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El «violador de la Verneda» será vigilado de forma «no invasiva»

La ley impide someterlo a un control exhaustivo cuando salga hoy de prisión, pese a no estar rehabilitado

Gregorio Cano en los pasillos de la Audiencia Nacional en el año 2000 ABC / Vídeo: Gregorio Cano sale de prisión sin rehabilitar tras 20 años de condena por abusos sexuales

JESÚS HIERRO

Era un verdadero depredador sexual . Entre 1997 y 1998 Gregorio Cano, alias «el violador de la Verneda», agredió sexualmente a 15 jóvenes e intentó violar a otras dos más. Tras pasar 20 años en la cárcel, hoy está previsto que salga de prisión. Yhay motivos para pensar que más mujeres puedan ser víctimas de este violador múltiple.

Gregorio Cano , que en la actualidad tiene 48 años, no está rehabilitado. Su riesgo de reincidencia es elevado. Así lo confirmaron los responsables del centro penitenciario, en el que ha cumplido su condena, Brians 2 , en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona). Tal y como recogen los protocolos, Instituciones Penitenciarias lo puso en conocimiento de la Fiscalía que, a su vez, ordenó a los Mossos d’Esquadra que sometan a este depredador sexual a una vigilancia «no invasiva», siguiendo el protocolo previsto para el control de antiguos presos considerados peligrosos.

El «violador de la Verneda» no tendrá una patrulla policial en la puerta 24 horas al día, pero sí estará controlado, según explicaron a ABC fuentes del Ministerio Público. No puede ser sometido a una libertad vigilada porque fue condenado antes de la reforma del Código Penal de 2015 . El papel de control que sobre Cano pueda ejercer su propia familia se antoja fundamental. Los Mossos también han ofrecido protección a las víctimas, que podrán disponer de custodia policial durante un mínimo de un mes. Sin embargo, lo habitual es que, en el caso de violadores en serie , en los que el depredador sexual no tiene fijación por una persona en concreto, las víctimas la rechacen.

Sentencia

Gregorio Cano se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Barcelona en un juicio que se celebró en el año 2000. El «violador de la Verneda» , que entonces tenía 30 años , lo reconoció todo. Admitió «sin paliativos todos y cada uno» de los delitos, según recoge la sentencia de la Audiencia de Barcelona que lo condenó. Justificó en la sala que no estaba en sus «cabales» y aseguró que había consumido cocaína y «speed». Pidió perdón a las víctimas y a su entorno.

Entre el 27 de febrero de 1997 y el 1 de mayo de 1998 violó o trató de agredir sexualmente a 17 mujeres, la mayoría veinteañeras, a las que atacaba y amenazaba navaja en mano . Las víctimas tenían entre 18 y 38 años. Actuaba en portales y edificio despoblados de la capital catalana, de los barrios de La Verneda –de ahí su apodo–, Horta, Sant Andreu y Poblenou. También en las localidades cercanas de L’Hospitalet de Llobregat y Montcada i Reixac (Barcelona). Las abordaba después de seguirlas en su coche.

167 años de cárcel

En noviembre del año 2000 fue condenado a 167 años de cárcel, pero se fijó en 20 años el límite máximo de cumplimiento, en base al artículo 76.1 del Código Penal. Eso sí, los ha cumplido íntegramente. Yes que el caso de Gregorio Cano fue el primero de España en que un tribunal aplicaba los beneficios penitenciarios sobre el total de la pena impuesta. En este caso, 167 años en prisión, con lo que, en la práctica, le ha obligado a cumplir íntegramente los 20 años de cárcel. Como cuando fue condenado el «violador de la Verneda» llevaba ya dos años en prisión provisional por estos hechos, es ahora cuando le corresponde salir de prisión.

Antes de que la Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona impusiera los 20 años de prisión efectiva a Gregorio Cano, otros depredadores sexuales redimieron gran parte de sus penas realizando trabajos de lavandería o limpieza en prisión, como los conocidos como «violador del Eixample» o «violador de la Vall d’Hebron», que cumplieron 16 y 13 años entre rejas, respectivamente.

Cayó en la trampa

Gregorio Cano, vecino de Barcelona, comenzó la madrugada del 23 de febrero de 1997 su actividad depredadora. En una finca de la calle Diputación de la capital catalana abordó a una chica de 20 años, amedrentándola con una navaja y obligándole a hacerle una felación. Fue sólo el primer episodio de un maratón de agresiones sexuales y violaciones con un «modus operandi» similar. A la mayoría de sus víctimas les obligaba a que les practicara sexo oral.

Sus ataques concluyeron cuando los investigadores le tendieron una trampa. En ella cayó el 8 de mayo de 1998. Una policía hizo de cebo para atraer al agresor. El «violador de la Verneda» mordió el anzuelo. Su presa, esta vez, era una agente. Fue su final. Los investigadores habían encontrado su semen en ropas de las víctimas y en algunos de los ascensores de los edificios donde cometía las agresiones, además de hallarse huellas de sus dedos en el espejo de uno de los elevadores. El «violador de la Verneda» estaba cercado y sólo hacía falta esperar a que se acercara al cebo.

En el momento de ser capturado, Gregorio Cano, de 28 años entonces, llevaba una vida aparentemente normal. Trabajaba en unos grandes almacenes y tenía novia. Por las noches, sin embargo, sacaba a relucir el depredador que llevaba dentro. Ahora, queda por ver si es capaz de normalizar su vida y no reincide, pese a no estar rehabilitado.

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