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La víctima de «La Manada» asegura que no opuso resistencia a la violación porque estaba en shock

La joven señala que mantuvo siempre una actitud pasiva, «deseando que todo terminara cuanto antes»

ABC

La víctima de la violación denunciada en los Sanfermines de 2016 declaró ayer que no opuso resistencia a los cinco jóvenes que presuntamente abusaron de ella porque se encontraba «en estado de shock». Así lo relató la joven ante el juez en su declaración de tres horas ayer en el Palacio de la Justicia, donde no compartió sala con los acusados y evitó ver el vídeo que muestra la agresión sexual. En ese relato de los hechos, al que ha tenido acceso el Diario Vasco , la joven aseguró que ellos no emplearon violencia pero que le pusieron la mano en la boca «para que se callara» y que mantuvo siempre una actitud pasiva, «deseando que todo terminara cuanto antes» . Preguntada si les pidió expresamente que pararan, respondió que no, pero que su actitud no fue de consentimiento, que fue «sometida» a hacerlo.

Preguntada por cómo conoció a los acusados, la joven volvió a contar que a eso de las tres de madrugada se quedó sola y entabló conversación con uno de ellos. En dicho diálogo, la chica ha negado que trataran temas de índole sexual, mientras que los miembros de «La Manada» aseguran que sí lo hicieron y que todos decidieron, incluida la chica, en buscar un lugar apartado para mantener relaciones sexuales en grupo.

La joven declaró que en el trayecto ellos intentaron entrar en un hotel y que ella esperó fuera fumando. También que empezó a sentirse incómoda por ciertas actitudes de ellos e intentó cambiar de dirección, pero que ellos insistieron en acompañarla , señala el Diario Vasco . Al llegar a la calle donde sucedieron los hechos, prosiguió, uno de los sevillanos entró en un portal aprovechando que una vecina había abierto la puerta. Afuera, ella reconoció que se dio un beso en la boca con uno de los jóvenes. A continuación, el que había entrado salió y mientras sujetaba la puerta dijo a los demás: «Vamos, vamos».

Según el escrito de la acusación, los imputados bajaron la ropa interior de la joven, la obligaron a realizar felaciones a los cinco, que la penetraron sin usar preservativo y «valiéndose de su superioridad física y numérica» y de la «imposibilidad» de la joven de «ejercer la más mínima resistencia». Mientras, dos de ellos, «sin conocimiento ni consentimiento» de la chica, hicieron grabaciones con sus móviles, «con la intención de vulnerar la intimidad de la víctima y posteriormente mostrarlos, enviarlos y difundirlos a su grupo de amigos». Luego, se apoderaron del móvil de la joven para que «no pudiera solicitar auxilio».

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