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DOÑANA

La vida tras un incendio como el de Doñana

En Málaga, tras el fuego de 2012, que arrasó 8.200 hectáreas, aún no se han cobrado las compensaciones y se espera a la regeneración del monte

Incendio en la zona de Coín y Ojén en 2012 FRANCIS SILVA

J.J. MADUEÑO

La vida tras un incendio como el de Doñana no es fácil. Los municipios ahora deben volcarse con los afectados y la recuperación del patrimonio natural perdido se prolonga durante años. En 2012, el fuego arrasó 8.200 hectáreas de monte público en Málaga, fue hasta esta semana el último gran incendio de Andalucía . Hubo un fallecido, desplazados, viviendas quemadas y una enorme mancha negra en el paisaje que se extendía por los términos municipales de Coín, Mijas, Marbella, Monda, Ojén y Alhaurín el Grande. El fuego nació en Coín, fruto de un descuido en la quema de unos desbroces . Aquello desató un infierno que tuvo en vilo, como ahora ha pasado con el fuego en Huelva, a buena parte de España. Tras la debacle, llegaron las tasaciones de los daños, las promesas de compensación a los afectados y desplazados, las restricciones y la aplicación de la normativa de forma exhaustiva.

Cinco años después la realidad es que, por ejemplo, no se han cobrado las compensaciones económicas por los daños. El proceso se ha declarado de «especial complejidad» y las resoluciones no llegan. «El principal problema son las tasaciones. Muchos de los afectados son extranjeros y no se puede contactar con ellos», aseguran fuentes judiciales. La causa la lleva el Juzgado de Instrucción Número 3 de Coín, que ha pasado el caso a «procedimiento de sumario» con una prórroga de 18 meses.

« Algunos de los propietarios que perdieron sus casas eran viviendas ilegales , que se encontraban en el monte», asegura Ángeles Muñoz, que era alcaldesa de Marbella en 2012, la localidad donde más residencias se vieron afectadas con varias urbanizaciones amenazadas. «Para facilitar las cosas a los afectados abrimos una oficina municipal específica para recibir cada caso», recuerda Muñoz.

La experiencia llevó a extremar la precaución. «Recuerdo que, en nuestro caso, sustituimos todos los eucaliptos por especies autóctonas , ya que son árboles más bajos y el fuego no se vuelve incontrolable», apunta Ángel Nozal, alcalde de Mijas en 2012, que recuerda que los evacuados volvieron con normalidad, pero se intensificaron las inspecciones en las propiedades cercanas al monte en los años sucesivos y se plantaron hasta 100.000 árboles.

El seguimiento se volvió exhaustivo en los planes de prevención de las fincas y parcelas. También las prohibiciones. « No se circula por el monte con los vehículos de motor desde el 1 de junio al 15 de octubre », asegura Antonia Ledesma, alcaldesa de Alhaurín el Grande, que era primera teniente de alcalde en 2012.

El plan de reforestación quedó en uno de regeneración. Al ser monte mediterráneo se apostó por dejarlo que volviera brotar . «La primera preocupación que tuvimos fue no perder el extracto vegetal del suelo, para que todo se pudiera regenerar. Luego esperamos a los rebrotes. En Coín se han plantado unos 30.000 árboles», señala Manuel Setién, técnico de Medio Ambiente del municipio, que señala que los planes de reforestación los lleva a cabo, aún hoy, la Diputación Provincial y que la mancha negra se ha visto muy reducida. Setién aclara también que no se ha recalificado ninguno de los terrenos que ardieron porque son suelos «no urbanizables protegidos» por ser «complejos serranos de interés ambiental».

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