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isla de Skye

Así son los caminos de la Escocia más natural y bella

Diez rutas imprescindibles, en plena naturaleza, por esta isla de las Hébridas

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Old Man of Storr

En otro mundo. Esa es la sensación que tendrás nada más poner un pie en la isla más visitada de las Hébridas. El puente de Skye o el ferry entre Mallaig y Armadale serán los encargados de llevarte hasta ella. Al admirar sus parajes casi salvajes parece que la mano del hombre ha pasado de largo por aquí. Para recobrarse de tanta magnificencia, nada como visitar sus pueblos, poseedores de ese encanto especial que tienen las postales antiguas.

Recorrer la isla es fácil si se cuenta con un vehículo de alquiler. Una de las precauciones que habrá que tomar es estar atento a los «passing places», ya que las carreteras que cruzan la isla son de un solo carril para ambos sentidos. También tendrás que acostumbrarte a la aparición, casi por sorpresa, de rebaños de ovejas y esperar pacientemente a que crucen por delante de tu coche. Para alojarte, nada mejor que un B&B en Portree o en los alrededores. ¡Disfruta!

Old Man of Storr

Una de las maravillas naturales que más turistas atrae es este pináculo de roca que puede divisarse a kilómetros de distancia. Está en la ladera del Storr, una colina fruto de un corrimiento de tierras. Para llegar hasta aquí hay que ir al este de la península de Trotternish, situada el extremo norte de la isla.

Subir hasta la zona donde está este gran obelisco permite disfrutar de unas vistas privilegiadas. No obstante, habrá que estar en forma. Se trata de un trayecto de dificultad media de casi 4 kilómetros, contando ida y vuelta. Si no se hacen paradas es posible cubrirlo en una hora y cuarto. En época de lluvias, el terreno se embarra y hay que extremar el cuidado.

The Quiraing

Sin salir de Trotternish pero mucho más al norte encontramos otra maravilla con la que los aficionados a la fotografía quedarán impresionados. Otro gran deslizamiento de tierra explica el asombroso paisaje que combina mesetas escondidas y acantilados de vértigo. Algunas de las formaciones más famosas son la prisión, la aguja y la mesa.

Para cubrir a pie este escarpado y arduo recorrido, saliendo y regresando al mismo lugar, hay que cubrir cerca de 7 kilómetros. Aunque en dos horas se puede hacer, es interesante ir sin prisas, descansando por etapas para no perder detalle del entorno. Olvídate de este paseo si hace mal tiempo porque resultaría muy peligroso.

Neist Point Lighthouse

Parece imposible que en un lugar tan recóndito esté esperando una construcción de tal belleza. En el punto más occidental de la isla aguarda un faro al que llegaremos tras concluir con el coche una carretera de vía única y un recorrido andando de algo más de un kilómetro. Este trayecto consta de partes empinadas, por lo que es aconsejable ir con calma.

Dado que está rodeado de acantilados, si la visibilidad es baja debido a la niebla o hace mucho viento, es mejor dejarlo para otro día con condiciones más favorables. Si no tienes otra oportunidad de regresar, camina hacia atrás desde el acantilado hacia la derecha y podrás verlo a lo lejos. La instantánea más mágica tiene lugar al atardecer.

Fairy Glen

Cerca del pueblo de Uig hay un valle sembrado de pequeñas colinas que parece sacado de un cuento. Haciéndole justicia a su nombre, bien parece el lugar donde habitan las hadas. La hierba que rodea las laderas de estas mágicas montañas dibuja extraños patrones. Las ovejas son las únicas que parecen estar familiarizadas con el espectáculo.

Para tener una perspectiva perfecta, nada mejor que dar una vuelta por los alrededores. Los caminos están bastante desdibujados, pero el objetivo primordial será ascender una torre de roca conocida como el castillo Ewen. Una vez escalemos hasta su base, el sendero se hará más visible. Desde la cima, obtendremos una panorámica del valle y su lago.

Fairy Pools

Otro lugar que parece estar envuelto en un halo de magia son estas piscinas naturales. Muy cerca de las Cuillins negras, estos pequeños lagos cristalinos se combinan con susurrantes cascadas. Si quieres pegarte un chapuzón, ten en cuenta que la temperatura del agua desafía al más valiente. Hasta bien entrado el calor se recomienda traje de neopreno.

Para llegar a este bosque de cuento hay que caminar unos 20 minutos por un sendero que al principio es algo irregular. No obstante, las cuestas no son demasiado empinadas y el paseo se hace con bastante facilidad. La primera cascada anuncia un conjunto natural con pozas de diferentes tamaños. En verano, está algo masificado de turistas… y de mosquitos.

Cuillins

En la parte sur de la isla hay una cadena montañosa de impresionante majestuosidad. Muchos admiten que hay dos Cuillins, las negras y las rojas. Sin embargo, las verdaderas son las primeras, ya que las otras son unas colinas más bajas al otro lado del valle Sligachan. En las Cuillins negras se localiza el punto más alto de Skye: el pico Sgurr Alasdair (992 m).

Los amantes de la escalada tienen una cita segura con estas rocas de basalto y grabo. Suponen un auténtico reto, incluso para los más experimentados. Hay travesías para todos los niveles, pero no está mal que los más novatos se dejen acompañar por un guía. Si prefieres esperar a pie de montaña, no te aburras y plantéate una visita a los lagos cercanos.

Duvengan Castle

Castillo de Duvengan-

A dos kilómetros de la ciudad que le da nombre, este edificio de época representa al clan MacLeod. Además de visitar las estancias, cabe la posibilidad de contratar un crucero por el lago,  apuntarse a un día de pesca e, incluso, celebrar tu boda en el castillo. Este lugar también ha servido de localización para cine y televisión.

Otro castillo interesante es el Duntulm. Al estar en ruinas su aspecto es más siniestro, algo que alimenta una leyenda local. El hijo del señor del castillo quedó a cargo de una niñera. En un despiste, el niño se asomó demasiado por una ventana y cayó al mar. Como castigo, la niñera fue abandonada en un bote a la deriva en el océano.

Talisker Bay

El estar rodeada de agua no solo concede a Skye un paisaje rocoso plagado de acantilados, sino que también regala a los viajeros preciosas playas salvajes. Esta bahía es una de las favoritas de los senderistas. Hay que acudir cuando la marea está baja para admirar los abstractos dibujos creados por el contraste de la arena blanca y negra.

Aprovechando la vista a esta zona, no se debe desaprovechar la ocasión de dejarse caer por la única destilería de whiskey existente en Skye. Se localiza a unos 15 minutos en coche de la bahía, en el pueblo de Carbost y junto al lago Harport. La destilería Talisker ofrece visitas guiadas y catas. Los horarios varían en función del mes.

Kilt Rock

Desde un mirador al noroeste de Trotternish se contempla una pared vertical de 55 metros con columnas de basalto formando pliegues. Muchos han creído ver en las formas y colores de esta roca una falda escocesa. En un plano más cercano, una impresionante cascada de 60 metros cae con gran estruendo. El agua no llega a tocar el final en los días de mucho aire.

Pero si hay un fenómeno espectacular cuando el viento sopla con fuerza es la música que parece surgir de los alrededores. Es un sonido similar al producido por los órganos de las grandes catedrales. La explicación no podría ser más sencilla. Los cantos de sirena vienen de la valla del mirador, cuyos tubos con agujeros la convierten en un instrumento improvisado.

Kilmuir Graveyard

La historia de Escocia está salpicada de personajes sin los cuales el presente de esta región no sería el mismo. Una de estas heroínas fue Flora MacDonald, que se alineó con la causa jacobita y prestó su ayuda a Carlos Eduardo Estuardo, ocultándolo en la isla. Sus restos reposan en este pequeño cementerio.

Su tumba es fácilmente reconocible, dado que es la que está coronada por la cruz más alta de todo el campo santo. Además de la de Flora, hay otra tumba que atrae las miradas de los visitantes. Se trata de una lápida tallada en forma de caballero con armadura. La leyenda dice que fue robada de la tumba de un rey escocés enterrado en la isla de Iona.

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