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análisis

«Evolve»: la cacería en equipo más exigente

El juego ofrece la posibilidad de partidas de cuatro contra uno, en el que la cooperación es su base

«Evolve»: la cacería en equipo más exigente

j.m.sánchez

Goliat no es el nombre de un gigante. O sí, pero su dureza y crueldad no tiene parangón. Es uno de los tres monstruos a elegir en «Evolve», un nuevo título que demuestra que la fórmula de cooperación extrema funciona. Porque otra cosa no, pero cazarlo entre cuatro no es tarea fácil.

Sí, llegaba esta propuesta con grandes expectativas y, en resumidas cuentas, las cumple. Pero vayamos por partes. Tras sendos periodos de pruebas y correcciones, el juego de Turtle Rock es capaz de calmar el ímpetu de los jugadores más exigentes, al menos en las mecánicas de juego, tradicionales pero con componentes originales.

Aquí es cuestión de elección lo que determinará la filosofía y el tipo de estrategia a llevar a cabo. Este «shooter» de cuatro contra uno da la posibilidad de controlar o bien a un cazador o, por el contrario, convertirse en la presa, que quizá es la parte menos explorada y, a lo sumo, más divertida y original. Los primeros, en perspectiva subjetiva, ofrecen diversas habilidades en función del personaje escogido. Las categorías son las de trampero, médico, apoyo y asalto. En cada clase se encuentran tres personajes. Así que, en total, nos encontramos con doce, cada uno con su propio estilo y habilidades, que habrá que aprender a dominar para sacarle partido.

Y, luego, van los monstruos, tremendos y sobrenaturales seres capaces de ejercer una gran crueldad sobre todo lo que se aproxime y que se controlan en tercera persona. Más vale haberlo diseñado así porque ofrece una gran variedad de movimientos. En el caso de Goliat, es capaz de arrojar piedras sobre sus rivales, lanzar llamaradas de fuego, saltar sobre sus enemigos y… comérselos para recuperar vida. Cuenta con un potente escudo protector capaz de soportar gran presión en los ataques y, por supuesto, su vitalidad es valiosa y duradera, mucho más que la de los cazadores, claro, porque en caso contrario no tendría mucho sentido y el sistema perdería capacidad. Dibujado así, siempre ganarían los «buenos».

Pero la base del juego en sí misma es la cooperación. Por separado cada cazador no tendrá ni la ínfima parte de sus posibilidades de atrapar a los monstruos, como el Kraken o Espectro (hay otro, pero no hemos podido verlo). Y cada uno juega a su manera, para bien o para mal. Todos ellos cumplen un rol concreto que, conforme avanzas el juego, te vas dando cuenta. Mientras uno inmoviliza al monstruo, otro se encarga de poner trampas, anticipando su comportamiento y la senda que tomará. Ahí, otro puede acometer su descarga de disparos para intentar acabar con él, tarea nada fácil al principio.

Ese concepto asimétrico ensalza las virtudes y defectos de cada uno, puesto que los más habilidosos llegar a la obligada experiencia en menos tiempo pero eso provocará que se produzcan durante la cacería momentos de poca conexión entre el equipo que te toque y, por tanto, pierda enjundia y originalidad hasta el punto que resulte (en caso de que los jugadores no sepan lo que tienen que hacer) muy insatisfactorio en el caso de competir con un cazador.

Sin embargo, y a pesar de que la base está clara y es atrayente, peca en demasiadas ocasiones de dar sensaciones de repetición, de estar continuamente pasando por los mismos sitios y de la misma manera. Poco contenido el existente (siete escenarios diferentes, más cuatro adicionales) en su interior pero convertido en un tubo muy rejugable, a pesar de que también ofrece la posibilidad de jugar solo, poco recomendable dado que la Inteligencia Artificial resulta algo extraña y acaba siendo una mala experiencia. Los modos de juego acaban en cuatro, caza, nido, rescate y defensa, aunque exite uno, evacuación, que combina los mapas, modos, cazadores y monstruos.

Prácticamente, el jugador en solitario queda olvidado y es, más bien, algo anecdótico. La base es el modo multijugador y, por tanto, conectar la máquina (PlayStation 4, Xbox One o PC) a internet. Tampoco ayuda la imposibilidad de jugar dos personas sobre la misma plataforma, un aspecto que mejoraría considerablemente.

Como decimos, se trata de un juego en el que lo indispensable es la combinación de los cuatro cazadores para dar caza a ese terrible y fuerte monstruo (demasiado poderoso a veces, quizás), por lo que cabe decir que sin esa combinación resulta casi imposible ganar la partida. La cooperación y el juego en equipo es su parte fundamental y, pese a todo, lo que le diferencia de otros juegos aparentemente similares o que ofrecen modos cooperativos como la saga bélica Call of Duty.

Su nivel técnico, bueno y bastante decente, ofrece escenarios bien definidos y un contexto interactivo en el que el monstruo, por ejemplo, puede saltar por las rocas, subir paredes, lanzar rocas y destrozar todo aquello que se le aproxime, edificaciones y árboles también.

El contexto de esta historia, simple, se ubica en el planeta Shear, un paraíso virgen y, en parte, inexplorado, con gran diversidad biológica y cuya atmósfera es similar a la Tierra. Lo valorable de «Evolve» es que sienta unas grandes bases y, en muchas ocasiones, las sesiones son intensas y trepidantes. Los exigentes micropagos, el nivel de progreso dificultoso y un futuro de contenidos adicionales pueden, no obstante, hacer peligrar su durabilidad. Lo cierto es que, pese a sus bondades, tiene visos de estar ante un título muy «evolucionable» en el tiempo y será la comunidad quien decidirá, con sus movimientos y sus opiniones, hacerlo grande. O no.

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