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«El maltratador siempre quiere aniquilar la relación, incluido los hijos»

Los expertos en violencia de género advierten de que el agresor que tiene antecedentes «siempre reincide»

Un coche funebre sale del hospital de La Paz donde un hombre, de nacionalidad chilena, y su hija de un año han muerto hoy cuando el primero se ha arrojado con la pequeña desde una ventana EFE
Laura Daniele

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Causar el mayor daño posible a la pareja es el principal motivo que lleva a algunos maltratadores a acabar con la vida de sus propios hijos. «Te voy a dar donde más te duele», fue al parecer la última frase del joven chileno a su mujer antes de arrojarse al vacío con su hija en brazos desde una habitación del hospital de La Paz.

«Cuando la pareja corre el mínimo riesgo de separación, es muy probable que el agresor quiera aniquilar todo lo que ha formado parte de esa relación, y eso incluye también a los hijos», explica el profesor del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, Santiago Boira, y autor de varios libros sobre hombres maltratadores, agresión y violencia.

Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, quince menores han sido asesinados en casos de violencia de género desde 2013 –por hombres con los que su madre mantenía o había mantenido una relación sentimental, sean sus padres o no–. Por años, seis menores fueron asesinados en 2013, cuatro en 2014, cuatro en 2015 y uno en 2016.

En la mayoría de los casos, sus asesinos «no son psicópatas ni enfermos mentales», explica Elena Arderius, psicóloga y coordinadora del Centro de Acompañamiento Integral a la Familia de la Universidad Francisco de Vitoria. «Se trata de personas con una baja autoestima, que necesitan reforzarse a sí mismos dominando a su pareja. Y siempre tienen muy claro cómo hacer daño a costa de quien sea y lo que sea», explica Arderius, quien reconoce que a pesar de que la mayoría no sufre ninguna enfermedad mental algunos sí padecen un trastorno de la personalidad. «Están afectados a nivel emocional y eso hace que no tengan nada de empatía hacia su pareja o sus hijos», apunta.

Un daño planificado

Para Marta Monllor, trabajadora social y directora técnica de la Fundación para la Convivencia Aspacia, el deseo del maltratador de hacer daño «no es un arrebato», sino «una forma plantificada y cruel de ejercer el poder sobre la otra persona».

La experta además puntualiza que las víctimas menores de la violencia de género «lo han sido siempre, sólo que ahora se les da mayor visibilidad, por el impacto social que generan».

Después de 42 años asesorando a mujeres que padecen violencia de género, Ana María Pérez del Campo, no duda en señalar que los maltratadores «siempre son reincidentes». «Puede que en este último caso la violencia ejercida hacia la segunda mujer fuera solo piscológica y que ella no fuera consciente, pero la reincidencia está por descontada», señala la presidenta y fundadora de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas.

Según fuentes de la investigación, el joven de 27 años tenía un antecedente por malos tratos con su pareja anterior. La mujer, en las primeras declaraciones ante los agentes de Homicidios, destacó que la relación entre ambos era «normal» y que no se esperaba en ningún momento la reacción de su pareja.

Para Pérez Campol, solo «la cobardía» explica el suicidio de muchos hombres después de matar a su mujer o a sus hijos. «Son incapaces de afrontar los años de cárcel que les espera», afirma la experta en Derecho Matrimonial.

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