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Mascotas

Lesiones del «rasca y pica» de gatos y perros

El prurito o picor es una sensación cutánea desagradable que provoca un deseo incontrolado de rascarse, lamerse, morderse o frotarse la piel

ABC

Carmen Aniorte

Nuestro perro se rasca. Lo hace con las patas de atrás. Parece estar tocando la guitarra, con frenesí. Pero es tan inusitado, tan compulsivo y tan repetitivo que parece haber agotado todo el tiempo en realizar esta acción. Se rasca una y otra vez, y por supuesto, la noche ha sido de escándalo, ni la mascota ni su propietario han conciliado un sueño reparador. Los gatos son menos escandalosos normalmente. Parecen más reservados a la hora del rascado e incluso, puede llegar a pasar desapercibido.

«Son un poquito mas estoicos y parecen aguantar pero, pasadas unas horas los efectos de su mas disimulado rascado, puede aparecer devastador: región facial pelada y sangrante, flancos “alopecicos” (sin pelo) o vientre “afeitado”. Todo ello se lo han hecho ellos solitos en respuesta al picor intenso », comenta Javier Álvarez de la Villa. Es pues el «rascado», una causa de suficiente entidad para acudir a una consulta Veterinaria.

Produce dermatitis, la piel se inflama y cada vez pica más, reclamando mayor entrega en el rascado…. me pica, me rasco; me rasco, me pica….. Al final, la piel no sólo se torna roja y eritematosa, si no que comienza a erosionarse produciendo erosiones y sangrado. «Son lesiones auto traumáticas que nuestros pequeños animales se generan a sí mismos. En el Centro Veterinario es preciso aliviar este transtorno. Para ello hay remedios de eficacia inmediata que se administrarán con una simple inyección subcutánea. Pero, no se olviden, más importante será determinar la causa del insidioso acto. Es decir, la etiología exacta del proceso, pues a parte del tratamiento sintomático, será imprescindible eliminar de raíz la causa primigenia», asegura el veterinario consultado.

El proceso diagnóstico conlleva una detallada anamnesis o recolección de datos pasados que puedan, por sí mismos, aportar luz y así dar con el origen. Por ejemplo, si la causa es alergia ambiental, podemos constatar en las respuestas que el picor se presenta todos los años en primavera. Pues bien, si es así y se han eliminado todas las otras causas, podremos tratar con diferentes estrategias la alergia de nuestro perro o gato. Las alergias estacionales son frecuentes. Veamos algunos de sus síntomas: picor estacional, otitis recidivantes (trastorno que tiende a reaparecer después de un período de curación), estornudos, dermatitis, chupado compulsivo de patas y vientre, piel ennegrecida, calvas.. «El tratamiento incluye antihistamínicos, antiinflamatorios , ácidos grasos e incluso preparación de vacunas de alergia,,si el caso lo requiere», comenta el doctor del Centro Veterinario Víctor de la Serna .

La temina tiña

En otros casos, nuestro perro o gato puede aparecer con un manto cutáneo cuajado de pequeñas manchas alopecicas (sin pelo). Además puede acompañar una pequeña caspa. Tiene un aspecto «tiñoso», como apolillado y sin brillo. Y lo que es aún peor, algún miembro humano de la familia luce pequeñas manchas circulares en brazos y otras zonas de contacto. Aquí tenemos la temida tiña.

«Tras la realización de las pruebas adecuadas ( lámpara de Wood, cultivo en agar y microscopia óptica), estamos seguros. Cuando los propietarios conocen la noticia, enmudecen, comienzan ellos también a rascarse suavemente, pero sienten que todo les pica aún más. Es una respuesta que se produce, lógicamente, una respuesta de hipocondría y aprensión que no ha de avergonzar, es natural», comenta el doctor Álvarez de la Villa.

En el caso de la tiña, el veterinario actúa como garante de la salud pública. Esta enfermedad es sumamente contagiosa. Los gatos pueden ser más protagonistas que los perros. Pudo tratarse de un gatito recogido o de un gato comprado que se suponía perfecto, pues así lo pagamos al recogerlo y además se nos aseguró. Tanto en un caso como en el otro lo primero que hay que hacer es acudir al veterinario para que lo examine y detecte algún tipo de enfermedad o problema de piel.

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La buena noticia es que se puede prevenir y se puede curar. La prevención pasa por una primera consulta de reconocimiento. En la misma se determina si nuestra mascota puede ser portadora o transmisora, evitándose todo el problema de raíz. Pero si el problema ya ha aparecido, tras su diagnóstico se realizará un tratamiento expeditivo sobre nuestra mascota y, además, se actuará enérgicamente sobre el hogar. Vemos con este ejemplo, cuán importante es el diagnóstico también en beneficio de nuestra propia seguridad.

El comer como el rascar

Pero el tema del rascado no acaba ahí. El rascado es un signo. Un signo de capital importancia porque nos avisa que algo no va bien. Otro grupo de mascotas puede rascarse con tanto frenesí que llegan a lacerar gravemente su piel. En el centro veterinario se realizó un raspado cutáneo. En el microscopio aparecen ahora pequeños ácaros (cuatro pares de patas). Cuando el propietario los observa, siente una posible mezcla de lástima, sorpresa, alarma y repugnancia y cómo no, comienza a rascarse disimuladamente víctima de una especie de instinto e hipocondría.

No es para menos, el cuadro clínico en ocasiones es aterrador, no en balde la expresión «perro sarnoso» se ha utilizado infinidad de veces en cine y literatura. La buena noticia es que, gracias al picor y al protocolo diagnóstico el tratamiento otra vez expeditivo y etiológico curará sin duda al paciente. El veterinario otra vez actúa como garante de la salud pública; es ciertamente reseñable, no lo olviden.

Las pulgas

Polen, dermatofitos de la tiña, ácaros de la sarna……pero todavía hay más. Hablamos ahora de un famoso saltador y corredor que esquivo y furtivo se mueve como «pez en el agua» en el bosque piloso de nuestra mascota. Nos estamos refiriendo a la pulga. Otro gran problema, ya que pueden invadir ,a parte de a nuestra mascota, a nosotros mismos La infestación se ha producido y será difícil de eliminar, pues huevos, larvas y adultos se esconden en alfombras, camas, sillones y rendijas para colonizar y perpetrar su acción parasitaria por largos períodos de tiempo. De nuevo el diagnóstico es esencial.

«Sólo conociendo la causa estricta podremos actuar. Se tomarán enérgicas medidas de desinfectación del hogar con productos veterinarios específicos, y se tratará, cómo no, a nuestra desesperada mascota», comenta el veterinario Javier Álvarez de la Villa. Las pulgas además, caso curioso, pueden originar dermatitis aguda. Traducido, una sola pulga picó a nuestro querido perro o gato y como consecuencia, apareció un prurito (picor) intenso que se perpetuo durante uno o varios meses.

Para más inri, el perro o el gato la ingiere en su acción de rascado con la boca y encima se contagia de parásitos internos (Dipylidium). Qué fatalidad! Existen más causas de rascado , creannos (picaduras de insectos, alimentos en mal estado, alergia alimentarias, etc….), pero nos conformamos con dejar claro el papel de señal y alerta de este molesto signo, el picor y su acompañante el rascado. Es cierto, nos avisan que algo va mal, que puede ser contagioso y que será preciso diagnosticar en un Centro Veterinario para su radical y específico tratamiento liberador .

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