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elecciones municipales del 24 de mayo

Manuel Fernández: «Yo quería ser alcalde de Gálvez cuando era pequeño»

Lleva en el cargo desde 1995 y es un político rarísimo: ¡habla bien de la oposición!

Manuel Fernández: «Yo quería ser alcalde de Gálvez cuando era pequeño» ana pérez herrera

juan antonio pérez

El defensa «muy leñero» del Gálvez (unos 3.200 vecinos) pensó en dejarlo cuando el colegiado Eusquiano de los Ríos, «todavía recuerdo el nombre», le dijo: «Por dios, Manolo, que no te quiero expulsar; que me da vergüenza expulsar a un alcalde. Es que en 1995, con 28 años, me presenté a alcalde y todavía jugaba al fútbol». Mientras lo cuenta, Manuel Guillermo Fernández Lázaro-Carrasco (1967) se ha levantado de la silla de su despacho y ha cogido un cuadro al que guarda «mucho cariño». Es de la etapa de juveniles, campo de tierra: Manolo es el primero de los de abajo empezando a mirar por la izquierda.

—¿Le votan todos los del equipo?

—Hay un par de ellos que no viven aquí y los demás… sí (y se ríe).

Mucho antes de aquello, cuando apenas levantaba un palmo del suelo y vivía en la calle de la Botica, número 4, lo tenía clarísimo: «Yo quería ser alcalde de mi pueblo cuando era pequeño». Así que en cuanto creció, «con 15 ó 16 años», su padre le metió en vena un carrusel de mítines. «Me llevó a ver a Santiago Carrillo, a Adolfo Suárez, a Blas Piñar, a José Antonio Segurado… y después de ver a todos, le dije: ‘Papá, no me gusta ninguno’». Años después, se afilió a Nuevas Generaciones.

—¿Por qué se hizo del Partido Popular?

—Me hice porque siempre me he considerado una persona de centro y creo que el PP es un partido de centro. De hecho, si nunca hubiéramos dado la bienvenida a mucha gente, nunca hubiéramos ganado. Antes de ser alcalde, había venido dos veces al Ayuntamiento: una cuando me tallaron y otra que vine a por un certificado de empadronamiento. Y la tercera vez que lo visité fue a tomar posesión.

«Con 15 años mi padre me llevó a ver a Carrillo, a Suárez, a Blas Piñar... y no me gustó ninguno»

Un 18 de junio de 1995. «Tomo posesión y me entero de que el pantano no tiene ni una gota de agua y que nos van a dejar sin ella. Hablo con mis concejales y me dicen que en la plaza hay un pozo que, antiguamente, daba de beber a todo el pueblo. ¿Y tú sabes lo que es la plaza levantada y que no se veía agua por ningún lado? Yo le decía a mi teniente alcalde: ‘Pepe, vamos a ser los más breves de la historia porque nos van a echar’. Pero apareció el agua (risas). Fíjate, creo que ese fue nuestro primer acierto».

—¿Y los fracasos?

—El mayor es que actualmente tengo 300 parados. A mí cada vez que me viene un padre de familia parado eso es un gran fracaso. Como hay gente que lo está pasando mal, algo no habremos hecho bien los políticos. Que no es un tema personal mío, pero sí que lo asumo como propio.

Manolo lleva 20 años de alcalde; cinco mayorías absolutas seguidas, alguna con el 68 por ciento de los votos. El niño que creció en la calle de la Botica ahora vive a caballo entre Gálvez y Toledo, donde es diputado provincial desde 1999. «Siempre he tenido mucha ilusión, soy un alcalde vocacional. Me gusta poner el alma a las cosas. Soy un nacionalista de Gálvez y trato de que mis hijos tengan un pueblo mejor del que yo me encontré. He luchado mucho por esta comarca, la de los Montes», dice mientras alguien llama a la puerta.

«La irrupción de Podemos y Ciudadanos es buenísima porque los dos grandes partidos han espabilado»

Cuando la entrevista termina, una fila de personas espera paciente a la entrada del Ayuntamiento, que a su vez es la antesala del despacho de Alcaldía: la puerta está a mano izquierda según entras. «Intento no dar problemas a mis vecinos, que el Ayuntamiento sea una casa donde pueda entrar todo el mundo. Yo estoy a disposición al mediodía y los miércoles por la tarde, sin cita previa», dice.

—¿Es usted un cacique?

—He procurado luchar contra el caciquismo e intento hacer una autocrítica muy a menudo para no convertirme en un cacique. Espero que no.

—Hábleme de la oposición

—La actual es gente muy respetuosa, muy educada, con la que hemos estado de acuerdo al 95 por ciento. Tengo que alabarla. El portavoz del PSOE es una buena persona, y es que no puedo hablar mal porque creo que tienen el mismo interés que nosotros en que funcione Gálvez. A alguno le puede chocar lo que digo...

—Y los nuevos partidos, ¿qué le parecen?

—La irrupción de Podemos y de Ciudadanos está claro que ha hecho que PP y PSOE espabilen. Considero su aparición buenísima porque los dos grandes partidos han visto las orejas al lobo. También le digo que no es lo mismo prometer que dar trigo. Predicar es muy fácil, pero luego todo el mundo peca.

—¿Cuando piensa usted dejarlo?

—He firmado un contrato con mi pueblo hasta 2019, en el Gobierno o en la oposición. Luego Dios dirá.

—¿Hay alguna cosa que le guste más?

—Me gustan tres cosas: ser alcalde, estar con mi familia y que gané el Real Madrid.

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