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El Papa denuncia la tortura y asesinato de los rohingya, «perseguidos por sus tradiciones y su fe musulmana»

Afirma que «son gente pacífica; no son cristianos, son buenos, son nuestros hermanos y hermanas»

El papa Francisco (dcha) muestra una imagen de Santa Josephine Bakhita en el día de su festividad Efe
Juan Vicente Boo

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El Papa que alza su voz frente a todas las persecuciones religiosas ha denunciado el miércoles la durísima persecución del gobierno de Myanmar contra los rohingya «que desde hace años son torturados y asesinados simplemente por mantener sus tradiciones y su fe musulmana ».

En un gesto que llama a no discriminar por creencias religiosas sino a defender a los perseguidos y refugiados sea cual sea su religión, Francisco ha invitado a los ocho mil fieles participantes en la audiencia general «a rezar juntos por nuestros hermanos rohingya, expulsados de Myanmar, que van de una parte a otra porque no los aceptan. Recemos un Padre Nuestro por ellos, por nuestros hermanos y hermanas rohingya».

Los 140.000 rohingya que quedan en Myanmar malviven como prisioneros en campos de concentración y ghettos de los que no pueden salir sin permiso de un gobierno que les niega la ciudadanía.

Según Naciones Unidas, desde el pasado mes de octubre más de 69.000 personas de etnia rohingya han huido a Bangladesh, jugándose la vida para escapar de la violencia desencadenada por el gobierno de Myanmar. Algunos han sido «boat people» a la deriva durante semanas, muriendo prácticamente de hambre ya que ni Tailandia ni Malasia les dejaba desembarcar .

El total de refugiados de esta minoría pacífica y pobre, una de las más perseguidas del mundo, supera los 92.000, y el gobierno de Bangladesh está pensando instalar a decenas de miles de ellos en Thengar Char, una isla de aluvión enfangada e insalubre frente al delta del Ganges en el Golfo de Bengala.

El Papa hacía estas consideraciones en el marco de la Jornada de Oración y Reflexión contra el tráfico de personas , que se celebra en 8 de febrero, fiesta de santa Josefina Bakhita , una esclava sudanesa de carácter muy alegre, adquirida por un diplomático italiano que le dio la libertad y la trajo a Italia, donde ingresó en la orden Canosiana. Falleció en 1947 y fue canonizada por san Juan Pablo II en el Gran Jubileo del Año 2000.

Exhibiendo un libro con la foto de la religiosa, el Papa Francisco ha recordado que «esta muchacha esclavizada, explotada y humillada nunca perdió la esperanza y mantuvo la fe. Llego como inmigrante a Europa y se hizo hermana religiosa. Pidamos a santa Josefina Bakhita por los inmigrantes, los refugiados y los explotados, que sufren tanto, tanto».

Durante su discurso a los peregrinos que participaban en la audiencia general, el Papa ha vuelto a rechazar las maniobras políticas que intentan dividir a los pueblos y las religiones.

Según Francisco, la solidaridad de los cristianos «no se limita a la comunidad cristiana sino que resuena con todo su vigor también hacia afuera, en el contexto social y civil, como un llamamiento a no levantar muros sino a construir puentes. A no responder al mal con el mal. A no decir ‘me la pagarás’, que no es un gesto cristiano, sino a vivir en paz con todos. ¡Esto es la Iglesia!».

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