Hazte premium Hazte premium

Día Nacional del Celíaco

«Los médicos no te creen, me decían que me inventaba enfermedades o que era anoréxica»

Angélica es de Badajoz y tiene 57 años. Sufrió por la enfermedad (su salud ha mejorado) hasta los 31 años, cuando finalmente obtuvo el diagnóstico adecuado

EFE
J. G. Stegmann

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La enfermedad celíaca «es una intolerancia permanente al gluten del trigo, cebada, centeno y probablemente avena que se presenta en individuos genéticamente predispuestos, caracterizada por una reacción inflamatoria, de base inmune, en la mucosa del intestino delgado que dificulta la absorción de macro y micronutrientes», explica la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).

Uno de los grandes problemas de esta enfermedad es que tiene difícil diagnóstico , por lo menos en adultos. «La intolerancia al gluten se reconoce bien en los niños porque da muchos síntomas (vómitos, diarreas, náuseas, astenia, irritabilidad, pelo frágil...), pero cada vez se descubren más casos en los adultos con pocos síntomas, por lo que puede enmascararse con otros problemas haciéndose difícil de diagnosticar», explica Martínez Olmos , investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn).

Fue precisamente lo que le ocurrió a Angélica, pacense de 57 años y que sufrió (su salud ha mejorado) la enfermedad hasta los 31 años, cuando finalmente obtuvo el diagnóstico adecuado. «Me diagnosticaron con 31 pero toda mi vida fui sintomática: sufrí diarrea, anemia, problemas digestivos, óseos... -al no absorber nutrientes el organismo se debilita- pero no sabían qué me pasaba. De no haber dado con la enfermedad antes, podría haber terminado muy mal », cuenta Angélica resolutiva, recordando cosas que la marcaron, pero no le pesan.

Tiene dos hijos a quienes «acostumbró a comer sin gluten» aunque ellos no padezcan la enfermedad pero para hacer más fácil la vida de todos y desde que empezó a hacer una dieta acorde a su enfermedad las cosas cambiaron. « Al año noté la diferencia . Ahora mismo, tengo una calidad de vida no óptima, pero hago una vida normal: trabajo, salgo, viajo...» Y hasta hace voluntariado en el campo de refugiados de saharauis de Tinduf con celíacos , mostrando que la enfermedad es parte de su vida y que también ha logrado la «revancha» haciendo cosas que jamás hubiera hecho de no haber sido celíaca .

«Estaba deprimida por la falta de nutrientes»

Angélica reconoce que su adolescencia fue dura. «Tenía problemas de salud y además estaba deprimida porque te faltan nutrientes y el organismo padece las consecuencias de una desnutrición . A eso se suma que no sabes lo que tienes, los médicos no te creen, me decían que me inventaba enfermedades o que era anoréxica...», lamenta.

Reconoce que tiene ciertas dificultades pero aún así, las cosas han cambiado mucho. Si bien la dieta de un celíaco es mucho más cara que la de otra persona que no padece la enfermedad y el mayor problema surge cuando toca comer fuera, «tengo 25 años de dieta y y además de acostumbrarme, lo que sucede hoy no tiene nada que con entonces : ahora hay restaurantes, mucha mayor variedad de productos, están bien identificados, son de calidad y de sabor admisible», cuenta animada.

Angélica deja de hablar porque tiene que salir. Ha quedado. No parece preocuparle qué comerá en el bar en el que se sentará , al aire libre, disfrutando como cualquier otra persona que ha normalizado aquello que la acompañará durante toda la vida.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación