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Cuando la televisión es mucho más que una pantalla

El consejero delegado de TPV, Kostas Vouzas, empresa que fabrica los televisores Philips, explica a ABC que en la actualidad hay cuatro aspectos clave a la hora de comprar un nuevo modelo: diseño de la pantalla, calidad de imagen, software y luz de ambientación

JON OLEAGA

Philips es una de esas marcas europeas de toda la vida que ha formado parte de los salones de las familias españolas desde siempre. Hace cinco años que la fabricación y distribución de sus televisores es responsabilidad de TP Vision , una «joint venture» o «empresa conjunta». Entre ambas marcas ha supuesto un crecimiento en ventas del 20% durante el 2017. Un indicador de que las cosas se están haciendo bien.

En los últimos años la «caja tonta» de la toda la vida, el televisor, ha cambiado de forma radical con la llegada de internet y la experimentación con nuevos materiales. La tecnología ha evolucionado y sigue avanzando a pasos agigantados hacia la fidelidad de imagen y color . El objetivo: hacerlos prácticamente reales y cada vez más espectaculares.

Las economías de escala necesarias para la producción de los paneles ultradelgados de los que disfrutamos hoy en día ha provocado que no existan más que unos pocos fabricantes en todo el mundo capaces de suministrarlos, por lo que obliga a otros fabricantes como Philips a comprarlos. Entonces las dudas asaltan a los consumidores: ¿dónde está la diferenciación si todas las marcas incorporan los mismos paneles o pantallas orgánicas OLED? En conversación con ABC, el consejero delegado de TPV Kostas Vouzas lo explica: hay cuatro aspectos clave; diseño de la pantalla, calidad de imagen, software y luz de ambientación.

No es un televisor, es un mueble de diseño

La televisión no es un mero elemento tecnológico sino que se ha convertido en un mueble de diseño más en el salón. Mientras que en la mayoría de las marcas de televisiones asiáticas prima un diseño más próximo a su cultura y gustos, Philips defiende un diseño europeo que forma parte de su oferta de producto.

Para ello, minimiza al máximo todo aquello que no sea pantalla, hasta el punto de que su logotipo ha desaparecido y no es visible en los reducidos marcos de las televisiones. Creando un estilo de diseño propio llamado «simpleza monolítica» en un solo bloque. El único elemento a tener en cuenta, además de las limitaciones en electrónica, es que no es posible reducir el tamaño de la barra de sonido. En algunos televisores de gama alta, el sistema de audio se separa del cuerpo de la televisión y se conecta de forma inalámbrica para aligerar el conjunto y contribuir en mayor medida al efecto de pantalla mínima ultradelgada.

Se suma a la batalla de los asistentes

El software, por otro lado, también ha evolucionado exponencialmetne para que la televisión actúe como centro neurálgico del hogar. Y la batalla está muy candente, puesto que empresas de internet y desarrolladores han potenciado el uso de sus propios sistemas operativos para «mover» la «inteligencia» de los televisores. De Android TV, Tizen, WebOS...

Cada fabricante ha optado por uno u otro. En el caso de Philips, desde hace un tiempo sus televisores utilizan Android TV como sistema operativo, que está diseñado para enviar contenido del móvil al televisor e instalar aplicaciones de forma sencilla como las populares Netflix o YouTube. Otros fabricantes como Sony, LG o Samsung, por citar solo algunos, se han ido por otros caminos.

Pero, ahora, se ha sumado en esta batalla un nuevo componente, los asistentes virtuales con los que firmas como Amazon o Google quieren colarse en su interir. En este caso, la marca Philips ha apotado este año por el asistente de Google, Assistant. Aunque ahora mismo están preparados para conectarse con el asistente que se encuentre instalado en el teléfono u otro dispositivo, serán los modelos de este año los que ya lleven el asistente incorporado, convirtiendo a la «smart TV» en un dispositivo realmente inteligente capaz de adaptarse al contexto, responder cualquier pregunta y controlar la domótica del hogar.

Su ecosistema de luz

El sistema Ambilight, creado por la propia Philips, ha sido desde hace años una de las características distintivas del fabricante holandés. Se trata de un juego de luces LED de ambientación dinámica que iluminan la pared tras el televisor dependiendo de la imagen para generar un mayor contraste. Una diferenciación respecto a otros modelos del mercado.

Ahora, la marca quiere acompañar todo el ecosistema lumúnico con la familia de luces HUE, de tal manera que el objetivo es claro: que el televisor ya no esté dedicado solo a la imagen sino a crear un cierto ambiente en el salón. Por ejemplo, si se reproduce un fuego en el televisor, el sistema creará unas luces anaranjadas en la pared mientras que las bombillas en la estancia harán lo mismo para intentar crear una sensación más real.

Y la guinda del pastel: la calidad y procesado

En los últimos tiempos los paneles orgánicos tipo OLED han cautivado al espectador. Sin embargo, tienen varios problemas. Por un lado, el proceso de fabricación es difícil, si se detectan fallos se rechaza con la consiguiente pérdida de material, deben ser calibrados de manera manual, lo que lleva a que en sus primeros años en las tiendas tengan precios demasiado elevados. Y, por otro, la diversidad de opiniones entre los consumidores dado que producen colores muy saturados y negros profundos, no siempre del agrado de todos. Eso sí, la imagen es espectacular.

LG y Samsung se han convertido en los principales proveedores de estas pantallas, que nutren a otros fabricantes. El problema viene cuando se habla de escasa durabilidad, de puntuales «quemados» de imagen, lo que ha permitido a las marcas experimentar con otras fuetnes e ideas para superar al OLED . Un camino que se ha abierto en este aspecto ha sido mejorar la fuente de entrada de la imagen.

Un procesado inteligente de la señal que, junto al sistema de imagen HDR10, mejora considerablemente el resultado que vemos en la pantalla. El mayor avance de Philips, asegura el directivo, se encuentra en el responsable del procesamiento de imagen, su procesador P5, el cuál marca un antes y después en calidad de imagen. Con él, la empresa promete mejorar los colores, la definición, el contraste, reducir el ruido y el efecto de movimiento de la fuente conectada al televisor. Hasta ahora, este «cerebro» sólo se podía encontrar en los televisores de alta gama, pero durante el 2018 saltará a la gama media,hasta llegar a las 28 televisiones que equiparan este revolucionario procesador.

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