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Sorprendentes «Las amistades peligrosas» en el Teatro de Rojas

Excelente la dirección de Darío Facalen un trabajo casi coral que funciona como un mecanismo de relojería y sobresaliente trabajo actoral

Sorprendentes «Las amistades peligrosas» en el Teatro de Rojas ABC

antonio illán illán

Título: Las amistades peligrosas. Autor: Pierre Ambroise Choderlos de Laclos. Versión: Javier L. Patiño y Darío Facal. Compañía: Metatarso Producciones. Dirección: Darío Facal. Intérpretes: Carmen Conesa, Cristóbal Suárez, Iria del Río, Lucía Díez, Mariano Estudillo y Lola Manzano. Dramaturgia: Javier L. Patiño y Darío Facal. Dirección musical: Mariano Estudillo. Diseño de vestuario: Guadalupe Valero. Diseño de Iluminación: Juanjo Llorens.

«Sorprendente» es la primera palabra que se me viene al teclado para comenzar a escribir de la obra con la que ha cerrado el año 2014 el Teatro de Rojas , «Las amistades peligrosas», texto de finales del siglo XVIII de Pierre Ambroise Choderlos de Laclos. Sorprendente puesta en escena, sorprendente juego de actores , sorprendente inclusión de la música en vivo con un protagonismo crucial en la obra, sorprendente la manera de hablarse unos a otros a través de micrófonos, sorprendente el juego escénico evocador de ambientes a partir de elementos mínimos, sorprendente, en fin, una función atrevida que va más allá de la puesta en solfa de la débil frontera que separa la libertad del libertinaje, donde la trasgresión de la moralidad de su época por parte de los personajes protagonistas, la marquesa de Merteuil (Carmen Conesa) y el vizconde de Valmont (Cristóbal Suárez), es el único fin de sus acciones.

Puede sorprendernos la forma de una puesta en escena emocionante de una medida plástica y una iluminación precisa, donde conviven en armonía elementos tan contrapuestos como la música rock con los trajes de época dieciochescos; sin embargo, en seguida nos damos cuenta de que lo primordial de este teatro reside en su profunda reflexión y en el sentido crítico con el que se concibe y que se trasmite.

«Las amistades peligrosas» es una obra dieciochesca hasta la médula, que nos recuerda, entre otras, a las obras del marqués de Sade, que está considerada como un punto culminante de la literatura galante, que describe las intrigas de la aristocracia y el deterioro moral de una sociedad decadente. Sin embargo, servida sobre la escena con los ingredientes con los que lo hace esta producción teatral la convierten en un espectáculo actual y se acentúa el carácter atemporal de la lección moral que conlleva.

Las aventuras de alcoba, el proceso de seducción, la culminación sexual de este proceso es el eje sobre el que gira el contenido de esta pieza genial. Pero lo importante lo encontramos en los matices. Así el vizconde de Valmont, por ser hombre, puede alardear de su comportamiento libertino, seducir, gozar y luego hacer que las mujeres gozadas se pierdan al quedar deshonradas. Sin embargo la marquesa de Merteuil, por su triple condición social de mujer, de viuda y de marquesa, tiene que disimular. Merteuil/Conesa nos muestra el carácter sibilino de una persona que disfruta manejando a su antojo y sin escrúpulos a quienes la rodean. Podríamos pensar que la marquesa de Merteuil es una feminista adelantada a su tiempo, una mujer que debe de desarrollar estrategias de supervivencia en un mundo dominado por los hombres. Ella, como Valmont, también es libre y libertina y no repara en nada con tal de conseguir sus fines, y en ella se puede aplicar el maquiavélico principio de que el fin justifica los medios.

El montaje de esta obra es impactante y rompedor, en el que la música electrónica y en vivo con gran protagonismo se combina con efectos acústicos especiales que con frecuencia subrayan la violencia moral que se pone de manifiesto en el texto que se representa.

Excelente la dirección de Darío Facal en un trabajo casi coral que funciona como un mecanismo de relojería y sobresaliente trabajo actoral de gran exigencia, en cuanto que los actores son también músicos e incluso cantantes, con una Carmen Conesa que borda con extrema naturalidad un papel muy complejo.

Con un merecido aplauso reflexivo y pasional de los espectadores que llenaban absolutamente el recinto se cerró la función. Aplauso que hay que hacer extensivo al Teatro de Rojas por su buen hacer con los recursos de que dispone, al que deseamos lo mejor para el año que entra, y que, entre eso mejor esté el aumento natural del presupuesto que la cultura requiere y necesita una sociedad que tiene que seguir creciendo en libertad y con criterio.

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