El arte del cómic, a debate en Cuenca

Largo ha sido el camino recorrido por el cómic desde la aparición el 7 de julio de 1895, en las páginas del diario estadounidense New York World, del larguirucho, pelón y encamisado The Yellow Kid creado por Richard Felton Outcault que el generalizado convenio de sus estudiosos considera como su primera aparición, hasta nuestros días. Largo, selectivo, diferenciador y complejo, tanto desde el punto de vista de su producción como también de su recepción, asimilación y aceptación social, pero que le ha llevado a convertirse no sólo en un medio más de comunicación de masas, y quizás, al menos hasta la aparición de internet y las redes sociales, de los más característicos de nuestro tiempo, sino, a la par, en un ejercicio artístico que le ha llevado a ser calificado como «el noveno arte». Pues bien, el aquí y ahora de ese arte, y a la vez también industria y negocio, era analizado en la mesa redonda organizada en Cuenca por la RACAL, la Real Academia Conquense de Artes y Letras, dentro de su semanal programación «Los martes, en la Academia».

Creación, lectores y negocio estuvieron representados en el debate de la institución conquense. La primera con la presencia de dos dibujantes, ambos jóvenes pero pertenecientes a dos generaciones sucesivas: por un lado el linense afincado en la ciudad y desde ella colaborador asiduo de la editorial francesa Le Lombard tras haber trabajado con anterioridad en el mercado estadounidense, y autor de títulos tan exitosos como «Beast» o «Turo» o «Gloria Victis», publicación ésta última en la que, por cierto, participa como guionista el cineasta y novelista conquense Juanra Fernández, y por otro el puertollanero Julio Serrano, licenciado en su día por la facultad de Bellas Artes del campus conquense, si por un lado corrosivo integrante de la plantilla actual de la revista El Jueves, por otro creador de cuidadas historias para el público infantil como las de la deliciosa Cecilia Van Helsing, nieta del afamado cazador de vampiros, que a sus ocho añitos no duda, por ejemplo, en enfrentarse al terrorífico monstruo que se oculta en el lago cercano a la ciudad de Cacatopia castigándola con constantes robos de meriendas. El sector lector estuvo representado por el coleccionista y profundo experto, especialmente del cómic norteamericano, Tomás Bustamente, en tanto que la parcela correspondiente al mercado, y a falta de editor participante, corrió a cargo de Juan Ángel Martín Mota, propietario de la única librería especializada en cómic que existe en Cuenca.

En animado coloquio no exento en más de una ocasión de puntos de vista más o menos encontrados y con bastante participación en su tramo final del público asistente, los participantes en la mesa dibujaron una panorámica del estado actual del mundillo de la historieta –en contraste con otros más o menos cercanos momentos– saltando de la diferencia tanto de concepto y punto de partida como de realización entre el cómic europeo y el norteamericano a la mayor o menor capacidad de iniciativa de la industria, tanto fuera como dentro de nuestro país, pasando por las conexiones entre la viñeta y el cine , también tan claramente distintas a uno u otro lado del Atléntico, el posible futuro del género en el mundo de internet y las redes sociales, las propias motivaciones que les llevaron a introducirse en tan apasionante universo o, en el caso concreto de los dibujantes, a su personal utilización de técnicas más tradicionales o más adscritas a las nuevas tecnologías, en un toma y daca verbal que hizo que la sesión se prolongase bastante más de lo habitual de la media de las convocatorias de la corporación académica conquense.