Los perfumes más exclusivos de la historia

Imperial Majesty Edition. El histórico perfume fue creado a petición de la reina Victoria de Inglaterra en 1872, su precio ronda hoy los 195.000 euros, pero es un lujo histórico. Fue elegido por las damas de primera clase del Titanic porque se consideraba una joya, existió incluso la moda de lucirlo en el escote de los vestidos. Clive Christian concentra las mejores esencias, es el estatus hecho olor. Por eso se produce en ediciones extremadamente limitadas: mil unidades para hombre y otras mil para mujer al año. La fragancia masculina lleva ambar y sándalo de la India; la femenina, por otro lado, mezcla las notas frescas del Ylan Ylang y de las rosas con la dulzura de las cerezas y la vainilla de Tahití. Esta firma contó con una edición especial diseñada por el 60 aniversario de reinado de Isabel II que está registrada en el Libro Guiness de los récords como la más cara de la historia. Huele a canela italiana rosada (se requieren 170 flores para conseguir una gota de aceite) además de el más caro, es el más exclusivo: sólo se han fabricado 500 unidades, 250 en su versión para hombre y otras 250 para mujer. En la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra con Kate Middletton, la casa regaló una unidad del perfume a cada uno. Su envase también marca la diferencia, es de cristal de baccarat y va a adornado con un diamante Mouchoir de Monsieur. Jacques Guerlain buscó plasmar en este perfume el erotismo de los «dandies» de 1900, extremadamente seductores, que acostumbraban a empapar sus pañuelos de perfume. La diseñó con motivo de la boda de unos amigos, pero la fragancia se consolidó como un icono de masculinidad a través de la historia. Durante muchos años, se fabricó en exclusiva para el Rey Juan Carlos I. Luca Turín, científico especializado en el olfato, la considera en su libro «La guía del perfume» un epítome del dandismo. Sus notas de salida son frescas: cedrón, lavanda y bergamota. Contrastan con las notas de corazón, que tienen un poso más potente y son florales y amaderadas: tonka, pachuli, canela y jazmín. Las de fondo son las más intensas: musgo de roble, ámbar, iris y vainilla Perfume VI. La iniciativa de crear este perfume fue de la empresa británica Gianni Vibbe Sullman, su pretensión era clara: quería fabricar el perfume más caro del mundo. Una ambición en frasco pequeño que concentra el olor de 30 tipos de rosas diferentes aliñados con el aroma de antiguas esencias. La variedad escogida imitaba a las que se encontraron en la tumba de Tutankamon. Esta sacra joya líquida se vendió en un frasco diseñado por Pierre Dinand. Está hecho en oro de 18 ct, rubíes y, en su parte superior, ostenta una corona de diamantes. La caja también es una obra maestra: está hecha a mano con oro blanco y platino. Esta exclusiva creación llegó a las manos de estrellas como Michael Jackson, Elízabeth Taylor o Mike Tyson, sólo se pusieron a la venta 173 unidades Amouage Cristal Gold. Se conoce oficiosamente a la casa como «El tesoro de Omán», pero el nombre de la firma es una transliteración al francés de la palabra árabe «amwaj» (olas). Las notas de sus fragancias son de lo más lujosas, pero la firma ofrece a sus clientes de gustos más sibaritas la opción de recibir el producto en un frasco de oro macizo cuyo precio supera los 5.000 euros. Los perfumes de la marca fabrican sus esencias a mano y no tiene alcohol, salvo Gold, creado con el fin de aunar los exóticos lujos de oriente con la tradición perfumista francesa. Su ingrediente más preciado son las lágrimas de incienso plata de Dhofar (aceite de olibano), un exquisito ingrediente con propiedades muy beneficiosas para la piel y un aroma fresco muy particular. La jara, la rosa damascena y el sándalo dotan al perfume de exotismo y de raíces. El envase fue diseñado por la firma de joyeros Asprey de Londres, que eligió la cúpula ojival típica de Oriente para vestir la esencia femenina, mientras que, para adornar la masculina eligió un Khanjar, la daga tradicional de los hombres de Omán Aventus. La histórica firma de perfumes británica fue fundada en 1969 por George Creed, cuyo nombre se convirtió en un sinónimo de elegancia y de elitismo dado el alcance de su creación. La fragancia Royal English Leather fue encargada por el rey Jorge III de Inglaterra para perfumar sus guantes, pero su aroma cautivó a la corte británica y se convirtió en su rastro durante generaciones. Sus notas son clásicas y muy masculinas: tiene el frescor de la bergamota, el exotismo del sándalo y la cercanía de la mandarina. Una fórmula segura para todo gentleman Knize Ten. «Todo el mundo debería tenerla simplemente porque no hay otra igual», esa es la recomendación de Luca Turín en su libro «La guía del perfume». La fragancia fue creada en 1920 por Vicent Roubert y François Coty y sus notas de salida son alegres y veraniegas: limón de Amalfi, romero, bergamota y geranio. En las de corazón continúa siendo fresca porque incluye una línea floral de pachuli, rosa, y azahar, pero incluye matices amaderados con la canela, el cedro y la raíz de lirio. Las notas de fondo, la que permanecen, son amaderadas y exóticas: sándalo y roble, rotas por un fondo dulce de vainilla y frambuesa. La tradición es la mejor demostración del éxito de la fragancia, catalogada por Turín como uno de los más deliciosos y genuinos perfumes del mundo Dignified Priveé. Su envase está fabricado en oro blanco y piezas onix cortadas a mano. Todo ello adornado con detalles de platino y diamantes (cuatro de ellos son de cabujón negro, los demás pesan 5 qt). Una auténtica joya con la que la fundadora de la lujosa firma, Nicole Mather, en un alarde de originalidad, se inició en un terreno aún por explorar: la joyería a través de la perfumería. La firma apuesta por incluir en sus fragancias los ingredientes más exclusivos, por eso desentrañar cada nota es un viaje alrededor del mundo: La vainilla es de madagascar, la canela de Sri Lanka, Rosa viene de Bulgaria, y el azahar viaja desde Túnez. Dignified tiene pocos ingredientes, pero selectos: las notas predominantes son amaderadas y se consiguen con una combinación de madera de agar con trazas de vetiver ahumado. El punto de exotismo se lo dan los ligeros toques de azafrán y clavo. El coste de esta edición especial asciende a 5.000 euros Golden Delicious Million Dollar Bottle. La firma de Donna Karan nace en Manhattan, y sus creadores han querido rendirle homenaje a la ciudad. En el bote de su esencia más lujosa destaca el skyline neoyorkino en oro blanco. Entre sus exclusivos detalles se encuentran 2.700 diamantes redondos, 183 zafiros amarillos, un zafiro oval cabochón de Sri Lanka, 15 diamantes rosas vivos, brillantes redondos. Todas estas piezas están trabajadas a mano sobre una base de oro amarillo. Este proceso forma parte de la obra de arte, busca evocar el trajín de la ciudad que nunca duerme. En cuanto al aroma, las notas de salida del perfume son: flor de naranjo, mandarina roja y ciruela. En las de corazón, predominan los aromas florales: lirio, azucena, rosa y orquídea. Las más duraderas, las de fondo, son amaderadas y se consiguen con una mezcla de almizcle, sándalo y madera de teca. Esta joya de un millón de dólares deja pues un rastro predominante almizclado, exótico y con poso de madera, muy poco común en fragancias femeninas Opera Prima. Uno de los perfumes más caros del mundo es una edición limitada de Bvlgari, cuesta 200.000 euros y no se puede oler, por lo menos en las Galerías Lafayette en París. La nariz que imaginó y este perfume es Daniella Andrier, e hizo del misterio y de lo prohibido el mejor reclamo para su creación. Por sus ingredientes se extrae que el aroma deja un rastro cítrico, floral y especiado, lo que se traduce en un olor fresco y duradero. Sus ingredientes principales son la cidra, el limón y el azahar. Esta obra maestra fue creada para conmemorar el 130 aniversario de la marca Poivre. Su aroma fue creado por la centenaria casa francesa Caron. Poivre fue pensada por Michel Morsetti y Ernest Daltroff, se lanzó en 1954 y fue un aroma revolucionario en su época. A mediados del S.XX estaban muy de moda las fragancias femeninas dulces y florales. No se concebía un aroma unisex, ni tampoco una mujer asociada a otras notas que no fuesen las frutales. Este aroma rompió todos los patrones, es elegante y misteriosa, la mezcla de especias empleada para su elaboración sigue siendo un secreto, aunque se distinguen en sus notas de salida el clavo y la pimienta. Sus notas medias son florales y le dan a la fragancia un toque femenino. Las de fondo, sin embargo, huelen a madera intensa: lleva opopónaco, vetivert, sándalo y musgo de roble. El envase es de cristal de Baccarat y cuesta 1.800 euros