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«Nesting»: el secreto de la felicidad está en tu casa

El concepto viene del inglés «nest» (nido). Te contamos por qué existe, de dónde viene y cómo practicarlo

Quedarse en el entorno de confort no es tan malo Pexels
Raquel F-Novoa

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Un baño de espuma, estirarse bajo las sábanas durante toda la mañana, disfrutar de una novela - o de una maratón de series-, partidas de ajedrez, hacer galletas, punto de cruz o castillos de naipes. Las posibilidades son variadas y la puesta en práctica se llama «nesting» . Aunque probablemente se trata de una disciplina practicada por la mayor parte de la población, ahora tiene un término propio, y lo que es más importante: también cuenta con su propio hashtag .

El término se importa del inglés ( nest significa nido) y entronca directamente con el hygge , otra tendencia de origen escandinavo que convierte el hogar en eje de la felicidad. A su vez, ambas beben del «cocooning» , un término nacido en la década de 1990 y acuñado por Faith Popcorn , una oteadora de tendencias neoyorkina experta en marketing. Su uso a finales del siglo pasado se popularizó en extremo cumpliendo así la ambición de la publicista. Cocoon en inglés significa literalmente «crisálida», hace un guiño al entorno de confort, al calor del hogar como escudo protector que liberará al individuo del estrés de la vida moderna .

La realidad tras esta curiosa filosofía no se diferencia en nada de la verdad que ocultan otras modas: el capricho de los mercados. A principios de los 90 las compras telefónicas y el take away eran esa gallina de los huevos de oro que debía salir del nido y la creación de una tendencia que moviese estos servicios sería el foco de calor más apropiado para su desarrollo . Los medios de comunicación aportarían la temperatura apropiada.

Las tecnologías de la comunicación y la información que trataban de potenciarse en los años del «cocooning» son la prehistoria de las herramientas que hoy utilizamos en nuestro día a día. Sin embargo, son otras las fuerzas que nos arrastran al hogar con una presión casi magnética.

El concepto viene del término inglés «nest» (nido) Pexels

Ritmo frenético

«El hecho de que sea beneficioso depende de cada persona y del momento que ésta atraviese. No todos tenemos las mismas necesidades», aclara Juan Martínez Chacón , psicólogo en bienestarypsicologia.com . Que considera las mayores presiones del hombre en la actualidad son tanto pertenecer a un grupo como realizar actividades de forma constante .

«Hay personas que se ven obligadas a cumplir con una serie de demandas, incluso en sus relaciones personales están atadas a unos roles ». Un hecho que, según el experto, arrastra al ser humano a un estado de estrés constante porque «Nos obligamos a nosotros mismos a responder todo el tiempo a lo que los demás esperan de nosotros , inclusive durante el tiempo de ocio». El aislamiento en el hogar acaba convirtiéndose en una vía de escape, en un refugio .

Presión social

«La sociedad actual nos demanda constantemente que rompamos con la zona de confort , que estemos activos y que consumamos algo más que bienes materiales. Ahora se venden también experiencias, consumo cultural y de ocio », explica Martínez Chacón.

La comercialización del bienestar y el equilibrio satura las redes sociales de fotos de «yoguis» , «travelers», «foodies» y alma ávidas de riesgo, espiritualidad y aventuras. La forma más eficaz de transmitirlo son las fotos, de esta manera proyectan ciertas aptitudes en su avatar y satisfacen al entorno al que desean pertenecer. Las inquietudes se compran y se venden , y no siempre se corresponden con las verdaderas aspiraciones del individuo que se perfila a sí mismo detrás del perfil de Instagram .

«El nesting es una opción muy buena como vía de escape, siempre y cuando cada uno sepa cuidarse a sí mismo haciendo lo que realmente le gusta dentro de su casa», insiste el psicólogo, que revela que la sociedad del entretenimiento tiene un importante saldo en el alma de las personas: «se llenan de actividades para huir de sí mismos» .

Muchas personas se refugian en las actividades para huir de sí mismas Pexels

Miedo de nosotros mismos

«Mucha gente necesita terapia pero no busca ayuda profesional por miedo a la introspección. Tratan de no enfrentarse a lo que tienen dentro. Saben que cargan con algo que les duele y que no quieren conocer de sí mismos». De esta realidad extrae Chacón la vertiente positiva del «nesting»: considera que el hecho de encerrarse en el hogar y convertirlo en zona de máximo confort para dedicarse al arte de no hacer nada lleva a las personas a la reflexión y a conocerse mejor a sí mismas. Esto «nos hace fuertes».

«Dedicarse tiempo lleva a meditar acerca de los problemas y eso rebaja el nivel de ansiedad. Refugiarse en las actividades es, muchas veces, la fórmula que encuentra el ser humano para huir de las preocupaciones », cuenta el experto, que también recuerda la importancia de las contraindicaciones del nesting.

«Si uno disfruta estando tirado, por qué no va a estar tirado. No hay mayor problema en eso, a menos que no se quiera salir de casa por miedo a lo que hay fuera », según el experto es el único peligro de aplicar esta tendencia.

Cuenta que hacer lo que nos satisface va a revertir en nuestro estado de ánimo con una respuesta satisfactoria, con una excepción: que se practique por seguir una moda. «Las personas con depresión, ansiedad social o los individuos que han sufrido una ruptura amorosa o un duelo no deben agarrarse al 'nesting' como excusa para encerrarse sino salir del bucle de arrepentimiento y negatividad y encontrar un estímulo. Da igual -cuenta- que éste esté dentro de su casa o fuera de ella».

Un elementos que debe eliminarse radicalmente del entorno la hora de practicar el «nesting» es el caos . La decoración juega un papel importante ya que todo lo que rodea al individuo en su «nido» debe definirlo y concordar con su entorno de confort.

Martínez Chacón recuerda las tres claves fundamentales para encontrar el equilibrio de esta manera: «Que se escuchen a ellos mismos, que sepan dejarse llevar y que detecten lo que realmente quieren y no lo que la sociedad quiere de ellos».

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