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Una mujer «moderna y autónoma» no puede ser víctima de violencia doméstica, según un juez portugués

Polémica en el país vecino por la sentencia de un magistrado que absuelve a un hombre de malos tratos después de numerosas palizas

Francisco Chacón

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El juez portugués Carlos Oliveira da la nota con una sentencia que absuelve a un hombre acusado de violencia doméstica porque la víctima es «una mujer moderna, consciente de sus derechos, plenamente autónoma y con salario propio», premisas que a su parecer le otorgan la facultad de abandonar la relación si tan descontenta estaba.

El fallo del Tribunal de Viseu, que acaba de ser objeto de un recurso en la Audiencia Provincial de Coimbra, no cesa de levantar la indignación entre los colectivos feministas. Mucho más cuando asegura que las víctimas de este tipo de situaciones suelen ser «esposas sumisas», un perfil en el que la afectada no encaja, según él.

Los hechos se remontan a 2014, cuando una mujer casada presentó una denuncia contra su marido después de varios años recibiendo golpes . Este último llegó a empujarla escaleras abajo, y hasta fue el culpable de un aborto que tuvo, principal consecuencia de una de sus habituales palizas.

Las pruebas en contra del esposo, quien dormía con una escopeta bajo el colchón, comenzaron a acumularse a lo largo de las investigaciones policiales: un sinfín de amenazas, huellas físicas de los malos tratos, etc.

El calvario de la víctima llevó a las autoridades a poner en marcha el sistema de vigilancia electrónica… y, sin embargo, todo este arsenal inculpatorio no ha sido suficiente para el juez de la discordia.

Tanto es así que, cuando ella explicaba su sufrimiento, Carlos Oliveira llegó a replicarle con una pregunta a bocajarro: si alguna vez había tenido relaciones extramatrimoniales. El resultado es que se permite justificar hasta las amenazas de muerte que le profirió el marido ya que, para el magistrado, eran intentos por salvar el matrimonio.

Más frases del juez que llaman la atención: «Ha quedado demostrado que [la mujer] posee un carácter fuerte e independiente y por eso es difícilmente creíble que aceptara tantos actos de abuso por parte del acusado y durante tanto tiempo, sin denunciarlos. La señora no tiene hijos, por lo que no había nada que le impidiese abandonar la casa que compartían».

Para colmo, también recoge la sentencia: «Ciertamente, si alguien me empujase por las escaleras abajo y yo me lesionase, haría todo lo posible para quejarme contra quien fuera el responsable de esa agresión».

Este episodio se produce solo unas semanas después de otra sentencia polémica: la del magistrado Joaquim Neto de Moura , del Tribunal de Apelación de Oporto, quien justificó la violencia contra una mujer que había sido adúltera con anterioridad , aunque finalmente ha sido expedientado por el Consejo Superior de Magistratura.

Hasta el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, tomó cartas en el asunto y declaró que el Portugal de hoy no puede permitirse ofrecer esa imagen al mundo.

Neto de Moura se atrevió a citar pasajes de la Biblia para explicar su argumentación y repudiar la actitud de una mujer que le había sido infiel a su marido, pero que posteriormente sufrió malos tratos por parte de él y también de su amante.

«El adulterio de la mujer es un gravísimo atentado al honor y la dignidad del hombre. Existen sociedades en las que la mujer adúltera es lapidada hasta la muerte. En la Biblia, podemos leer que la mujer adúltera debe ser castigada con la muerte», se atrevió a especificar el juez en cuestión a lo largo de la sentencia.

Las reacciones no se hicieron esperar : convocatoria de diversas manifestaciones de protesta, los obispos le pidieron que no se le ocurriera invocar más las Sagradas Escrituras, los juristas solicitaron que se le impida juzgar otros conflictos de semejante índole, las asociaciones feministas en pie de guerra.

Además, era reincidente. Un año atrás, no se le había ocurrido otra cosa que proclamar: «Una mujer adúltera es una persona falsa, hipócrita, desleal, que miente, que finge, que engaña. Carece de legitimidad moral». E incluso prosiguió: «No sorprende que una mujer adúltera recurra al embuste, a la farsa para esconder su deslealtad. Y eso puede pasar por acusar al marido o al compañero de malos tratos».

En ningún momento se puso en entredicho la existencia de los ataques violentos contra la protagonista de este caso y el ex marido y el ex amante llegaron a ser condenados a cumplir pena de cárcel. Pero, a continuación, el juez dejó en suspenso la aplicación de ambos castigos.

Los hechos se produjeron en 2015, cuando la víctima presentó su denuncia en las dependencias del Tribunal de Felgueiras y la formalizó una vez cortadas las relaciones con el hombre con quien se había casado y con el amante posterior.

Con todo, ni Carlos Oliveira ni Joaquim Neto de Moura han sido los únicos magistrados portugueses objeto de polémica en casos de violencia doméstica, pues recientemente uno invocó el insólito argumento de que la sexualidad de la mujer apenas tiene importancia a partir de los 50 años.

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