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Multado con 5.716 euros un estudiante por vender bollería en su instituto

Lo llamaban «merendero» y había recibido premios por su «espíritu empresarial». Su abogado afirma que «en Italia uno como Bill Gates estaría todavía en su garaje»

ABC

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Su historia se convirtió en un caso nacional. Antonio, de 17 años, bravo estudiante de Economía y con olfato para los negocios, se presentaba cada mañana con la mochila llena de productos de bollería y bebidas para venderlos en su escuela , el Instituto Técnico Industrial Pininfarina, con 1.700 estudiantes, en la ciudad de Moncalieri (55.000 habitantes, en la provincia de Turín, en el norte de Italia).

Las máquinas expendedoras instaladas en su instituto con esos productos tenían precios que los estudiantes consideraban excesivos, notablemente superiores a los del mercado. Antonio los compraba a bajo costo y los vendía en el centro, haciendo este razonamiento: «Una botella de té de medio litro cuesta 1,50 euros en el instituto, cuando en el supermercado el precio oscila desde 29 a 35 céntimos. Yo pago los snacks a 30 céntimos y los revendo a 50. En las máquinas cuestan el doble: un euro. Los compañeros preferían comprarme a mí».

Con talento natural para el marketing, se aseguraba los mejores precios sondeando el costo en diversos supermercados. Sus compañeros lo conocían como el «merendero», sobrenombre derivado de «merendina» (palabra genérica para designar la bollería). En dos años comerciando con estos productos en los pasillos y recreos del instituto ganó poco más de 4.800 euros .

El final de su aventura comercial llegó cuando el subdirector del instituto lo vio entrar con una mochila enorme y le vinieron sospechas. Paró a Antonio y descubrió el pastel: Llevaba 20 snacks –bollos, patatas fritas y similares-, 10 latas de diversas bebidas y 10 botellas de té.

Sanción y astronómica multa

Pero Antonio, hijo de obrero en una familia numerosa, no había echado cuentas con las reglas del instituto. El director Stefano Fava le impuso el castigo de dejarlo fuera de clase durante 10 días: «Es un problema de legalidad. La escuela, además de conocimientos, debe enseñar a los jóvenes a respetar las leyes. No es legal esa venta en el centro y además se podía causar problemas de seguridad alimentaria», manifestó el director.

Molesto con la sanción, el joven se lamentó de que mientras él era castigado, en el instituto los pequeños traficantes de droga la vendían sin problemas. Antonio actuó pensando en su familia y siguiendo el sueño de convertirse un día en comerciante: «Mi sueño sería abrir un local para que pueda trabajar mi familia y mis hermanos. Me gusta la relación con las personas. Pero es un sueño muy difícil porque mi padre es obrero y solo disponemos de su salario». Con orgullo, su padre lo defendió así: «Es bravo y tímido: No fuma, no se droga, no bebe, no tiene piercing ni tatuajes».

La noticia tuvo gran repercusión en las redes sociales hasta el punto de convertirse en viral. El joven fue elevado por muchos casi a héroe nacional. Recibió incluso varios reconocimientos como el que le dio la Fundación Luigi Einaudi por su “espíritu empresarial”, premiándolo con 500 euros.

Tras los aplausos al joven «emprendedor» ha llegado la desventura de manos de la policía municipal de Moncalieri. Los agentes se han presentado en su casa para presentarle la notificación de una multa por realizar «una actividad comercial ilícita» al violar las reglas del comercio. La sanción es de 5.176 euros, es decir, casi 400 euros más de lo que representaron sus ganancias durante dos años.

Bill Gates en el garaje

Un par de abogados se han hecho cargo de su defensa, de forma gratuita, considerando que la decisión de multarlo no tiene ni pies ni cabeza, según el letrado Bruno Tinti . Este joven es hijo de una familia modesta. Pero eso nunca lo deprimió y buscó un modo para ayudarla. Encontró una oportunidad que no daba fastidio a nadie. Y la aprovechó. Me viene en mente la frase de quien decía que en Italia uno como Bill Gates estaría todavía en su garaje”.

Concuerda con la opinión del abogado Bruno Tinti el director de «Linkiesta», Francesco Cancellato, quien ha escrito un artículo a favor del estudiante con este titular: «Viva el joven que vendía las “merendine” en la escuela, abajo la Italia enemiga de la innovación”. Cancellato añade: “Es una lección fantástica para comprender lo que es Italia: un país conservador en el que se enseña a no innovar».

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