La Iglesia con el Año Greco

La Iglesia, quién lo diría, -pensará la mayoría-, invita a los toledanos a visitar gratis durante todo el Año Greco seis de sus principales monumentos en Toledo. Para acceder a este desacostumbrado privilegio, que se agradece, hay que haber nacido en la capital regional o vivir en la misma, demostrable con la presentación del DNI o el certificado de empadronamiento. Y entre esos seis lugares emblemáticos se encuentra la iglesia de Santo Tomé, donde se puede admirar la obra de Doménico «El Entierro del Conde de Orgaz», uno de sus cuadros más conocidos internacionalmente, dada la calidad pictórica del mismo y la escenificación mágica que se escapa de los pinceles del cretense.

Un detalle del Arzobispado de Toledo que deberían copiar los promotores del IV Centenario de la Muerte de El Greco, autorizando, al menos por un día al mes, que los toledanos pudieran disfrutar, también gratis, de las obras del Museo de Santa Cruz y de otros espacios donde se exhibe la creatividad del artista. No pasa nada por llevar a cabo esta oportunidad para los descendientes paisanos de quien vivió en el Casco histórico de nuestra ciudad, dado que el motivo prestigiaría la animación cultural que se respira en la geografía toledana y de la que formamos parte por nacimiento o habitabilidad.

No todo en esta conmemoración homenaje debe basarse en intereses económicos, quizás un aliento altruista de la organización, con ese día gratuito en la mensualidad, se tomaría muy en cuenta y se correspondería con la iniciativa eclesiástica que una vez más ofrece ejemplo al autorizar la visita a seis de sus monumentos principales, catedral primada, excluida, porque no conviene exigir después del gesto de complicidad con la vecindad llevado a cabo en tan feliz acuerdo.

Posiblemente no se tome en cuenta esta opinión que me trasladan varias personas con iguales pensamientos, ya que días atrás se comentaba aquí algo parecido y, por lo comprobado, las múltiples ocupaciones de la organización les impidió tomar nota para intentar estudiar al menos la propuesta, tema éste que ya adivinábamos en lo negativo, pero que había que plantear por si alguno de los mandamases del IV Centenario se consideraba obligado al gesto de cortesía referido.