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ANÁLISIS

Surface Pro: la aventura continúa sin demasiados riesgos

El equipo «2 en 1» de Microsoft mantiene el nivel de sus predecesores, depura algunos aspectos que chirriaban entonces, mejora su potencia y vuelve a ofrecer buenas sensaciones pese a que su precio puede dispersar a los usuarios

Detalle del nuevo equipo híbrido de Microsoft
J.M. Sánchez

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El plena recesión de las tabletas y ante la decadencia (en ventas) del ordenador, a Microsoft se le ocurrió una idea brillante hace cinco años que parecen muchos más. Se trata de la gama Surface, un concepto de informática que se encuentra entre dos aguas. Y, ahora, la firma americana vuelve a retorcer su estrategia con un nuevo modelo, Surface Pro , que sigue los pasos de las anteriores versiones, pero mejora la eficiencia en las configuraciones intermedias. Aunque la transición hacia los equipos «2 en 1» está siendo más lenta de la esperada, estamos ante un equipo de buen rendimiento cuya pega es su precio, demasiado elevado.

Lo primero que llama la atención en su exterior. Este dispositivo tiene un buen agarre gracias a sus bordes redondeados. Presume de utilizar materiales nobles que le confieren, además de una cierta elegancia, un diseño espectacular , aunque visto con anterioridad. De hecho, es fácilmente confundible con otros modelos anteriores, como es el caso del Surface Pro 4 , lanzado hace casi dos años. Lo cierto es que ya tocaba verse las caras con una nueva propuesta.

El modelo probado c orresponde a la versión con procesador Intel Core i5 a 2.60 GHz de velocidad combinado con una memoria RAM de 4 GB . Es decir, la versión intermedia de todas las posibles configuraciones, que van desde el chip m3 de menor rendimiento hasta el más potente i7 y disponible con 16 GB de memoria RAM, que eso sí ya son palabras mayores. La gracia de esta versión es que se ha logrado prescindir del ventilador interno para regular la temperatura, logrando un asombroso silencio cuando se está utilizando. Es alucinante, de verdad, el mínimo ruido que hace .

Pese a la posible confusión en el nombre el dispositivo, se trata de la quinta generación de esta línea de equipo híbrido de Microsoft . Una apuesta libre y decidida pese a su escasa acogida en el mercado. En realidad forma parte de una estrategia a largo plazo de la firma americana de cara a demostrar su buen hacer en el mundo del hardware. Pero eso no quita lo refinado que es. La apuesta, es cierto, es continuista en lo estético, pero impecable en su conjunto . Viene fabricado con buenos materiales. Y a nivel técnico goza de un rendimiento asombroso. Es versátil y se comporta de manera magistral en cualquier tarea. Durante las pruebas no se ha echado en falta más potencia.

Uno de los mayores cambios es que es muy silencioso. Además, se calienta, sorprendentemente, mucho menos que el anterior modelo. Incluso dándole mucho tute el sistema aguanta sin que se sobrecaliente demasiado. Es gracias a que esta ocasión se ha logrado ajustar en esta versión un sistema de disipación de calor de gran optimización. En particular, su sistema de ventilación estrenado en la versión de chips i5 es todo un acierto y su resultado es para aplaudir.

Como decimos, es un equipo más bien continuista. Cabría hacer alguna reflexión al respecto. ¿Ante qué estamos, ante un portátil o una tableta potente? La línea es difusa en verdad. Dado que la compañía ha venido introduciendo pequeños cambios y depurando algunos fallos en cada generación, en este caso se ha alcanzando un nivel digno de imitar. De hecho, se trata de un concepto de informática que le están saliendo competidores a punta pala.

Casi sin remilgos de ningún tipo, la idea está muy orientada al público profesional que busca altas prestaciones pero también comodidad. Es fácil atreverse a trabajar con él puesto que o se echa casi nada en falta. En resumen, funciona perfectamente. Y es por ello por lo que a uno le viene a la mente que, tal vez, la estrategia de Microsoft no sea la de hacer grandes sumas de dinero con Surface. Más bien al contrario; establecer un punto de inflexión en la industria y abrir nuevos caminos en esto que se ha venido llamando desde hace tiempo como era «post-PC».

Rendimiento de sobra

Aunque en esta generación se han introducido pocos cambios, Microsoft sí ha decidido subir su apuesta en sus características internas, incluyendo una versión con los procesadores de Intel más potentes, que según sus métricas internas, alcanza un 20% más de potencia. La batería aguanta bastante bien a pleno rendimiento, llegando a las diez horas fácilmente pero no del todo las trece horas prometidas.

Dado la integración del sistema operativo Windows 10 Pro, el usuario tiene a su alcance un mecanismo para regular el consumo de energía. Un modo de energía que sirve para extender la autonomía a medida que se vacía, pero se sacrifica con ello su rendimiento. Se defiende muy bien tanto en la multitarea como en los videojuegos. Probándolo, por ejemplo, con el juego de lucha «Killer Instinct» no se producía ningún tipo de ralentización.

También se mantiene la pantalla táctil, de 12.3 pulgadas con resolución de 2.736 x 1.824 píxeles. Unas dimensiones perfectas para trabajar pero escasas en la práctica de otras tareas como el diseño o el ocio electrónico. El resultado del visionado es asombroso. En ese sentido son pocos los aspectos negativos que se pueden sacar. Colores intensos, imágenes muy brillantes y una iluminación bien definida son sus principales atributos.

El tamaño y el empleo de materiales de metal, con todo, hace mella en su transportabilidad, alcanzando los 770 gramos de peso , aunque muy alejados todavía de superar el kilogramo de algunos portátiles convencionales. Eso sí, es muy probable que se quede pequeña la pantalla si se aborda como un portátil, pero se agradece si se percibe más bien como tableta. Está ahí ahí. Tiene un elemento, por cierto, que es seña de identidad de la marca y que resulta muy práctico. Es su soporte trasero que, una vez desplegado en varias posiciones, permite clavar el dispositivo desde una perspectiva vertical. Gracias a ello se facilita tremendamente el trabajo de oficina.

Esta tableta-ordenador incorpora un puerto USB 3.0, salida para auriculares y un útil lector de tarjetas microSD. Otro aspecto a tener en cuenta es su lápiz óptico, que también se vende por separado, que permite ampliar algunas funciones. Mejora algunas tareas como la toma de anotaciones a mano o la realización de bocetos. Como el equipo es tan fino el equipo (8.5 milímetros), este accesorio no se puede guardar en su interior. Ante este problema, el bolígrafo digital dispone de un sistema de imanes que se ancla a los laterales del marco de la pantalla fácilmente. Es muy preciso y, en este caso, reconoce hasta 4.096 puntos de presión y diferentes niveles de inclinación.

Desafortunadamente, la experiencia con el equipo se desluce sin el empleo de la funda- teclado magnético, que al igual que el lápiz óptico, se vende por separado. Y no es precisamente asequible, ya que cuesta unos 179 euros . Tampoco favorece el hecho que dispone de un único puerto USB, que por cierto no es USB-C , ya implantado y extendido en la industria. Eso ya el año que viene si eso. Otro aspecto negativo vuelve a ser su sistema de audio, de escasa potencia y una calidad sonora por debajo de lo esperado.

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