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Humedales de Castilla-La Mancha: «Si el agua pierde calidad, su ciclo no será sostenible»

El profesor de Ciencias Ambientales Federico Fernández analiza para ABC la situación de estos ecosistemas

Humedales de Castilla-La Mancha: «Si el agua pierde calidad, su ciclo no será sostenible» m. cieza

m. cebrián

La Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) acoge la exposición itinerante «Humedales de La Mancha», que puede visitarse hasta hoy mismo en el edificio 31 del Campus Tecnológico de la Fábrica de Armas de Toledo. Esta muestra, que se montó coincidiendo con la celebración del Día de los Humedales (2 de febrero), pretende concienciar a la sociedad de la importancia de estos ecosistemas debido a la interrelación que tienen con los seres vivos que los habitan.

«Un humedal es un rellano temporal en el ciclo del agua, mientras pasa de la atmósfera a la superficie y al acuífero». Así lo define Federico Fernández, profesor de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la UCLM y catedrático de Botánica. Para Fernández la importancia de los humedales radica en que «su función principal, aparte de ser un gran ecosistema y un importante hábitat para muchos seres vivos, es que actúan como filtradores naturales de agua. Esto se debe a que sus plantas acuáticas, gracias a sus tejidos, almacenan y liberan agua, y de esta forma comienzan con el proceso de filtración».

500 humedales

Castilla-La Mancha tiene unos 500 humedales y su situación es muy diferente, dependiendo de los territorios donde se sitúen, señala Federico Fernández. Los que se encuentran en áreas de montaña y tienen poca presencia del hombre se conservan mejor, como son los casos de la laguna de Uña en Cuenca o la de Somolinos en Guadalajara; mientras que, por ejemplo, los de la comarca de La Mancha son los que peor se encuentran debido a la agricultura extensiva y otros usos del territorio.

Los principales problemas para los humedales, indica el profesor, tienen que ver, en primer lugar, con la cantidad y la calidad del agua de la que disponen. «Por eso, la principal amenaza que los acecha es el cambio climático y el descenso de las precipitaciones, aunque cada uno ha tenido sus propios procesos y sus casuísticas», asegura. Por otra parte, habla del caso de muchos humedales que conviven con la agricultura, en los que se ha podido comprobar que el agua se ha drenado y han desaparecido.

Tablas de Daimiel

Pero si hay un caso paradigmático es el de las Tablas de Daimiel, que años atrás se enfrentaba a un serio problema de pérdida de cantidad de agua. De hecho, los incendios en la turba fueron consecuencia de la sequía de los terrenos adyacentes, recuerda Fernández.

Sin embargo, ahora el problema en las Tablas de Daimiel es la calidad de su agua. Eso a pesar de haber recuperado sus niveles gracias a unos últimos años de climatología favorable y a las acciones que se emprendieron para regular la extracción de agua de los acuíferos de la comarca. «Esto es tan importante porque, si las aguas no tienen la calidad suficiente, hay problemas para todos los organismos -plantas y animales- que hacen que el humedal funcione adecuadamente», afirma.

Una de las principales soluciones pasa por cumplir con los contenidos que incluía el Plan Especial del Alto Guadiana, un «plan ambicioso» que supuso un «esfuerzo consensuado para ahorrar agua sin mermar la renta de los agricultores». Sin embargo, «la fase principal de este proyecto se esfumó con la crisis».

Teniendo en cuenta, por tanto, que el cumplimiento del Plan Especial del Alto Guadiana es inviable, Fernández incide en medidas que pasan por un mayor control del agua y por la protección de los humedales. No obstante, considera que «las normativas europeas que regulan estos aspectos se aplican tarde en España».

Además, critica a los gobiernos por su «visión cortoplacista» en relación a estos temas porque «no se pueden llevar a cabo políticas medioambientales de cuatro en cuatro años, pensando solo en las próximas elecciones». A ello se suma que las administraciones han disminuido «enormemente» las partidas económicas destinadas a la conservación del medio ambiente.

De este modo, el catedrático califica la situación de los humedales como «crítica». «No nos podemos permitir el lujo de pensar ni de lejos que los problemas se han detenido. Si aumentamos las extracciones o el agua pierde calidad, su ciclo no será sostenible en Castilla-La Mancha», concluye.

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