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El secreto de los mejores corredores del mundo

¿Genética, técnicas de entrenamiento, orografía? Un reportaje recoge las principales razones que convierten a los keniatas en campeones de atletismo

El secreto de los mejores corredores del mundo abc

bitacoras.com

Hace apenas seis días el corredor keniata Wilson Kipsang dejaba con la boca abierta a todo el planeta tras proclamarse vencedor del honorable maratón de Berlín con un tiempo estratosférico de 2 horas, 3 minutos y 23 segundos.

El registro supone un nuevo récord del mundo, mordiendo nada más y nada menos que por quince segundos la anterior plusmarca establecida por su compatriota Makau dos años atrás.

Para la gente que habitualmente corre, la hazaña tiene aún mayor mérito si se analizan los tiempos por kilómetro, en torno a los 2 minutos y 55 segundos, lo cual supone una auténtica barbaridad para la distancia total de 42 kilómtros y 195 metros.

Por otra parte, si echamos un vistazo al histórico de los diez mejores atletas en esta disciplina de todos los tiempos, encontramos que siete de ellos, provienen de Kenia. Los otros tres de Etiopía.

Para descubrir los secretos que convierten a este país africano en la principal cantera de campeones del mundo de atletismo, un grupo de periodistas españoles del programa Nad Mundo viajaron hasta allí y grabaron el reportaje que acompaña estas líneasa .

Durante el mismo podemos comprobar que no sólo la genética es la razón principal de este poderío. Los keniatas son atletas muy disciplinados y sacrificados, capaces de entrenar hasta dos veces al día. Existen en el país numerosas escuelas especializadas y los métodos de entrenamiento son de los más completos del mundo.

A ello hay que unir unas condiciones orográficas muy especiales que permiten entrenar duro en altura (África) para después competir con un plus extra de energía (en Europa). El propio Kipsang reconoció tras el maratón de Berlín: «Es que hice 40 kilómetros en 2h03:32″, refiriéndose a un circuito de ida y vuelta próximo a Eldoret, en Kenia, que sale a 2.020 metros de altitud y llega 2.180, para después regresar al punto de partida, ya con desnivel favorable. Es decir, unos días antes del oficial récord del mundo, el propio Kipsang ya casi lo había logrado de manera oficiosa en uno de sus entrenamientos.

Y como punto final, en el vídeo también podemos comprobar como en Kenia el atletismo está impregnado en aire y aparece en todos los rincones. Supone la ilusión de miles de niños que sueñan con convertirse en las figuras que a menudo ven entrenar por carreteras y caminos. Y ya se sabe, la ilusión es la mayor de las energías.

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