Lo que los fans de Eurovisión quizá no sepan de Kiev
Recorrido por la capital de Ucrania, sede este año del Festival de Eurovisión y ciudad con un gran patrimonio arquitectónico
Muchos de los eurofans que se dejen caer por Kiev se sorprenderán al ver su planta de gran ciudad , sus magníficos parques y la cantidad de edificios modernistas que atesora, destacando entre todos la llamada Casa de las Quimeras , situada justo frente a la Presidencia del Gobierno, en una callecita muy vigilada y sin tráfico.
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Aunque quizá la primera sorpresa que reciban los visitantes es que Borispil es ahora un modernísimo aeropuerto de última generación, luminoso, organizado y con wifi gratis . Todo está tan reluciente, limpio y ordenado que cuesta trabajo creer que uno llega a un país empobrecido por la guerra.
Si todas las grandes ciudades del mundo pueden resumirse en una sola calle que proyecta su vitalidad, elegancia y esplendor; si Nueva York relumbra en Broadway, París se refleja en los Campos Elíseos, Barcelona impresiona con el señorío de su Paseo de Gracia y Zúrich alinea las más caras boutiques de Europa en Banhoffstrasse, Kiev muestra lo mejor de sí misma en el soberbio bulevar Kreshchatik , una arteria amplia, elegante y arbolada, jalonada de tiendas de lujo y amplias aceras, en la que los kievitas compran, trajinan y pasean orgullosos a la sombra de añosos castaños.
Lo que destaca es la enorme amplitud del paseo, que se aproxima a los cien metros de anchura, y el obelisco y la plaza de la Independencia , punto universal de encuentro, donde tuvieron lugar las famosas manifestaciones de la «revolución naranja» . En los fines de semana, el tráfico queda cortado en toda la avenida.
Construida sobre boscosas colinas en la margen derecha del río Dniéper , Kiev presenta una interesante y difícil orografía. El núcleo original, fortificado en su época, constituye la llamada Ciudad Alta , donde aún queda en pie la Puerta Dorada , una potente construcción de ladrillo, con una iglesia en lo alto, que era la entrada principal de la ciudadela. El resto de las defensas, de madera, no han sobrevivido.
Muy cerca se alza, pintada de amarillo rabioso, la Catedral de San Vladimir , el rey que introdujo el cristianismo ortodoxo en la Rus. Pero la gran catedral de Kiev es Santa Sofía , una pequeña ciudad dentro de la ciudad, que albergaba la residencia obispal, un monasterio y la inevitable torre barroca que contrasta sus suaves tonos azulados con el blanco de las paredes del templo, el verde de los tejados y el dorado de las cúpulas que podían verse desde cualquier punto de la ciudad. Casi enfrente, a unos cientos de metros, el monasterio de San Miguel compone otro conjunto memorable, añil y oro, que recuerda la gran influencia de Bizancio sobre aquellas tierras.
Andreyevski Spusk es un barrio pelín alternativo , pero sobre todo turístico, en el que artesanos y artistas venden al público sus obras en plena calle. A los kievitas, enamorados de su ciudad, les gusta compararlo a Montmartre. Es verdad que se trata de un barrio bohemio presidido por la vistosa Iglesia de San Andrés, desde cuya explanada se domina una espléndida panorámica de la ciudad baja, y el Castillo de Ricardo Corazón de León , pero la comparación con Montmartre quizá resulte algo pretenciosa.
Para terminar, una buena noticia: El coste de la vida en Kiev es asombrosamente barato.
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