Por qué dos millones de turistas dejan de ir a París
El miedo al terrorismo y la degradación del centro, claves del deterioro del turismo en la capital francesa
París perdió 2 millones de turistas el 2016, con un costo muy gravoso para la economía municipal y nacional. Tras el fantasma terrorista , la degradación de grandes avenidas y sitios emblemáticos tiene un costo económico creciente.
Según las estadísticas oficiales, los hoteles parisinos registraron el año pasado una baja del 7,4 % . En la región parisina, la caída de asciende al 10,2 %.
Tras los hoteles, la restauración y la frecuentación de lugares turísticos sufre caídas significativas.
Oficialmente, la incertidumbre y los fantasmas terroristas han influido de manera «determinante». El espectáculo de los soldados, armados, patrullando por sitios emblemáticos (Notre Dame, Torre Eiffel , etcétera), suscita reacciones «ansiógenas» muy negativas para el turismo.
La caída de frecuentación de los grandes sitios turísticos parisinos parece sugerir que la mendicidad, la pobreza de masas, la suciedad y la degradación urbana también comienzan a influir de manera muy significativa. Quizá el caso más espectacular sea el de los Campos Elíseos, donde la pobreza «multicultural» está tomando proporciones llamativas.
Del principio al fin de la gran avenida de los Campos Elíseos , entre el Arco del Triunfo y el Grand Palais, los mendigos que piden limosna , tirándose por los suelos, se suceden cada cincuenta metros. Vagabundeando, arriba y abajo, se suceden las chicas, no siempre jóvenes, pidiendo limosna. Aquí y allá, los puestos de vendedores de castañas calientes, entre hamburguesería y hamburguesería, dan una penosa nota de pobreza frente a las tiendas de aparente «lujo cosmopolita».
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Durante los últimos doce meses, la frecuentación del Arco del Triunfo (donde comienzan los Campos Elíseos) ha caído en un 29,2 %. Es posible que el miedo al terrorismo haya influido. El turismo de masas, con publicidad ultra chillona, y la mendicidad no menos llamativa, quizá contribuyan a degradar la imagen turística de uno de los grandes monumentos construidos a mayor gloria de la ensangrentada epopeya napoleónica.
En el mismo intervalo de tiempo, la frecuentación Gran Palais , sitio histórico, consagrado a grandes exposiciones, ha caído en un 42,9 %. Quizá no sea un azar que el gran monumento nacional esté «cercado» por una nube de puestos de venta de churros, «vino caliente», y tiendas de la bisutería más barata, atrayendo a un público modesto, suburbano y muy multicultural que puede suscitar un sólido rechazo callado del turismo más tradicional y de clase media.
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