Las cinco ciudades más extrañas del mundo

Esta ciudad industrial se encuentra literalmente sobre el Mar Caspio, frente a las costas de Azerbaiyán. Su origen se remonta a 1949, cuando la Unión Soviética instaló la primera plataforma petrolífera en la zona. Con el paso del tiempo, las plataformas fueron aumentando, hasta dar lugar a una auténtica ciudad flotante con más de 300 kilómetros de carreteras, edificios de hasta nueve pisos, biblioteca, hospital y diversos comercios.

Lejos de ser un vertedero al uso, Manshiyat Naser es el lugar donde se deposita toda la basura generada por la ciudad de El Cairo. Los habitantes del lugar han convertido los desperdicios en su medio de vida, separando y reciclando los elementos que pueden tener un valor económico. Aunque carece de conducciones de agua y red eléctrica, la ciudad posee edificios, calles, tiendas y numerosos apartamentos en alquiler.

Los más de 2.000 habitantes de esta isla ubicada a 180 kilómetros al sur de Tokio siempre llevan consigo una máscara antigás . El responsable es el monte Oyama, el volcán que preside la isla y que expulsa gases tóxicos constantemente. No es de extrañar que este lugar sea conocido como «la isla de la muerte».

En 2009, el empresario chino Chen Mingjing decidió crear una ciudad a la medida de las personas que sufren enanismo, a la que bautizó como el Imperio de los enanos, y en la que pudiesen vivir sin sufrir ningún tipo de discriminación. El problema es que la ciudad es también un parque temático en el que viven y trabajan alrededor de 120 personas de menos de 1,30 metros de estatura. Los habitantes de esta polémica ciudad, que cuenta con servicios de policía y bomberos adaptados a su estatura, viven disfrazados en casas con forma de setas, ya que son la principal atracción turística del lugar.

Enclavada en medio de Hong Kong, esta antigua fortaleza militar amurallada se convirtió en un lugar en el que imperó la anarquía entre los años 40 y 1993. Abandonada tras una disputa entre China y el Reino Unido, Kowloon estuvo dominada por la mafia y se convirtió en un paraíso del juego, las drogas y la prostitución. En sus 0,3 kilómetros cuadrados llegaron a vivir más de 50.000 personas, hasta que en 1991 las autoridades iniciaron su desalojo y demolición, que se prolongó hasta 1993. Desde el año siguiente el lugar de la ciudadela está ocupado por un parque en el que se conservan algunas ruinas históricas de la antigua fortaleza.