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Ultimátum a Juana Rivas para que entregue a sus hijos el lunes

Juana Rivas, el día que acudio a declarar tras estar un mes huida EP

LEO RAMA

Poco le ha durado a Juana Rivas la alegría con la que salió -en libertad provisional- el pasado martes de los juzgados de Granada , tras casi un mes en paradero desconocido. Después de que le tomara declaración el juez de guardia, por estar entonces de vacaciones la magistrada del Juzgado de Instrucción 2, la juez titular ha vuelto a instar a la madre a que entregue el lunes a sus dos hijos al padre de estos, de acuerdo con la sentencia civil con fecha del pasado mes de diciembre.

En su auto, la juez María Ángeles Jiménez da un nuevo ultimátum a Juana Rivas, a la cual investiga por la posible comisión de los delitos de desobediencia judicial y sustracción de menores . Esta investigación parte de la denuncia que interpuso contra Juana Rivas su expareja, el italiano Francesco Arcuri , condenado en 2009 por maltratar a la madre, que además le denunció en 2016 por malos tratos, aunque este proceso ha permanecido más de un año paralizado.

Arcuri no está de acuerdo con el auto por el que Juana Rivas ha quedado en libertad provisional y contra este ha decidido presentar un recurso de apelación -con el fin de que la madre ingrese en prisión- que se suma al escrito que formuló el pasado jueves, en el que pide a la juez la adopción de medidas para que pueda reencontrarse con sus hijos. Por su parte, la Guardia Civil asegura que continúa buscando a los menores, aunque el cuerpo no está dispuesto a emplear la fuerza y recuerda que no existe ninguna orden judicial para registrar el domicilio donde podrían encontrarse los niños.

Maniobra procesal

De modo que la situación judicial de Juana Rivas, tal y como apuntó este periódico, sigue invariable, a pesar de haber quedado en libertad provisional , en contra del criterio de la Fiscalía. El hecho de que Rivas acudiera esta semana a declarar a los juzgados era una maniobra procesal para dejar sin efecto la orden de busca y captura que pesaba sobre ella después de no comparecer una primera vez ante la juez que la investiga por la vía penal, pero que no cambia en nada el litigio civil -ya agotado en España- que la obliga a desprenderse de sus hijos.

Dado que la Fiscalía no ha recurrido el fallo del TC , ahora el Tribunal Europeo de Derechos Humanos es la única esperanza que tiene Juana Rivas de revertir la sentencia original, que parte del Juzgado de Primera Instancia 3 de Granada, y que ha sido ratificado, por dos veces, por la Audiencia Provincial. Tampoco le sirvió el recurso de amparo -Rivas sostiene que han sido vulnerados sus derechos fundamentales - que presentó ante el Tribunal Constitucional, pues despachó el asunto en base a la existencia de un defecto de forma en lugar de ahondar en el tema.

Presiones políticas

La asociación Jueces para la Democracia emitió un comunicado en el que denuncia las «evidentes presiones políticas» a las que se han visto sometidos los tribunales españoles que han tenido que abordar el caso de Juana Rivas . «Como si los órganos judiciales pudiesen decidir no ejecutar lo juzgado cuando precisamente están obligados por la Constitución a ello», reza el comunicado.

Sin embargo, Jueces para la Democracia también anima a hacer «una seria reflexión» sobre la posible actualización del Convenio de la Haya . Esta normativa internacional es la que invocan los tribunales que hasta este momento han tratado el caso de Juana Rivas, mientras que su defensa insiste en la necesidad de aplicar la legislación española vigente en materia de violencia de género , que desde el año 2015 reconoce a los hijos de víctimas también como víctimas de dicha violencia.

Es por esa razón -y por las múltiples quejas que existen de otros casos similares- por la que la asociación progresista de jueces pide que se incluya « alguna excepción a la reintegración de los menores en supuestos de malos tratos (u otros) cuando la víctima, una vez reconocida como tal, no tenga arraigo o protección en un entorno cercano». Ese sería el caso de Juana Rivas , que en mayo de 2016 regresó a España huyendo de la pequeña isla italiana de Carloforte con sus dos hijos, donde residía en una casa rural a 8 kilómetros del único pueblo insular con ellos y su expareja , que lleva desde entonces sin ver a los menores, de 11 y 3 años.

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