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El legado molinero de Toledo

La ciudad fue considerada durante siglos la Ciudad de la Harina

El legado molinero de Toledo abc

NOEMÍ GARCÍA JIMÉNEZ

Toledo fue considerada, durante siglos, la Ciudad de la Harina debido al gran número de molinos que poseía. Aceñas de la época islámica y molinos de regolfo, de épocas posteriores, competían por ser los más rentables. En ambos casos, la fuerza del agua del río Tajo movía sus muelas o ruedas de granito, entre las que se dejaban caer los granos de trigo, avena, cebada o centeno, produciendo diariamente miles de fanegas de harina.

Su compra era entonces una inversión rentable, por lo que el Cabildo Catedralicio y la Nobleza competían por adquirirlos. A pesar de ello, en el siglo XVIII comenzó su decadencia económica, y su posterior abandono durante los dos siglos siguientes. Esto llevo consigo la desaparición del oficio de molinero, que en época de bonanza aportaba una buena situación social al gozar de privilegios económicos. A pesar de ello, como bien recoge el refranero castellano, los molineros no se libraron de cierta fama de ladrones y tramposos.

No es necesario alejarse mucho de la catedral primada, epicentro de la ciudad, para poder contemplarlos. Pueden verse dando un paseo por el tramo central de la senda ecológica.Algunos de ellos han llegado hasta nuestros días en un estado aceptable, como los molinos del Hierro y de san Sebastián, próximos al embarcadero, a pesar de los avatares sufridos por las inundaciones y las sequías, y su abandono tras la aparición de la electricidad.

En otros, pueden contemplarse las piezas de la turbina eléctrica que desplazó la maquinaria molinera en el siglo XIX, como en el de Saelices, bajo la ermita de la Virgen del Valle, y el de la Cruz, junto al puente de san Martín. Por desgracia, el batán del Ángel no tuvo tanta suerte, y su maquinaria fue objeto de saqueo a finales del año pasado.

Las aceñas y molinos toledanos constituyen elementos arquitectónicos de gran valor etnográfico, adaptados al enclave paisajístico en el que se ubica, el cauce medio del río Tajo. Son parte del patrimonio histórico y cultural de la ciudad, y un legado para generaciones futuras. Así, todos tenemos la obligación de respetarlos, y para ello, el primer paso es conocerlos. Espero que estas líneas hayan contribuido a ello.

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