punto, se recomienda ir despacio y parar en los diversos puntos habilitados para aparcar el coche. Entramos en la Ronda del Valle, llamada así porque su destino final es la ermita de la Virgen del Valle.

    Lo mejor de Toledo, desde la distancia

    Las paradas permiten al viajero hacerse un mosaico completo de la ciudad, dominada por la robusta silueta del Alcázar. Lo apasionante es localizar, con la ayuda de un mapa, edificios emblemáticos como la Catedral Primada, el Museo de Santa Cruz, la iglesia de los Jesuitas, la iglesia de San Román, las murallas o el monasterio de San Juan de los Reyes. Seguramente, muchos edificios se pierden ante la complejidad de un trazado urbano que merece la pena disfrutarse paso a paso.

    Estos edificios después se conocerán con más detenimiento. Todos son de visita obligada, pero entre los que realmente merecen la pena, destaca la iglesia de Santo Tomé, que alberga una de las obras maestras del Greco, el monumental cuadro El entierro del señor de Orgaz. Su contemplación no tiene parangón. También cabe destacar la Mezquita del Cristo de la Luz y la Puerta de la Bisagra.

    Por debajo de la Ronda del Valle, como quien no quiere la cosa, discurre el Tajo, que también ofrece puntos de interés, como el Puente de Alcántara, de origen romano, el embarcadero con la Casa del Diamantista o, ya hacia el final de la Circunvalación, el Puente de San Martín, que marca el acceso a la antigua judería de Toledo.

    La Virgen del Valle, punto de visita

    Desde la balconada-mirador de la ermita de la Virgen del Valle, del siglo XVII, se tiene, quizás, la mejor panorámica sobre Toledo. Como dejó escrito el maestro ceramista talaverano Ruiz de Luna: «Aunque pequeña me ves. Soy muy grande como ermita, pues la reina que me habita tiene Toledo a sus pies». En el mismo lugar se ubica el restaurante La Ermita (tel.: 925 253 193), donde se puede comer mientras se contempla la ciudad.

    La riqueza histórica, cultural y monumental de Toledo es tal que se agradece tomarse un respiro, como, por ejemplo, en la Plaza Zocodover, el antiguo mercado árabe de ganado. Aquí se han celebrado justas medievales, ejecuciones y autos de fe de la Inquisición, o corridas de toros. Hoy su uso es más mundano, ya que en ella se concentran bares y restaurantes.

    En estos establecimientos hay que probar los platos típicos de raíces toledanas o castellano-manchegas, como la sopa de ajo, la perdiz estofada, el mazapán o cualquier receta que incluya carne de caza. En las inmediaciones de la catedral, los restaurantes Adolfo (Galardonado con 2 Soles de Repsol) y Locum (Galardonado con 1 Sol de Repsol) hacen honor a esta gastronomía.

  5. Descubrir La Mancha con El Quijote

    Los molinos de Campo de Criptana (Ciudad Real)
    Los molinos de Campo de Criptana (Ciudad Real)

    La obra cumbre de Cervantes sirve de perfecta guía literaria, histórica y artística para conocer los lugares que poblaron la historia de don Alonso Quijano.

    El camino transcurre por los campos de Criptana, Montiel o Calatrava y está plagado de molinos y recuerdos que evocan al Quijote. Una aventura que no puedes perderte.

    Toda la información en El Quijote

  6. Relax en las casas colgadas de Cuenca

    Proclamada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, una visita a Cuenca y sus alrededores constituye una oportunidad única para cargar pilas y dejarse invadir por una agradable sensación de tranquilidad y relax. El silencio que se experimenta al recorrer sus calles es difícil de encontrar en cualquier otro lugar.

    Entre las hoces del Júcar y Huécar, el casco histórico de Cuenca es el centro de operaciones de la visita. Atractivos como las famosas Casas Colgadas, construidas en equilibrio sobre acantilados de vértigo o la catedral, reclaman una visita en la que el reloj no cuenta. Como curiosidad, hay que señalar que la catedral se construyó en estilo gótico francés, ya que esta era la procedencia de la esposa de Alfonso VIII de Castilla. Pero más allá de la arquitectura y la tradición, Cuenca reúne interesantes opciones culturales para relajarse o disfrutar en familia.

    Arquitectura urbana muy peculiar

    Las Casas Colgadas son un conjunto de edificios civiles del s.XV, situados junto a la Hoz del Huécar, que han dado fama mundial a la ciudad. Desde donde se ven mejor es del imponente puente de San Pablo, de 100 metros de longitud y realizado en hierro en 1902. A sus pies, se encuentra el parador, antiguo convento dominico dedicado al mismo santo.

    El claustro se ha cubierto con un techo de cristal y la capilla es hoy una original cafetería para disfrutar en pareja o en familia. También es especial el Museo de Arte Abstracto Español, una de las mejores colecciones de arte contemporáneo de España que se exhibe nada menos que dentro de una de las Casas Colgadas. Destacan en él las obras de Millares o Tàpies. Entre septiembre y junio, la Fundación Juan March organiza allí cursos de arte y conferencias.

    Historia cristiana, árabe y judía

    Por detrás de las Casas Colgadas, la visita a la judería de Cuenca comienza en la plaza Mayor y sigue hasta la anteplaza, donde empezaba el desaparecido alcázar árabe. En cambio, hoy hallamos aquí el Convento de las Blancas. Las escaleras que hay a un lado llevan a la plaza de la Merced, antigua sede de los mercedarios calzados, que reúne lugares de interés como la iglesia y el convento del mismo nombre. La calle Zapaterías hasta alcanzar la de Alfonso VIII y la de Santa Catalina, cierran el paseo. Al lado, en la iglesia de la Santa Cruz, hay una exposición permanente de artesanía de la zona.

    Un museo científico en el núcleo antiguo

    En un conjunto de edificios del siglo XVIII y XIX, asentados sobre restos medievales y muy cerca de la judería, el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha nos acerca a los misterios del cosmos. Su planetario constituye una visita inevitable si viajamos en familia. Algunas de las actividades del museo, como fue el Congreso Internacional de Relojes de Sol, han dejado huella en la ciudad. Este es el caso del reloj de la plaza Taiyo, construido expresamente para la ocasión. Con una aguja de 6,72 metros y una superficie de más de setecientos metros cuadrados, es el más grande del mundo.

    Telón de fondo para un cuento de hadas

    A diecisiete kilómetros de Cuenca, en Valdecabras, la Ciudad Encantada es una excursión complementaria inevitable. Sitio Natural de Interés Nacional, en plena serranía conquense, esta “ciudad” está formada por un conjunto de rocas calcáreas erosionadas durante miles de años. El agua, el viento y el hielo han esculpido la roca y han creado formas plásticas sorprendentes y espectaculares. Un recorrido guiado permite conocer las diversas formaciones, bautizadas con nombres de animales y objetos, siendo el símbolo del lugar el Torno Alto.

    Sugerencias gastronómicas

    El ajoarriero y el morteruelo son dos de los platos tradicionales de la cocina conquense. El primero se prepara con almendras y ajo, mientras que el segundo es un guiso que lleva hígado de cerdo, especias y pan rallado, machacados con el mortero. Estos platos y otros elaborados con cangrejo de río los podremos encontrar en restaurantes tan renombrados como el Mesón Casas Colgadas (Recomendado por Guía Repsol) (Canónigos s/n, teléfono: 969 223 509), instalado dentro de uno de los famosos edificios, o el también recomendado Figón del Huécar (Ronda Julián Romero 6. Teléfono: 969 240 062), en la que fue la casa del cantante José Luis Perales.

  7. Consuegra, recuerdos de El Quijote

    josé maría moreno garcía

    De origen celtíbero, Consuegra se sitúa al sureste de Toledo. Su historia se ha ido forjando a partir de las influencias de los diferentes pueblos que han cruzado sus tierras: los romanos y los visigodos, pasando por los árabes y los castellanos que participaron en la Reconquista. Todos ellos han dejado su huella en Consuegra, sobre todo en su famoso castillo y en los once imponentes molinos de viento que, sin lugar a dudas, traerán a nuestra memoria los ecos del Quijote.

    Una de moros y cristianos

    En lo alto del cerro Calderico, se yergue uno de los símbolos de Consuegra: su castillo. De origen romano, pasó más tarde a manos de los árabes. Posteriormente, los reyes de Castilla lo fueron conquistando y perdiendo hasta su toma definitiva a finales del siglo XII. Fue entonces cuando Alfonso VIII se lo cedió a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, pero las tropas francesas lo destruyeron en el XVIII. A lo largo de todo este proceso, la fortaleza fue modificándose, como se aprecia en los restos de sus murallas. En una de sus muchas batallas, la de Alfonso VI contra los almorávides, murió aquí Diego Rodríguez, hijo del Cid Campeador. La contienda se rememora cada año en agosto, en el festival Consuegra Medieval. Hoy en día, el castillo es propiedad del ayuntamiento, que ya ha rehabilitado el 50% del edificio. Se realizan visitas convencionales o teatralizadas, en las que se recrea el ambiente medieval. Dichas visitas se llevan a cabo los sábados y domingos a las 12.30 h, pero también se pueden concertar otros horarios.

    En un lugar de la Mancha…

    Muy cerca de la fortaleza, se ubican los molinos de viento que don Quijote confundía con gigantes. La mayoría se pueden visitar. Todos tienen nombres sugerentes y algunos de ellos con referencias cervantinas. Eso sí, los molinos que lanzaron por el aire a don Quijote se encontraban en la vecina localidad de Campo de Criptana. En todo caso, cada molino está dedicado a un aspecto de la cultura manchega. El más representativo es el llamado Sancho, donde se conserva en perfectas condiciones el mecanismo del siglo xvi para fabricar harina, y que se sigue utilizando en ocasiones especiales, como la Fiesta de la Rosa del Azafrán. En el llamado Caballero del verde gabán, se pueden observar diferentes ediciones del Quijote impresas en varios idiomas. El Mambrino se utiliza como tienda de artesanía local y el Bolero alberga la oficina de turismo.

    Sabor a azafrán

    De los sabores propios de Consuegra, destaca esta especia: el azafrán. Y es que el 90% de su cultivo en España se encuentra en la Mancha. En los años 60, se instauró en Consuegra la Fiesta de la Rosa del Azafrán para dar a conocer la cultura manchega. Tiene lugar el último fin de semana de octubre, coincidiendo con la recogida de la flor de esta planta, y se llevan a cabo diversas actividades relacionadas con la gastronomía y el folclore regionales.

    Paseo por la historia

    De visita por Consuegra, no podemos dejar de cruzar la Plaza de España o Plaza Mayor, donde se encuentra el ayuntamiento y el Museo Arqueológico Municipal, que alberga objetos y piezas desde el Neolítico hasta el siglo xix. Otro edificio destacable, en este caso religioso, es el convento de las Carmelitas Descalzas, que sigue la tradición de las construcciones de dicha orden y es de una sola nave, con potentes contrafuertes que datan del siglo xvii. Sobre el pórtico se puede observar el escudo de la Orden de Malta y de la Casa de Austria. Otros reclamos interesantes de Consuegra son los talleres tradicionales de alfarería y forja, como el centenario Forjasport (antes, Fragua de Vulcano).

    Sugerencias gastronómicas

    Cervantes recogió en el Quijote el recetario manchego (migas, gachas, platos de caza, pisto, flan de queso, etc.). En el restaurante Las Provincias, ofrecen esa misma cocina tradicional y la conjugan con toques de la vecina cocina andaluza. Otro sitio para degustarla es el restaurante Un alto en el camino, situado en el vecino pueblo de Madridejos. Este restaurante es un buen ejemplo de cómo innovar con las recetas de toda la vida. Y siguiendo con la gastronomía, desde hace tres años se celebran en Consuegra unas jornadas de tapas y pinchos medievales en las que se pretende rescatar del olvido platos de la Edad Media.

  8. Visita a una gran bodega de La Mancha

    La bodega se localiza en Valdepeñas, Ciudad Real. Integradas en la finca Marisánchez, una de las propiedades más bellas de la parte meridional de La Mancha. En el corazón de ésta, se erige desde 1989 la bodega familiar de segunda generación Bodegas Real.

    Valdepeñas es hoy en día una ciudad el pleno desarrollo gracias a su actividad vinícola. En ella podemos encontrar el «Molino-Museo» más grande del mundo, donde se encuentra la Fundación Gregorio Prieto con la más extensa colección de obras del autor, así como cartas y cuadros de compañeros suyos de la generación del 27 (Alberti, García Lorca...).

    Otra de las grandes características de la zona es la figura universal de Don Quijote de la Mancha, que ha dotado a este lugar de un gran encanto turístico. En el 2004 el estudio Paredes y Pedrosa recibe el encargo para la rehabilitación y ampliación de la bodega y el cortijo situados en la Finca Marisánchez, un entorno natural privilegiado, ubicada en un pequeño valle serpenteado por el río Jabalón con una gran riqueza de fauna y flora, entre la que destaca la perdiz roja emblema de la bodega.

    La intervención consiste en la renovación de los espacios existentes, desarrollados en una planta con forma de «U», incorporando al programa de la bodega un restaurante, sala de catas, tienda y aula polivalente. Para ello se mantiene la estructura principal del cortijo desarrollándose la ampliación en el espacio abierto generado en el interior de la planta.

    Los vinos de Bodegas Real son fáciles y gratos de beber y buscan su armonía con la cocina regional manchega. Vinos para disfrutar en un distendido entorno. Tintos como Palacio de Ibor, Vega Ibor, Finca Marisanchez y el Bonal, son vinos hechos fundamentalmente con «Cencibel» 100% los tintos y con «Airen» 100% los blancos con una moderna tecnología y una excelente instalación.

    Tras un paso razonable y bien definido según la añada, por madera noble en el caso de los tintos, se ponen en el mercado jóvenes buscando transmitir una expresión primaria fresca. Aromas a frutas y ligeros dejos florales. Los blancos son afrutados y limpísimos. Todos ellos son muy valorados con platos manchegos y muy especialmente con sus quesos.

    Textos e imágenes extraídas del libro “Bodegas Españolas: arquitectura del vino” de la Editorial Lunwerg y cortesía de las bodegas.

    Datos:

    Bodegas Real. Turismo de Castilla-La Mancha. Valdepeñas.-Venden vino en la misma bodega. -No pertenecen a ninguna ruta del vino.

    Teléfono de contacto: 926 33 80 01/ 926 36 03 23 Mail: comercial@bodegas-real.com Horarios visitas: De Martes a Domingo a las 11:30 y a las 13:30h. Mínimo dos personas. Incluye: Visita guiada viñedo - Visita guiada Bodegas- Cata comentada de dos vinos. Duración aproximada: 1 h 30 m (Depende de la época y la climatología)

    Restaurante a la carta: Comidas: de martes a domingo de 13:30 a 16:00 Cenas: viernes y sábados de 21:00 a 23:00 Teléfono: 926 36 03 23 - 650 91 53 06

  9. Gastronomía toledana

    «Los pescadores del rio Tajo», de Gregorio Malagón, en el restaurante Adolfo
    «Los pescadores del rio Tajo», de Gregorio Malagón, en el restaurante Adolfo - ana pérez herrera

    La gastronomía de la provincia de Toledo tiene raíces muy antiguas. Buenos quesos, excelente caza, platos de cuchara, mazapanes y vino constituyen los pilares básicos de esta cocina. El viajero que pasee por las calles empedradas de Toledo puede recrearse en su belleza mientras degusta la mejor cocina castellana. La esencia gastronómica de Toledo es, inevitablemente, cazadora y pastoril. En sus platos pueden encontrarse casi todos los tipos de carne, especialmente el cordero y cochinillo asado, que son los platos típicos, así como el cochifrito de cordero (con tomate, huevo, azafrán y vino blanco). Pero, sin lugar a dudas, el plato emblemático es la perdiz estofada a la toledana: cocida lentamente con fondo de cebolla, ajo y laurel.

    También es magnífica la carne de caza, tanto menor como mayor: guisos de liebre, de conejo, venado en salsa, jabalí, estofados, calderetas y conejo (al ajillo, a la cazadora, carbonero, tojunto, o con arroz) se dan cita en los fogones de esta provincia. Eso sí, logrando adaptar los viejos platos a los gustos modernos. Otro pilar fundamental de su gastronomía es el queso manchego: el envejecido, elaborado con leche de oveja, que tiene personalidad y elegancia; y el fresco, semicurado, curado o en aceite, que presenta numerosos matices en boca.

    Toledo es también provincia de sopas y cocina de cuchara. Abundan los platos calientes como: la sopa de cangrejos de río, el tomatón, la sopa ajo viudo, la de ajo arriero, la sopa verde, la sopa tonta o la sopa de vendimia; el ajo bolo y otros platos clásicos como las migas, los gazpachos manchegos, las tortillas guisadas, las gachas o los pistos, que todavía conservan los aromas del campo. Es también grande la afición por los escabechados, que tienen como origen la conservación de ciertos alimentos durante los durísimos veranos. Son ejemplos las menestras y los pasteles de caza.

    Tradición histórica, mazapán y vino

    La gran despensa de Toledo eran sus huertas, aunque fue a lo largo del siglo XIX cuando tuvo lugar una verdadera revolución en todas las cocinas de España con la incorporación de la patata, el tomate y el pimiento.

    La caza y la miel estaban asegurados en los Montes de Toledo y el río Tajo suministraba peces y anguilas. En cuanto a los postres, perdura la tradición del Mazapán, que en Toledo se consume durante todo el año. Su origen es árabe, como se demuestra por su condición de alimento blando y de gran poder energético, apto para soportar los ayunos del Ramadán. Además, en su recetario de dulces abundan las marquesitas, cortadillos de Cazalegas, Nochebuenos, arropes, mostillo, mantecadas y flores de sartén.

    Los vinos acogidos a las Denominaciones de Origen Mancha y Méntrida son sabrosos, con cuerpo y personalidad. En el valle del Tajo, por los Montes de Toledo, el olivo ejerce un protagonismo indiscutible y su aceite es excelente.

    Los mejores restaurantes de Toledo

    Adolfo (2 Soles en la Guía Repsol) C/ Hombre de Palo, 7. Tel: 925 227 321. El Bohío (2 Soles en la Guía Repsol). Avenida Castilla-La Mancha 81. Illescas. Tel: 925 511 126. Casa Parrilla (1 Sol en la Guía Repsol). Avenida de Toledo, 3. Las Ventas con Peña Aguilera. Tel: 925 418 207. Locum (1 Sol en la Guía Repsol) Calle Locum, 6. Tel: 925 223 235 As de Espadas (Recomendado en la Guía Repsol). Paseo de la Rosa, 64. Tel: 925 212 707. Llares (Recomendado en la Guía Repsol). Calle Doctor Fleming, 7. Toledo. Tel: 925 431 157. Tierra (Dos Soles en la Guía Repsol). Ctra. CM-4100 Oropesa - Puente del Arzobispo km. 9. Tel: 925 457 534.

  10. Berenjena en Almagro (Ciudad Real)

    Un detalle de la plaza de Almagro
    Un detalle de la plaza de Almagro - Daniel capilla

    De Almagro a los pueblos y castillos de la Orden de Calatrava siguiendo los latidos del corazón de La Mancha. Fachadas pintadas en blanco y añil, inmensas extensiones de viñedos y cereales, paisajes de llanuras infinitas de tierra roja y constantes referencias a El Quijote dondequiera que se mire. Así es La Mancha y así son los pueblos que viven de la berenjena.

    Para descubrir las tierras donde nace la más deliciosa de las berenjenas, lo mejor es comenzar por Daimiel, visitando el Parque Nacional de las Tablas.

    Lo que un día fue lugar de caza de Alfonso XII y de su hijo Alfonso XIII es hoy un bosque de juncos, enea, masiega y carrizo, entre los que asoman patos, garzas y ranas. En total, 250 especies de aves pueblan este humedal de casi 2.000 hectáreas, enclavado entre los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. Hay que visitarlo bien equipados: cantimplora, en los meses de más calor, y prismáticos, en cualquier época del año. Son imprescindibles para poder observar de cerca hasta la última especie de la fauna.

    La carretera CM-4107, que lleva hasta el próximo destino, Almagro, está plagada de casas de labranza típicas encaladas hasta el tejado y molinos de viento bastante más modernos que aquellos a los que se enfrentó Don Quijote. Una imagen que el director de cine manchego Pedro Almodóvar ha sido capaz de reflejar a la perfección en sus películas.

    Almagro, reflejada por Almodóvar

    Almagro es un lugar que rompe con todo lo que hay alrededor. La ciudad es Conjunto Histórico-Artístico y cuenta con ese aliciente, además de tener la misma esencia manchega que cualquiera de los pueblos que la rodean.

    La Plaza Mayor, una auténtica belleza flanqueada por soportales con columnas toscanas, es el punto de partida para conocer esta localidad. Repleta de terrazas donde tomar un refrigerio, es el lugar ideal para probar una ración de pisto, de berenjenas o de migas de la zona. En la plaza también está el Ayuntamiento, del siglo XVI, y su tesoro más preciado, el corral de comedias. Un grupo de actores hacen de guías durante una visita dramatizada en la que una voz en off cuenta la historia del edificio. Fue construido en 1628 como mesón-casa de comedias y declarado Monumento Nacional en 1955.

    Muy cerca de la plaza está el almacén de los Fúcares, levantado en el siglo XVI por esta acaudalada familia de negociantes alemanes para almacenar el grano que procedía de las rentas de los Maestrazgos y del mercurio de las minas de Almadén. Pero si hay algo que distingue a Almagro, son sus encajes de bolillos. Elaborarlos es una tarea de tal maestría que sólo están capacitadas para tal menester las mujeres del lugar.

    El Museo del Encaje expone las mejores colecciones de piezas textiles. La iglesia de la Madre de Dios, construida en el siglo XVII en estilo gótico con detalles renacentistas, o el convento de la Asunción de Calatrava, levantado en 1519, son paradas obligadas.

    Tierras de castillos y rebaños

    Camino a la próxima parada, Calzada de Calatrava, la CM-413, que une Almagro con Puertollano, discurre por paisajes que definen la esencia de La Mancha: pueblos pequeños y silenciosos, rectas interminables, pastores que custodian las ovejas, cerros de origen volcánico y silencio.

    Por aquí, en pleno campo de Calatrava, cabalgaron los caballeros de la orden que lleva su nombre. Después de atravesar el pueblo, se observa el Castillo de Calatrava la Nueva, construido en 1217 después de la batalla de las Navas de Tolosa. Esta zona es, además, uno de los pasos naturales hacia los impresionantes paisajes de Sierra Morena.

    Enfrente está el Castillo de Salvatierra, en el cerro de la Atalaya, donde se llega por la CR-504. Antigua fortaleza musulmana de origen romano, su estado en ruinas y su propiedad privada impiden visitarlo. El final del camino lleva a pedanía de La Alameda, siguiendo la misma carretera, y a una vieja quesería del priorato de la Orden de Calatrava. Merece la pena recorrer el edificio para hacerse una idea de la arquitectura de la época. El lugar es hoy un restaurante cuidado con mimo; sus muebles reflejan las costumbres manchegas, por lo que el local es un auténtico museo.

    Rincón de la berenjena de Almagro

    Las berenjenas de Almagro son de una variedad propia del lugar. El proceso de cocción, fermentación y aliñado es lo que hace que estas hortalizas tengan un sabor tan singular. Se recolectan antes de que hayan madurado demasiado, por lo que se almacenan aún pequeñas y cuando no han adquirido el color violáceo que las caracteriza. Se preparan en conserva, cocidas y aliñadas con aceite, vinagre, agua, sal, pimentón, comino, una hoja de laurel, pimienta recién molida y ajo. Se sirven frías.

    Lo que tienes que saber

    Los platos manchegos van más allá de las migas y el pisto con huevos fritos. El atascaburras, elaborado con patatas, bacalao, nueces, pasas y huevo es otra de las estrellas de la mesa junto con los duelos y quebrantos, un plato compuesto por huevos revueltos, chorizo y tocino. También el bacalao ajoarriero es uno de los platos más exquisitos, junto al arrope, la liebre con patatas y, cómo no, las berenjenas en escabeche.

    Qué comprar. En el equipaje de vuelta de la ruta no puede faltar queso manchego, un bote de berenjenas y unas botellas de vino. Los encajes de la zona son un tesoro.

    Cuándo. En julio (4 al 28) se celebra el Festival de Teatro Clásico de Almagro por lo que es muy recomendable aprovechar esta cita para visitar la zona y disfrutar de sus múltiples encantos.

    Fiesta. La Muestra Gastronómica de la Berenjena de Almagro se celebra en esta localidad desde 2006. Aunque es un festejo muy reciente, sus restaurantes están muy concurridos por la cantidad de gente que quiere saborear este producto manchego.

    Visita obligada. El Corral de Comedias de Almagro. Es un edificio del siglo XVII que se conserva en su forma original. En 1950 se descubrió el escenario intacto, por lo que se utiliza de nuevo como teatro.

    Sorpresa. Si hay un rincón mágico es, sin duda, el Castillo de Calatrava la Nueva. Sus vistas desde lo alto del cerro son sobrecogedoras. Se ven las llanuras manchegas hasta decenas de kilómetros, y los pueblos que las salpican, con Sierra Morena al fondo. Allí uno se imagina cómo se vivía en la Edad Media. El viento que casi siempre sopla aquí alivia el esfuerzo de subir andando por un camino de piedras.

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