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Page, elegido presidente con el apoyo de Podemos, ofrece dialógo al PP

Cospedal le recuerda que perdió las elecciones y que ahora la recuperación «está llegando a nuestra tierra»

VALLE SÁNCHEZ

A las 13.25 de ayer miércoles, las Cortes regionales invistieron, como estaba previsto, al exalcalde de Toledo y actual secretario regional del PSOE, Emiliano García-Page, como nuevo presidente de Castilla-La Mancha con los votos de los 15 diputados socialistas y los 2 de Podemos, frente a los 16 votos en contra del Grupo Parlamentario Popular. García-Page, que tomará posesión el sábado por la tarde en un acto público en el Palacio de Fuensalida, será el tercer presidente socialista de la comunidad autónoma en 32 años de democracia en Castilla-La Mancha, tras José Bono y José María Barreda, y relevará en el cargo a María Dolores de Cospedal, que ha presidido durante cuatro años el único gobierno del PP en la región.

El nuevo presidente castellano-manchego recibió un efusivo y largo aplauso de sus compañeros del PSOE y, al finalizar la sesión, su predecesora se acercó también a felicitarle, con un fugaz, sobre todos para los fotógrafos, apretón de manos mientras salía del hemiciclo.

Antes de la investidura, Cospedal y García-Page se cruzaron en sus discursos declaraciones sobre quién ha cumplido más récords y se lanzaron reproches mutuos sobre la situación económica de la región. Cospedal le recordó que será el primer presidente que gobernará tras perder las elecciones y Page le contestó que ella es «el primer presidente que pierde a la primera» en Castilla-La Mancha.

Pese a las críticas y las «pullas», el nuevo presidente dijo que buscará consenso con todos, no solo con Podemos, y lanzó una oferta de diálogo al PP para lograr una legislatura con «espacio para muchos entendimientos». La hasta ayer presidenta de Castilla-La Mancha también reconoció que el acuerdo entre PSOE y Podemos es «legítimo y democrático», pero manifestó que ejercerá la oposición con total contundencia y, sobre todo, «lealtad a nuestra tierra» porque estarán «siempre» que se le convoque para asuntos importantes», ya que ejercerán la oposición «sin estar todo el día enfadados» como los socialistas.

Cospedal también defendió con firmeza su gestión en el Gobierno regional en estos cuatros años. Por eso recordó que su partido fue el más votado en las últimas elecciones autonómicas, aunque calificó de «legítimo y democrático» el pacto entre el PSOE y Podemos, que permitirá gobernar a Emiliano García-Page. Deseó que el cambio de gobierno en la región «no malogre la recuperación económica y social» que a su parecer ya está llegando en Castilla-La Mancha y que se ha alcanzado gracias al esfuerzo de los ciudadanos.

Cospedal, además, preguntó con qué programa electoral gobernará el PSOE en Castilla-La Mancha porque durante su discurso de investidura «no profundizó en las condiciones, plazos y medidas a las que les obliga su pacto con Podemos».

En su turno de réplica, García-Page respondió que van a gobernar en solitario y con el programa con el que se presentó en las Cortes. En el capítulo de reproches, el nuevo presidente dijo que el gobierno del PP ha dejado en Castilla-La Mancha 6.000 millones de euros de deuda, casi 50.000 parados más según la EPA, con 80.000 menos ocupados y un 47% más de hogares sin ingresos. Datos que difieren con los que Cospedal ofreció en su intervención.

Lo cierto es que ayer García-Page logró recuperar el Gobierno regional para el PSOE tras alcanzar un acuerdo de investidura con Podemos, un documento que incluye trece bloques de medidas y que los líderes de ambas formaciones firmaron ante notario.

Emiliano García-Page Sánchez tiene 47 años y es licenciado en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha. Nació en Toledo el 11 de junio de 1968. Fue vicepresidente segundo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con José María Barreda puesto que abandonó para presentarse a las elecciones municipales del 27 de mayo de 2007. Lleva toda la vida en política y antes de cumplir los 18 años se afilió a las Juventudes Socialistas. Al superar la mayoría de edad pasó a formar parte del PSOE. Su primer puesto político fue el de concejal socialista, de Festejos, en el Ayuntamiento de Toledo. En 1993 fue llamado por el entonces todopoderoso José Bono para formar parte de su Gobierno y fue elegido el consejero más joven de un gobierno autonómico. Desde entonces, su actividad política ha sido frenética y no ha parado de desempeñar diferentes cargos en su partido y en las instituciones. Llegó a coquetear, incluso, con ser candidato a las primarias del PSOE a nivel nacional.

En Toledo, en las elecciones municipales de 2007 su candidatura quedó detrás del candidato del Partido Popular José Manuel Molina, pero, como en esta ocasión, firmó un pacto de gobierno con los dos concejales de Izquierda Unida, convirtiéndose en el alcalde de la ciudad el 16 de junio de 2007. En las municipales de 2011, en los peores momentos del PSOE de Zapatero, consiguió en Toledo, una ciudad tradicionalmente de derechas, que su candidatura fuera la más votada, obteniendo un total de 20.025 votos, y pudo gobernar en solitario. Desde ayer, es el nuevo presidente de Castilla-La Mancha.

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