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El desafortunado antecedente histórico de la Guardia Urbana de Barcelona

Una investigación sitúa el origen oficioso de la policía municipal barcelonesa en un cuerpo formado por antiguos delincuentes

El desafortunado antecedente histórico de la Guardia Urbana de Barcelona abc

bitacoras.com

Fundada a finales de 1843, la Guardia Urbana de Barcelona es el primer cuerpo de policía municipal creado en España. Durante sus primeros años de vida, su funcionamiento no fue muy efectivo, lo que permitió que a partir de 1848 se produjesen unos lamentables incidentes que recoge el autor del blog «El robot pescador» .

A mediados del siglo XIX, Barcelona era una ciudad industrial, en la que las tensiones sociales entre las clases privilegiadas y los trabajadores eran constantes. En medio de ese entorno conflictivo, el Gobierno Civil de la ciudad decidió formar una brigada dentro de la recién creada guarida urbana con el pretexto de velar por el orden público.

Según relata el periodista y divulgador histórico Enric Calpena en su libro «Memorias de sangre», para formar ese cuerpo, se reclutó a una treintena de delincuentes, al frente del que se encontraba Geroni Tarrés, un criminal muy conocido en los bajos fondos barceloneses. Como era de esperar, el grupo aprovechó los privilegios que les otorgaba su condición policial para controlar todas las actividades delictivas de la ciudad, al más puro estilo mafioso.

Su poder llegó a ser tan grande que, aunque recibía el nombre de «Ronda de Vigilancia», pronto fue conocido como la «Ronda d’en Tarrés» entre los habitantes de Barcelona. Entre tanto, el Gobierno Civil, de quien dependía directamente, hacía la vista gorda ante los desmanes de esta brigada.

La causa de esta permisividad se encuentra en que este grupo había sido creado con el único objetivo de controlar y eliminar a los revolucionarios que se enfrentaban a las clases dirigentes de la ciudad. Así, una de sus acciones más sonadas y que marcó el inicio de su decadencia fue el asesinato del periodista Francesc de Paula Coello.

De ideas cercanas a los obreros revolucionarios y con gran carisma, la figura de Coello era incómoda para las castas gobernantes de la ciudad, motivo por el que se ordenó al grupo de Tarrés que acabaran con su vida de forma discreta y sin levantar sospechas.

El plan era matarlo la noche de San Juan simulando una pelea de borrachos, con el fin de evitar el escándalo y esquivar el peligro de una posible revuelta popular. Sin embargo, los esbirros de Tarrés no actuaron con la discreción necesaria y la población de Barcelona averiguó que el asesinato de Coello había sido obra de esta brigada policial.

La indignación popular causada por este crimen, unida a la creada por los constantes abusos del grupo, fue creciendo con el paso de los meses. En 1854 culminó con una revuelta popular, en la que los miembros de la brigada que aún permanecían en la ciudad fueron asesinados en plena calle por la propia población, lo que supuso el fin de la desafortunada «Ronda de Vigilancia» de la Guardia Urbana de Barcelona.

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