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Opinión

Ni una muerte más por las pseudoterapias

Nuestra responsabilidad profesional con los ciudadanos y con los pacientes, en defensa de su salud y de la mejor asistencia posible, nos obliga a denunciar públicamente aquellas pseudoterapias y pseudociencias que son peligrosas, así como a quienes las practican

SERAFÍN ROMERO

Nuestra responsabilidad profesional con los ciudadanos y con los pacientes, en defensa de su salud y de la mejor asistencia posible, nos obliga a denunciar públicamente , y a poner en conocimiento de las autoridades sanitarias y de las administraciones públicas, aquellas pseudoterapias y pseudociencias que son peligrosas, así como a quienes las practican.

La salud se ha convertido en un espacio donde campean a sus anchas todo tipo de personas sin escrúpulos, que, aprovechándose de la debilidad, el sufrimiento y la falta de esperanzas de muchos pacientes y familiares, engañan con falsas promesas de curación , sin importarle la gravedad, la causa ni el pronóstico, y mucho menos si se dispone de tratamientos que han demostrado su evidencia. Y lo hacen con afán de lucro, obteniendo pingües beneficios de sus actividades.

Algunos, los más peligrosos, tratan de convencer a la gente, en su ignorancia y en su desesperación por el sufrimiento que padecen , de que las enfermedades como el cáncer son consecuencia de procesos emocionales, y como tal deben abandonar tratamientos «innecesarios y nocivos» y, en muchos casos, hasta su entorno familiar, llegando a convertirse en verdaderas sectas sanitarias. Otros siguen empeñados en destacar bondades de remedios mal llamados «naturales» alejando al paciente de entornos sanitarios de diagnóstico precoz y tratamientos efectivos.

Toda esta realidad, es lo que llevó a la Organización Médica Colegial a poner en marcha, hace un año, el Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias que parte de las 139 prácticas recogidas en el documento sobre terapias naturales publicado por el Ministerio de Sanidad en 2011. De estas prácticas, algunas, adecuadamente utilizadas, aportan bienestar como el yoga, la hidroterapia o los masajes terapéuticos. Pero, hay otras que son realmente peligrosas y en esas queremos centrarnos para llamar la atención de las autoridades con el fin de que sean erradicadas.

Mientras tanto, damos la voz de alerta de todas y cada una de las que tenemos constancia, especialmente de aquellas acciones que se anuncian. Para evitar estas prácticas, se precisa la colaboración de los profesionales, de los colegios oficiales de médicos, de las Administraciones públicas, de entidades sanitarias y otros colegios profesionales, de asociaciones de pacientes, de afectados, y, por supuesto, de los medios de comunicación. Todos debemos alzar la voz contra estas prácticas que son un peligro para la salud pública .

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