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Muere Pablo Ráez tras su lucha sin cuartel contra la leucemia

El joven de 20 años había recibido un trasplante para su médula, que acabó rechazando

J. J. MADUEÑO

Al final la historia no tuvo un final feliz. Pablo Ráez perdió la guerra contra la leucemia. Lo hizo rodeado de los suyos en casa y luchando hasta el final. Siempre lo hizo. Nunca decayó. Era «un titán» y, como vaticinó, con él sólo ha podido la muerte. El trágico desenlace se conoció en la tarde del sábado por un mensaje de su tío, David Dorado, en Facebook. «Mi sobrino, Pablo Ráez, acaba de fallecer. Fuerza Ráez», escribió sobre las 18.30 horas. Posteriormente sustituyó el comentario por un crespón negro y una foto del joven, en la que salía haciendo el gesto viral de «Siempre Fuerte». Ese fue su lema hasta que la enfermedad truncó el sueño.

La suya ha sido una lucha ejemplar contra la enfermedad. «He sobrevivido a una guerra mundial», aseguró Pablo a ABC , tras recibir el alta hospitalaria y mientras encaraba con esperanza una segunda posibilidad de donación de médula. El 25 de enero anunciaba la peor de las noticias sobre su evolución. «Hay más células mías que del donante. Un 80 por ciento de células mías y un 20 por ciento del donante. A estas alturas del trasplante debería ser como mínimo al revés». Con esas palabras explicaba el rechazo que estaba sufriendo del último trasplante de médula. Desde entonces sólo un par de fotos y el silencio. La lucha callada por sobrevivir que, en esta ocasión, no obtuvo recompensa.

Pablo destacó por ser un faro en medio de la oscuridad. Su vitalidad y ganas de vencer se volvieron virales. Fue por sus desinteresadas ganas de ayudar, pese a todo. Se estaba muriendo, pero no dejaba de pedir donantes de médula para aquellos que estaban en su situación. Las redes sociales ardieron con el «reto un millón ». La donación de médula multiplicó sus números gracias un joven deportista que se olvidó de que necesitaba un donante, para concienciar al mundo de que la gente debía donar porque era «algo indoloro que puede salvar vidas».

Pero en su caso no fue así. Pablo se sometió a dos trasplantes. Ambos fallidos. El primer rechazo estuvo a punto matarlo, pero no lo consiguió. «Pensaba que me iba, pero saqué fuerzas», reconoció en una entrevista con este medio. Sobrevivió, se hizo viral tras aquel intento fallido de acabar con la enfermedad. La leucemia persistía y los médicos avisaron de que había un 60 por ciento de posibilidades de que muriera en un segundo trasplante. Pero no se detuvo. Como reconoció, la única meta era «estar sano».

La segunda médula llegó llena de esperanza desde Estados Unidos y con un 80 por ciento de compatibilidad con Pablo. El joven estaba animado, pese a saber los riesgos y las posibilidades de que no saliera bien. Resultó con un resto del cuatro por ciento de leucemia en su organismo, pero con la idea de superarlo. No ha podido ser. Y cuando la oscuridad se cernió sobre el destino escribió: «Disfrutemos cada día, que es único. Empiezo a valorar las cosas de una manera increíble y de verdad que la vida sabe mejor así. Amad todo lo que forme parte de la vida y disfrutad de todo lo que forme parte de la vida, no os arrepentiréis».

Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno, se ha hecho eco de la noticia en su Twitter y ha mandado un afectuoso saludo a su familia.

También la presidenta andaluza, Susana Díaz, se ha manifestado sobre la pérdida del joven.

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