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León y Granada, dos joyas coloniales en Nicaragua

Solo un 1 por ciento de los turistas que visitan las ciudades de León y Granada son españoles

Catedral de Granada TURISMO DE NICARAGUA

FERNANDO PASTRANO

Hace 16 años, la revista especializada «Bolsa Turística» («Decimos lo que no dicen los demás») se quejaba de que Nicaragua era el país centroamericano que menos invertía en promoción turística. Mientras que Guatemala gastaba entonces 7 millones de dólares en dar a conocer su país en el extranjero; Costa Rica , 5; Panamá , 4; y Honduras, 2; Nicaragua sólo invertía un millón. Sin embargo, la misma publicación se hacía eco una semana antes del «crecimiento dinámico» del sector turístico en Nicaragua. «En tres años el país ha logrado posesionarse del concepto turístico de la cultura nicaragüense».

Granada, joya colonial en Nicaragua PILAR ARCOS

Frente a los colosos caribeños y a Costa Rica , destinos turísticos consolidados en la región, Nicaragua tiene que arrastrar el handicap de partir prácticamente de cero en esta materia, pero con la ventaja de haber aprendido en cabeza ajena los errores de masificación cometidos por otros países especialmente en los años setenta y ochenta.

Las cosas están cambiando. En los últimos años las autoridades de Nicaragua están fomentando significativamente la industria turística que, a falta de datos oficiales, en 2016 ha registrado la llegada de más de 1,5 millones de turistas extranjeros (solo el 1% fuimos españoles), lo que representaría un crecimiento del 6 % en relación al año anterior.

A los «nicas» les gusta decir que uno de los principales atractivos de su país es que conserva los vestigios culturales del pasado como ninguno otro en el área centroamericana. Puede que tengan razón.

Y si lo que el turista busca son vestigios coloniales los va a encontrar sobradamente, especialmente en las ciudades de León y Granada .

León

Una calle de León, en Nicaragua PILAR ARCOS

Decir León en Nicaragua es como decir Rubén Darío . Conocida como «la Ciudad Metropolitana» (210.000 habitantes) fue capital de Nicaragua durante 200 años. Para muchos, es la localidad que conserva mejor su estilo colonial. Su catedral guarda interesantes obras maestras de la pintura, así como las tumbas de destacados nicaragüenses, entre ellos Rubén Darío (hijo predilecto de la villa). León es sin duda la ciudad del ínclito Rubén, en ella vivió y murió, y muy cerca de allí nació. Visitar su casa museo es como adentrarse en el túnel del tiempo. En el barrio de Subtiava y en la iglesia de San Juan Bautista se aprecian las raíces indígenas . San Felipe, Laborío, Subtiava y San Juan poseen en sus mansiones coloniales interesantes balcones de hierro forjado y frescos patios cuajados de plantas en los que todavía se huele la colonia española.

Y la joya de toda la ciudad es su catedral, Basílica de la Asunción . Un destacable edificio barroco acabado en el s. XIX, sólido, macizo, blanco, muy blanco, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2011.

Es muy interesante subir a su tejado, donde se encuentran 34 cúpulas y varias campanas . Desde allí se tienen las mejores vistas de la ciudad, incluidos los cercanos volcanes de Momotombo, Cerro Negro y Telica.

Granada

Catedral de Granada, construida y reconstruida varias veces PILAR ARCOS

A 160 km. Se encuentra Granada (120.000 habitantes), esta ciudad sobria y elegante, conocida como «la Gran Sultana» , fue fundada en 1524 por el conquistador español Francisco Hernández de Córdoba , de cuyo apellido la devaluada moneda nicaragüense toma su nombre. La mejor manera de conocer esta y cualquier otra ciudad del mundo suele ser a pie. En la Granada nicaragüense, sin embargo, hay una forma preferible: en sus típicos coches de caballos que recuerdan a las viejas calesas madrileñas de principios del siglo pasado. La Plaza Central , escenario de varias películas de época, rodeada por la Catedral, el Ayuntamiento y la Casa de los Tres Mundos, son algunos de los principales lugares de interés, así como las edificaciones religiosas: iglesia y convento de San Francisco y las iglesias de La Merced, Guadalupe y Xalteva.

Pero no sería justo cerrar esta reseña sin recordar al viajero que, como complemento a las reliquias culturales, Nicaragua le ofrece una naturaleza casi salvaje, casi virgen. De algo tenía que servir la escasez de infraestructuras. Frente a la masificación turística de otras regiones no muy lejanas, Nicaragua posee dos de las mayores riquezas de la humanidad: el fuego y el agua, volcanes y lagos.

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