Las claves para recordar a Steve Jobs
Steve Jobs, durante una intervención en 2008 - REUTERS

Las claves para recordar a Steve Jobs

En el segundo aniversario de la muerte del alma de Apple, la compañía se enfrenta a una situación paradógica en la que coexisten dos visiones: aquella que cree que se ha perdido encanto y la que se sostiene en sus grandes beneficios

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En el segundo aniversario de la muerte del alma de Apple, la compañía se enfrenta a una situación paradógica en la que coexisten dos visiones: aquella que cree que se ha perdido encanto y la que se sostiene en sus grandes beneficios

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  1. Un genio

    Steve Jobs, durante una intervención en 2008
    Steve Jobs, durante una intervención en 2008 - REUTERS

    La memoria de Steve Jobs es perpetua, omnipresente, seduce, anima, recuerda, ilusiona, amilana a sus rivales. Físicamente ya no está; se fue hace dos años; dos años que parecen una vida. Resulta un tanto curioso cómo ha cambiado el mercado de la tecnología en este tiempo. Gigantes como Panasonic, Nokia o BlackBerry volatilizadas. Firmas como HTC, el primer fabricante en incorporar el sistema operativo Android, perdiendo valor a marchas forzadas.

    En este nuevo contexto, reseñando a Jobs cabe destacar, además de sus creaciones, su personalidad adicta y obsesiva con el trabajo. Él hacía pensar diferente, no se amedrentaba ante nadie. Todo un genio creativo. Sin duda, ha pasado a la historia con honores y méritos, como un general muerto en combate.

    Atrapado por su propia creatividad, De su cabeza nacieron varias revoluciones, productos de alto consumo que han entrado en la vida de millones de personas. Quién sabe si estará a la altura, aunque en otro ambiente y otra disciplina, de ilustres como Johann Sebastian Bach, que continúa introduciendo -260 años después de su muerte- sus sonatas, sus tocatas y sus fugas en los hogares de todo el mundo.

    O quién sabe si comparable con Salvador Dalí, ese genio impenetrable y alocado cuya obra sobrecogió a propios y ajenos. Su memoria también perdura, máxime a los resultados de la última exposición sobre el artista organizada en Madrid. Jobs también pintaba en su cabeza «gadgets» inimaginables.

    Pero este hombre era bien distinto. La tecnología no es un arte (¿o sí?), pero supo contribuir con su sensacional personalidad a una sociedad cada vez más tecnológica e hiperconectada. Supo ver antes lo que el resto no vio. ¿Es o no es un signo de genalidad? El insigne Steven Spielberg llegó a decir de él que «fue el mayor inventor desde Thomas Edison».

    También influyó el contexto, la oportunidad que merecía y el hecho de ensamblar varios aspectos para confeccionar un producto revolucionario. Teléfonos táctiles ya existían, pero la llegada del iPhone en 2007 consiguió llevarlo a un siguiente nivel. Cada tres años conseguía darle la vuelta al negocio en un pis pas.

    Aupado por el éxito del Apple II obtuvo una gran relevancia pública, siendo portada de la prestigiosa revista «Time» en 1982. Y es que solo contaba con 26 años. Volvió a la compañía que engendró para escribir una segunda etapa brillante llena de acontecimientos y, por qué no decirlo, para cambiar el errático camino de la empresa. Para reflotarla.

    Célebre fue aquel discurso en la Universidad de Standford en el que arengó a jóvenes mentes. «Hay que arriesgarse a fracasar», sin duda un lema para muchos. En definitiva, Steve Jobs ha sido una figura icónica, al conseguir transformar los hábitos de consumo de varias generaciones con productos como el iPod, el iPhone o el iPad. Y es cierto, porque, pese a todo, sabrá sobrevivir a sus proios inventos, porque todos ellos han marcado el principio del siglo XXI y han transformado los hábitos de consumo de varias generaciones revolucionando el mundo de la tecnología.

  2. El iPhone 5C, un sacrilegio

    Cuando comenzaron los rumores acerca del posible lanzamiento de un móvil «low cost» por parte de Apple muchos analistas clamaron al cielo. ¿Cómo podía cometerse aquel atropello? «Es una herejía», pensarían. ¡Lanzar un producto de bajo coste! ¿Apple? No puede ser.

    Pues sí, o no, más o menos. Con su áspera discrepancia por lo tecnócrata y a girar la cabeza hacia los movimientos de los inversores, Steve Jobs jamás podría haber cedido la inventiva al poderoso caballero. El iPhone 5C en sí mismo no es un teléfono de bajo coste, es una especie de reciclado de la anterior versión del dispositivo con el objetivo de buscar un producto «algo más comercial». Todo gracias al apoyo de grandes operadoras y con el fin de colocar sus aparatos en un mercado potente como China.

    Apple es sinónimo de productos de calidad, pero a alto precio. De diseño y de buenos materiales. El resultado salta a la vista. Más de 9 millones de teléfonos vendidos en su primer fin de semana -a lo que hay que añadir las ventas del nuevo buque insignia- lo que ha descolocado a gran parte de los directivos de los principales rivales, que quedan asombrados de ver la respuesta en el mercado de la compañía más valorada del mundo.

  3. Las keynote no son lo mismo

    Steve Jobs presenta el MacBook Air, en 2008
    Steve Jobs presenta el MacBook Air, en 2008 - AP

    Con Steve Jobs eran bien distintas. Su carisma, su elocuencia, su carácter eclipsaba todo lo demás. La presentación era lo importante y, claro, los productos, pero había tanta expectación generada previamente que cualquier interesado en la marca se enfrentaba a unas horas de incertidumbre, de sorpresas, de admiración y de quedarse bocabierto.

    Ahora, algo ha cambiado. La última intervención de Apple, en la que se presentó el esperado sucesor del iPhone, -iPhone 5S y iPhone 5C- fue una velada un tanto agridulce. La mayoría de seguidores ya intuían lo que iba a pasar, lo que iba a presentarse. Y se confirmó. Así se simple. No hubo sorpresas. Filtraciones, rumores, supuestas imágenes fueron calentando los días previos desconectando la imaginación. «Menos locuras, pero más determinación», escribe el blog especializado AppleSfera.

    Con el mandato de Tim Cook, la firma ha marcado récords de beneficios, ha sabido mover las piezas de los inversores para continuar generando dinero. Son perfiles distintos para un reto en común. En el segundo trimestre se ha registrado un cierto estancamiento con respecto al año anterior a consecuencia de la disminución de las ventas de iPad -tableta que andaba buscando por 2003-, pero el mejor año de su historia. Ahí es nada.

    Es posible que el malogrado Steve Jobs dejara bien atadas las cosas antes de abandonar este mundo, pero lo cierto es que Apple, pese a las dudas recientes, a la Apocalipsis y a las críticas salvajes, sigue estando fuerte.

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