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Lo último: un asombroso monasterio con Budas de oro y celdas antibalas

El monasterio Tsz Shan se inaugurará en Hong Kong este mes. Lo ha financiado Li Ka-shing, el hombre más rico de Asia

Lo último: un asombroso monasterio con Budas de oro y celdas antibalas Tsz Shan

pablo m. díez

Después de más de una década de obras, a mediados de este mes abre sus puertas al público el monasterio de Tsz Shan, un fastuoso templo budista levantado en la parte continental de Hong Kong, cerca de la frontera con China. Erigido en el distrito de Tai Po, en una frondosa colina con espectaculares vistas al mar, está presidido por una descomunal estatua de bronce de Guanyin, el «Bodhisattva» («iluminado») de la compasión en el que muchos en Occidente quieren ver a una diosa de la misericordia por sus rasgos femeninos. Con 76 metros, incluyendo el pedestal, dobla al Buda gigante de la isla de Lantau, también en Hong Kong, y ya se perfila como una de las principales atracciones turísticas de la antigua colonia británica.

Además de visitar el monasterio, que tiene una sala con tres estatuas budistas recubiertas de oro de 24 kilates, los peregrinos podrán alojarse en algunas de sus celdas para meditar y aprender las enseñanzas de los monjes. Según informa la CNN, uno de los tres dormitorios preparados para alojar a los huéspedes que estén de paso tiene las ventanas blindadas con el fin de proteger a los «invitados importantes».

Uno de ellos podría ser Li Ka-shing, el hombre más rico de Asia gracias a la fortuna de 30.000 millones de euros que, a sus 86 años, atesora como dueño fundador del potente consorcio Hutchison Whampoa, que acaba de comprarle a Telefónica su filial británica O2. A tenor de la CNN, el anciano magnate ha financiado enteramente los 180 millones de euros que ha costado construir el monasterio, cuyo presupuesto es cifrado en unos 50 millones de euros por una página «web» turística de Hong Kong.

Como Li Ka-shing pertenece a la junta directiva de la Asociación Budista de Hong Kong, cuyo presidente es el abad del monasterio, el reverendo Sik Kwok-kwong, el diario local «Apple» publicó que este templo serviría como futura tumba para el magnate. Una información que fue negada categóricamente por los monjes, que incluso amenazaron con denunciar al citado periódico.

Al margen de esta polémica, y de las protestas de algunos vecinos por el impacto medioambiental de la construcción en uno de los pocos espacios naturales que quedan en Hong Kong, el templo de Tsz Shan se propone recibir entre 400 y 500 visitantes diarios, pero no permitirá grupos para preservar su recogido ambiente de contemplación espiritual. Para no dañar el entorno, los monjes tampoco permitirán a los visitantes que traigan a los Budas ofrendas como barras de incienso, comida y bebida, ya que en su lugar les proporcionarán solo agua.

Como si fuera un faro espiritual, la estatua de Guanyin ya sobresale entre los puntiagudos tejados negros del monasterio y se asoma compasiva a la bahía de Hong Kong, posiblemente uno de los lugares más materialistas del mundo y donde no hay más que una religión: el dinero.

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