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Internet: 25 años del nacimiento de la revolución de la World Wide Web por Tim Berners-Lee

El británico fue la persona que estableció la primera comunicación entre un cliente y un servidor. Aprovechando este aniversario, el «padre» de las WWW ha pedido la creación de una constitución que regule internet

Internet: 25 años del nacimiento de la revolución de la World Wide Web por Tim Berners-Lee ARCHIVO

J.M.SÁNCHEZ

Lo que parece formar parte de la vida diaria de millones de personas tuvo un comienzo centrado en la libertad. El hipertexto fue la razón de todo y lo que lo cambió de principio a fin y, por supuesto, fue la World Wide Web fue la culminación de esta tecnología. La idea original de internet se describió hace 25 años, un 12 de marzo de 1989 por un equipo de especialistas hasta la fecha desconocido, aunque no fue hasta noviembre cuando se puso en marcha.

De su puño y letra, el científico Tim Berners-Lee presentó un informe en el que recogía un sistema para mejorar la gestión de información en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), en Suiza, un documento que contenía las ideas fundamentales para crear la actual web. La idea, realmente, no era del todo nueva y, sin embargo, fue tan audaz y rápida que casi nunca sucede tal cosa en el mundo de la Ciencia. Años antes el filósofo Theodore Holm Nelson acuñó el término hipertexto para crear una gran biblioteca que almacenara toda la literatura de la Humanidad llamado «Xanadú». Ese fue el principio de todo y se dio lugar a un fenómeno mundial que ha cambiado la vida de miles de millones de personas.

El boceto del británico Berners-Lee, que por entonces tenía 34 años, recibió vía libre para su creación gracias al apoyo del físico Mike Sendall, su jefe superior. Dando pequeños pasos, se comenzaba la revolución más reciente de la Historia. Su reto era desarrollar la búsqueda de un sistema de almacenamiento y recuperación de datos. Nada más inocente que, años después de su extensión global, ha conseguido conectar a todo el planeta a través de un simple clic. Se trataba del sistema «Mesh» -al año siguiente se renombró como World Wide Web- y, pese a ser muy primitivo, asentaba las bases la una nueva forma de almacenamiento del conocimiento. «Fue Mike (Sendall) quien sugirió que siguiera adelante y que continuara jugando con esa idea del hipertexto global de la que le había hablado», recordó el propio Berners-Lee en 1999 en el fallecimiento de su jefe.

Convencido al CERN para adoptar el sistema después de demostrar su utilidad mediante la compilación de un directorio del laboratorio en un índice «online», Berners-Lee tuvo no había ganado aún la batalla, ya que el Ejército de EE.UU. ya había comenzado a explorar la idea de conectar ordenadores a las redes en la década de los años cincuenta, lanzando en 1969 el llamado Arpanet, precursora del actual internet.

Una vez pensada en la idea, su trabajo en los siguientes meses fue desarrollar y ampliar los informes en aras de hacerlo más atractivo para los usuarios. ¿Estarían estos interesados en acumular allí sus datos? ¿Quién querría entonces recuperar datos desde un ordenador? Pero poco a poco fue captando adeptos. En solo unos meses, la cantidad de datos que albergaba alcanzó tales dimensiones que el propio Berners-Lee ya vaticinaba una tecnología muy útil y que, en el futuro, las personas lo utilizarán cada vez más.

En su conjunto, internet fue una tecnología libre y neutral, al alcance de todos, por ello, el «padre» de internet ahora preconiza contra aquellas instituciones y administraciones que vetan su acceso. «La web original fue creada para ser un espacio universal, lo cual significa que no tiene un idioma particular o una forma particular de utilizarse, sino que es algo para todos, y que puede utilizarse donde uno quiera», subrayaba recientemente . «La decisión del CERN de entregar los protocolos de la web gratuitamente, sin ningún impedimento, fue crucial para su existencia», dijo en una ocasión.

Tras este episodio, Berners-Lee puso en marcha en noviembre de 1990 el sistema de hipertexto llamado «Enquire», que permitía almacenar piezas de información y conectarlas, al tiempo que las ordenaba e indexaba para que posteriormente fuera fácil recuperarlas. Todo ello se ejecutaba en un entorno multiusuario que, a su vez, permitía acceder a la información a varias personas a la vez. Pero resultaba todo inconexo e, incluso, no se podía cruzar de una dirección a otra pulsando un enlace y, por supuesto, no habían nacido los motores de búsqueda standard como Google o Yahoo, según recuerda María Jesús Lamarca Lapuente, en su libro «Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen».

La tecnología se implantó en el propio centro del CERN. En marzo de 1991, describió un programa informático visualizador en un servidor que permitía que sus usuarios-clientes accedieran a los datos, lo que en cierto sentido era el origen del internet que conocemos actualmente. Y el actual escenario dista mucho de sus primeros años. Se hace negocio en internet, se liga, se comunica, se informa y tal es su poder que los gobiernos tratan de socavar la protección de los datos privados mientras, otros, restringen su libertad. Aprovechando este aniversario, Berners-Lee ha pedido la creación de una constitución que regule internet: «A menos que tengamos un Internet abierto y neutral, en el que poder confiar sin preocuparnos que pasará en la puerta de atrás, no podremos tener una buena democracia, un gobierno transparente, buena salud, comunidades conectadas y diversidad de culturas».

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