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Supreme vende un ladrillo por 895 euros

Esta pieza es la apuesta más polémica de la firma de moda urbana

Supreme lanza el ladrillo más exclusivo Supreme
Raquel F-Novoa

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Supreme , la marca de moda urbana más exclusiva del mundo, ha lanzado un producto que sorprendió a todos sus seguidores: un ladrillo . El artículo se agotó el mismo día que salió al mercado y, al día siguiente, se vendió un ejemplar por 895 euros a través de una página web de segunda mano. Un hecho que atestigua el furor que despierta la firma.

Una de las claves del éxito se basa en la escasez , Supreme lanza ediciones muy limitadas de cada diseño y tardan minutos en agotarse. La otra cara de la moneda: los revendedores son quienes más rédito sacan de la idea de negocio de la empresa. La sudadera que lanzó en colaboración con Northface tardó menos de media hora en desaparecer del mercado, costaba 200 euros. Al día siguiente se agotó en Ebay, donde se vendió por 700 euros . El fenómeno del ladrillo batió records: a pesar de su dudosa practicidad, fue uno de los artículos mejor pagados de la marca en las páginas de compraventa de objetos de segunda mano. Su precio en tienda era de 30 dólares (unos 25 euros) y en una jornada se esfumó de todas las superficies. En esta anécdota se puede leer el valor de la firma que, más que vender prendas de marca, lanza símbolos del lujo y objetos de coleccionista .

«No hay una relación más sadomasoquista que la de Supreme con sus fans», aseguró en una ocasión David Fincher . Una afirmación respaldada por la policía neoyorkina , que se vio forzada a obligar a la empresa a cancelar el lanzamiento de las zapatillas que la firma diseñó en colaboración con Nike , ya que no podían garantizar la seguridad de los miles de fans que acampaban desde hacía semanas a las puertas de la tienda de su tienda del Soho .

La elevada temperatura de la fiebre Supreme ha llevado a algunos de sus primeros seguidores a tocar el extremo opuesto: la odian. Hace unos meses, un hombre apodado «The Ape» fue detenido tras amenazar a cada individuo con el que se topaba vestido con prendas de la marca. Por otro lado, los seguidores de la firma siguen multiplicándose, en un conocido programa americano un hombre enseñó su pantorrilla, se había tatuado los nombres de diez ediciones limitadas de la firma. Actualmente no sólo los skaters compiten por lucir las prendas, la tendencia ha penetrado con fuerza en el armario de celebridades como Cara Delevinge, Kate Moss, Kayne West o Lady Gaga .

Un fan de la marca muestra en Instagram el codiciado objeto Supreme

El fundador de la marca, James Jebbia , tocó la tecla del éxito cuando decidió apostar por una empresa que elaborase pocos artículos pero de calidad y dirigidos a un público muy específico . Comenzó a sentir fascinación por la moda urbana de la primera generación del «skate» durante los primeros años de la década de 1980. El joven era un apasionado de la moda que huía de las prendas expuestas en los grandes almacenes porque «tenía la sensación de que representaba a seres grises que vestían de la misma manera». Por eso él solía desplazarse hasta Londres donde encontraba las prendas con las que realmente se identificaba.

Comenzó a trabajar en tiendas especializadas de productos de skate y descubrió que los seguidores de esta tendencia eran fieles, se gastaban mucho dinero en ropa, tenían gustos muy definidos y creaban un vínculo muy fuerte con las marcas que consumían, eran un nicho perfecto .

La primera tienda Supreme nació en el Soho de Nueva York en 1994 . Podía accederse a la superficie tanto por la puerta principal como a través de una plataforma especial para monopatines . Su legión de seguidores fue leal desde el primer día porque sintieron afinidad con la marca, la percibieron como cercana, auténtica y suya. Los clientes consideraban que estaban adquiriendo prendas que expresaban cualidades de su forma de vida y de su personalidad.

Con el tiempo fue creciendo el número de seguidores y, en vez de aumentar la producción de objetos y abrir tiendas por todo el mundo, Jebbia optó por mantener su idea inicial: hacer de sus productos un bien escaso .

Los movimientos del empresario son dignos de estudio: para dar personalidad a su marca encargó la creación de su logo a un conocido grafitero de Nueva York. Con respecto a sus trabajadores, sólo contrataba a skaters profesionales. Los diseños de los productos nacen de la mente de afamados deportistas y miembros de la tribu urbana. Todos estos factores componen el «alma» de la firma.

Supreme se alía con marcas de lujo de la talla de Nike, Louis Vuitton o Vans para sus colecciones más exclusivas. A pesar de cosecher seguidores en todo el mundo, su creador se niega a abrir más tiendas. Cuenta solamente con dos puntos de venta en Estados Unidos, otros dos en Europa y seis en Japón.

Jebbia sigue negándose a aumentar su producción, halló otra manera de evitar la perversión del precio de sus productos en el mercado de segunda mano: limitar el número de prendas que cada cliente puede comprar.

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