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El pueblo segoviano que esconde un tesoro

Sotosalbos, en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama, tiene uno de los mejores ejemplos del románico español

Iglesia de San Miguel Arcángel, en Sotosalbos
Paloma Santamaría

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La localidad segoviana de Sotosalbos esconde entre sus casas de piedra y teja árabe calles que invitan al silencio y uno de los mejores ejemplos de arte románico rural español. Enclavado a los pies de la Sierra de Guadarrama , en la frontera entre Segovia y Madrid, la localidad fue fundada en el siglo XII sobre una campiña donada por los segovianos al Obispo y al Cabildo. Ya en el siglo XIV, Juan Ruiz, arcipreste de Hita nombra a este pueblo serrano en el clásico de la literatura española El Libro de Buen Amor creando alrededor de la localidad un halo de misterio.

Rodeada de un rico patrimonio natural la Villa es una excelente alternativa para los amantes de la naturaleza. El visitante está invitado a recorrer los suaves senderos del interior o adentrarse en la frondosa Sierra del noroeste pero antes ha de descubrir los secretos de esta localidad. El mayor de ellos es sin duda la Iglesia de San Miguel Arcángel, una de las construcciones románicas más bellas de la provincia de Segovia del siglo XII. Hasta nuestros días han llegado la torre, la cabecera y gran parte de la nave original, pero es su extraordinaria galería porticada la que le ha dado merecida fama a este hermoso templo dedicado a San Miguel.

La Iglesia domina la Plaza Mayor que ofrece la pureza de la arquitectura tradicional segoviana con el predominio de materiales rústicos y naturales como la piedra, el cemento blanco, la madera y la teja árabe. Un conjunto que hace de esta coqueta plaza un sitio realmente especial.

Al final de la calle encontramos la Plaza del Descansadero del Herrero donde está el vestigio de una antigua tradición que habla de la importancia del ganado en la zona. Su presencia era común en todos los municipios pero uno de los mejor conservados es sin duda el de Sotosalbos.

Dos antiquísimas fuentes o la Cruz del Canto , a la salida de la localidad, completan un recorrido que puede hacerse en menos de una hora, el tiempo preciso para abrir boca antes de degustar la rica gastronomía segoviana donde destaca el cochinillo y el cordero.

En Sotosalbos apenas viven 130 personas pero el aumento del turismo rural ha hecho que proliferen alojamientos con encanto donde pasar un fin de semana al calor de la chimenea en los fríos inviernos de la sierra segoviana o disfrutar de agradables paseos en épocas más templadas.

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