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La joven de Talavera no recibió el impacto directo de la bala

Las graves heridas son fruto de las esquirlas del proyectil y el cristal

A. M.

La investigación del suceso que conmocionó a la ciudad de Talavera después de que una joven de 26 años, Ángela Sánchez Oliva, resultara gravemente herida en la cabeza por el disparo de un rifle el pasado 9 de julio, del que ya se recupera favorablementre, sigue dando sus pasos. Aunque las noticias continúan sujetas a una concienzuda confirmación de los hechos, fuentes del caso señalaron a ABC que la joven no recibió el impacto directamente de la bala, sino que las heridas son consecuencia de las esquirlas del crital de la puerta del inmueble que travesó, así como de restos del propio proyectil. Una bala que, según las mismas fuentes, ya habría sido localizada tras días de búsqueda.

En el día de ayer el diario digital «La Voz del Tajo» publicaba un relato en el que reproducía el hipotético trayecto de esta «misteriosa» bala, por aquello de las muchas incógnitas que desde un primer momento ha despertado en este sorprendente caso. Según las informaciones que se han ido conociendo en los últimos días y en base al tipo de heridas recibidas por la víctima, todo indica que las mismas se asemejan a las causadas por perdigones. Así, las lesiones sufridas por Angela Sánchez habrían sido producidos por las esquirlas del proyectil disparado, pero también por los cristales desprendidos por el impacto de la munición.

Esas esquirlas, indica el diario, no habrían causado daños más graves por su deterioro al atravesar el cristal de la puerta del edificio, impactando en el ladrillo del portal y posteriormente de forma lateral en la cabeza de la joven (parte más resistente del organismo humano) y, a su vez, serían las causantes de las heridas en la segunda viandante durante el suceso.

Sin embargo, para los especialistas en balística externa existe una duda respecto a cómo un simple cristal podría romper en esquirlas la camisa del proyectil del calibre 270 de punta blanda. Y más teniendo en cuenta la energía propulsora que este tipo de proyectiles recibe en su recorrido por el cañón y su posterior salida de la boca de fuego del Máuser 270, e incluso valorando la escasa distancia a que se produce el impacto con el cristal y la tipología de disparo de este arma.

Este tipo de armas funcionan para su alimentación y disparo mediante un mecanismo de «cerrojo», lo que hace que por el cañón tenga salida el proyectil, la deflagración (gases) y la onda expansiva (sonido). Así, parece muy extraño que la resistencia del cristal de la puerta de la vivienda, desde cuyo interior presuntamente se realizó el disparo, haya podido romper la camisa del proyectil, por lo que probablemente podría haber rebotado en el ladrillo desde el cual podrían haberse dispersado las esquirlas hiriendo a Ángela Sánchez.

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