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Una exposición del Año Greco mostrará la biblioteca del pintor

MARÍA JOSÉ MUÑOZ

El Museo del Prado prepara para el próximo mes de marzo una exposición que con el título «La biblioteca del Greco» reconstruirá las raíces literarias del arte del cretense a partir de sus libros, volúmenes que se conocen gracias a los inventarios que su hijo Jorge Manuel realizó en los años 1614 y 1621, tras la muerte del pintor.

La muestra se enmarca en los actos conmemorativos del IV centenario de la muerte del artista que ha organizado para el próximo año la Fundación El Greco 2014, que preside Gregorio Maranón ’y Bertrán de Lis,

Como ya informó el cultural de ABC «Artes&Letras» de Castilla-La Mancha el pasado mes de febrero, son exactamente 129 los libros inventariados por su hijo, una cifra muy elevada para la época. De ellos, «La biblioteca del Greco, exhibirá alrededor de cuarenta títulos, procedentes en su mayoría de la Biblioteca del Museo del Prado y de la Biblioteca Nacional.

La muestra exhibirá anotaciones del pintor sobre las páginas de los libros donde realiza reflexiones sobre arquitectura y pintura, y también algunas cartas.

El conjunto de materias a las que pertenecían los 129 libros que componían la biblioteca del cretense es muy heterogéneo. Según los profesores de literatura Antonio Illán y Óscar González Palenca, el 7 de abril de 1614 murió el Greco en las casas principales del Marqués de Villena. «Ocho días antes firma un documento, por el que sabemos que deposita toda su confianza en Jorge Manuel, su hijo, a quien nombra su único heredero, a la vez que dispone que sus albaceas testamentarios sean, junto a su hijo, D. Luis de Castilla, deán de la catedral de Cuenca, y fray Domingo Banegas, fraile del monasterio de San Pedro Mártir de Toledo».

Cómo entendía el mundo

«Lo verdadera0mente importante para conocer los bienes del Greco y, por nuestro interés en este artículo, los libros que poseía, es el inventario que hizo Jorge Manuel de su puño y letra al poco del fallecimiento de su padre. Este es un documento pleno de veracidad histórica. De su contenido podemos extraer copiosas conclusiones sobre la manera de entender el arte y el mundo que tenía el cretense».

«La abundancia y la variedad de libros, para lo que era común en la época en una biblioteca individual, da idea del gusto refinado, del saber y la cultura adquiridos, de su ser ante el mundo y de la filosofía que impregna el arte y la vida del Greco». El caudal de conocimientos del Greco era tal que «hacen de él una persona ‘rara’ al menos entre los artistas españoles de su época; por eso, no es de extrañar que Francisco Pacheco (pintor y suegro de Velázquez) que lo visitó en su estudio de Toledo, defina al Greco en El arte de la pintura (1649) como ‘gran filósofo de agudos dichos’».’

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