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El Vaticano actualiza la «Carta de los agentes sanitarios» para incluir técnicas aparecidas de los últimos veinte años

La guía contempla como posibilidad ética la congelación de tejido ovárico en mujeres que deben someterse a terapias oncológicas que alteran la fertilidad

Efe
Juan Vicente Boo

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Ante los grandes avances de las tecnologías médicas y reproductivas en las últimas dos décadas, el Vaticano ha puesto al día la « Carta de los agentes sanitarios », incluyendo en esa guía ética principios dirigidos a biólogos, funcionarios, legisladores y consultores, cuyo papel es cada vez más importante en el sistema de salud.

El documento elaborado en 1995 por el Pontificio Consejo de los Agentes Sanitarios como guía para cientos de miles de profesionales del sector, queda ahora en manos del Departamento de Servicio al Desarrollo Humano Integral, presidido por el cardenal Peter Turkson, que reúne desde primero de enero las funciones de cuatro organismos anteriores.

El profesor Antonio Gioacchino Spagnolo, director del Instituto de Bioética y Humanidades Medicas en la Universidad del Sagrado Corazón en Roma, ha explicado en conferencia de prensa en el Vaticano que la Carta «mantiene el esquema de las etapas de la existencia humana: engendrar, vivir y morir , como momentos de reflexión ética».

Según el doctor Spagnolo, «en la sección ‘Engendrar’ se especifican mejor los criterios para curar la infertilidad , y se contempla como posibilidad ética la congelación de tejido ovárico en mujeres que deben someterse a terapias oncológicas que alteran la fertilidad».

La Carta rechaza, en cambio, opciones que la técnica convierte en más cercanas como “la gestación de embriones humanos en útero animales o artificiales” así como “la fisión de gemelos, clonación, partenogénesis o técnicas similares”, que podrían llevar a la fabricación de seres humanos al gusto de los clientes o de la industria.

El experto italiano en bioética ha comentado que «en la sección ‘Vivir’ se abordan nuevos problemas como la reducción de embriones, la contragestación, los fetos anencefálicos o los embarazos ectópicos».

Esta sección incluye ahora reflexiones éticas sobre el acceso a los medicamentos o la necesidad de prestar atención a las «enfermedades raras», también llamadas «descuidadas» o «huérfanas» por el escaso interés económico para los laboratorios.

En la sección «Morir» se estudian, según el doctor Spagnolo, los aspectos éticos de los testamentos vitales y declaraciones de voluntad del paciente, «pero teniendo en cuenta que el médico no es un mero ejecutor, sino que conserva el derecho y el deber de no someterse a deseos del paciente contrarios a su conciencia».

En esta sección se reitera la obligación moral de suministrar nutrición e hidratación por medios artificiales para evitar que mueran por hambre pacientes en situación temporal de inconsciencia. La Carta rechaza tanto el adelanto de la muerte natural mediante eutanasia como su retraso mediante encarnizamiento terapéutico .

El texto incorpora como nuevas referencias magisterio de la Iglesia posterior a 1994 como la encíclica «Evangelio de la vida» de Juan Pablo II, así como discursos de Juan Pablo II y Benedicto XVI sobre trasplantes, donación de órganos, etc., y también documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Pontifica Academia de la Vida sobre nuevas cuestiones de bioética.

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